Desayunos Económicos / N. D. ■
Silicon Valley Bank, Credit Suisse, Deutche Bank… Los acontecimientos de los últimos días han hecho recordar a muchos el tsunami financiero que vivimos en 2008, pero todos los expertos coinciden en señalar que, más allá de la crisis de confianza, lo de ahora parece más un momento de inestabilidad que una crisis en toda regla. Los expertos que han colaborado en esta ocasión con nosotros –el catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia y director de Estudios Financieros de Funcas, Santiago Carbó; la profesora titular de Economía Financiera de la UCM, Mónica Melle; la analista del área de Economía y Mercados en AFI, Luciana Taft ,y el analista económico y profesor del IEB, Juan Pedro Marín Arrese–, confían en la fortaleza de los bancos españoles y creen que, aunque indefectiblemente parte de estas turbulencias se trasladarán a la economía real, no parece que asome una recesión en el horizonte.
Las autoridades europeas están en alerta después de que la crisis del Silicon Valley Bank, acabara cruzando el charco y obligara al rescate de Credit Suisse y, por último, hiciera tambalear al Deutsche Bank arrastrando en Bolsa a continuación a todo el sector financiero del Viejo Continente. ¿Estamos ante una nueva crisis financiera como la que hizo tambalear los cimientos de la economía allá por 2008? “Yo creo que es algo muy distinto a lo que ocurrió en 2008. Es simple que hay subida de tipos de interés, hay tensión en algunos bancos y a veces hay crisis bancarias y esta subida ha sido muy marcada, pero se podría aliviar, si fuera un caso extremo, bajando los tipos , porque realmente lo que lo que se ha producido es que, por la subida de los tipos, se ha depreciado, ha perdido valor buena parte de los bonos que se tenían con cero de rendimiento o con rendimiento negativo”, explica el Catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia y Director de Estudios Financieros de Funcas, Santiago Carbó. “Y aunque hay riesgos, en este caso no tenemos las hipotecas subprime ni nada por el estilo, ni el ‘burbujón’ inmobiliario terrible de promoción y suelo que había en España o en Irlanda. Es algo muy distinto”. “Ahora bien, puntualiza- la falta de confianza es algo que ha ocurrido en la historia y lo que tienen que hacer los reguladores y las entidades financieras es reforzar esa confianza. Vamos a ver si este movimiento de depósitos por encima del límite que cubre el Federal Deposit Insurance Corporation (FDIC) se para, porque realmente todo esto está ocurriendo más en Estados Unidos, donde las empresas mueven sus depósitos con mayor rapidez, que en Europa.
Santiago Carbó: “Aunque hay riesgos, en este caso no tenemos las hipotecas ‘subprime’ ni nada por el estilo, ni el ‘burbujón’ inmobiliario terrible de promoción y suelo que había en España o en Irlanda. Es algo muy distinto a la crisis de 2008”
“Podemos ver una traslación a la economía real, pero no solamente porque se cierre el grifo porque algunas entidades quieran tener más cautela. Es que realmente la subida de tipos va a suponer un cierto endurecimiento del crédito, aunque sea vía precios”
En Europa también puede ocurrir y no dudo que un banco como el Deutsche Bank haya podido tener su presión, pero no es lo mismo. Es decir, la rapidez con la se mueven los depósitos en Estados Unidos ante determinadas noticias, no es lo mismo que aquí. Con esto no estoy diciendo que esto ha pasado ya, creo que va a seguir habiendo volatilidad e incluso sustos. Y a partir de los sustos no sabe lo que puede pasar. Esto se sabe cómo empieza, pero no como termina”. “Lo que estoy diciendo es que hay muchas diferencias. Por señalar alguna similitud, es cierto que hay un poco de ruido con lo que se llama el comercial real state en Estados Unidos, no tanto el de hipotecas para familias sino todo lo que es la construcción para edificios para oficinas etcétera, ahí parece que sí que hay algo de exposición y que puede haber algún problema, pero no estamos hablando para nada de la magnitud de la anterior crisis”
La profesora titular de Economía Financiera de la UCM, Mónica Melle, está muy de acuerdo en que esta crisis es totalmente diferente. “Principalmente porque precisamente la crisis de 2008 provocó una mayor regulación y supervisión del sistema financiero. Ahora está sometido a requisitos de capital y liquidez mucho más estrictos y a test de estrés anuales. Además, las autoridades monetarias han reaccionado de forma diferente garantizando liquidez para no llegar a una crisis bancaria”.
Luciana Taft, analista del área de economía y mercados en AFI, se une al convencimiento general de que estamos atravesando un evento de inestabilidad financiera, pero que dista muchísimo de la Gran Crisis Financiera de 2008-2009. “En el momento actual, señala, existen problemas puntuales en la banca regional estadounidense, que comenzaron con el SVB (que presentaba una elevada exposición al sector tecnológico por el lado del pasivo y al aumento de tipos de interés por el lado del activo). En Europa, los problemas de gestión y crisis en Credit Suisse generaron incertidumbre sobre mercados puntuales como la deuda bancaria híbrida (CoCos). Aunque quedan flecos de riesgo de mercado a vigilar, por ejemplo, el papel relacionado al Commercial Real Estate en EE. UU, señala Taft, como ya ha hecho también Carbó-, no se trata de una crisis de solvencia y morosidad como la vivida en 2008. Con la menor liquidez global y la mayor incertidumbre, el mercado seguirá buscando vértices de riesgo” Y la gran diferencia, de acuerdo con Mónica Melle es que “la actuación de los bancos centrales y tesoros (de forma coordinada) para proveer liquidez y garantizar depósitos a ambos lados del Atlántico ha resultado clave para permitir que la incertidumbre haya comenzado a menguar (aunque continúa elevada). Distintas medidas de riesgo de crédito apuntan en esta línea de que no estamos ante un evento de estrés extremo, como la deuda bancaria, el crédito corporativo de grado especulativo, el riesgo periférico europeo o, incluso, medidas de riesgo en los mercados emergentes”, concluye.
Mónica Melle: “Esta crisis es totalmente diferente, principalmente porque precisamente la crisis de 2008 provocó una mayor regulación y supervisión del sistema financiero. Ahora está sometido a requisitos de capital y liquidez mucho más estrictos y a test de estrés anuales”
“Indudablemente se notará en un menor crédito, ya que las entidades extremarán aún más el cumplimiento de las ratios de liquidez y capital. También afectará la subida de tipos a ese menor crédito. Y ello ralentiza el crecimiento, pero no veremos recesión”
Para el analista económico y profesor del IEB, Juan Pedro Marín Arrese, la actual inestabilidad que afecta a la banca se encuentra muy alejada del generalizado desplome iniciado en 2008. “Con todo, ninguna entidad puede soportar un ‘bank run’. Basta que cunda el pánico para laminar a cualquier entidad, por sólida que parezca sobre el papel. De poco sirven los baluartes de solvencia y liquidez edificados en los últimos años frente a súbitas ráfagas de especulación que sólo cesan cuando pierden hasta la camisa quienes apuestan en exceso a la baja. De momento, ha quebrado el Silicon Valley Bank por su pésima política de inversión y gestión de riesgos. Colocar dos tercios de los activos en bonos, mayoritariamente soberanos, reconociendo sólo una mínima parte de sus pérdidas latentes bajo la excusa de mantenerlos en balance hasta vencimiento, constituía toda una temeridad. Sólo explicable por escapar esta entidad por su tamaño a una supervisión como es debido. El banco se encontraba ya en práctica quiebra técnica cuando la Fed encadenó sus subidas de tipos. Para colmo, el SVB liquidó las coberturas de los títulos en venta en un desesperado intento de maquillar los resultados. Con estos mimbres, lo que sorprende es cuánto tardó en derrumbarse. El inoportuno comunicado del principal accionista del Credit Suisse fue la puntilla de una entidad que ha encadenado escándalos y pérdidas multimillonarias. Por si fuera poco, el plan de salvamento ideado por las autoridades suizas ha acabado por exacerbar los ánimos de los bonistas AT1, propagando elevadas dosis de desconfianza al sector en su conjunto”.
¿Se trasladará a la economía real?
El miedo a que esta crisis financiera se traslade a una economía que lidia en estos momentos con una elevada inflación entre otros problemas, es grande, aunque ninguno de los analistas piensa que exista posibilidad de una recesión. “Indudablemente se notará en un menor crédito, ya que las entidades extremarán aún más el cumplimiento de las ratios de liquidez y capital. También afectará la subida de tipos a ese menor crédito. Y ello ralentiza el crecimiento, pero no veremos recesión”, señala Melle.
“Podemos ver una traslación a la economía real sí, señala Carbó por su parte, pero no solamente porque se cierre el grifo ante que algunas entidades quieran ser tener más cautela. Es que realmente la subida de tipos va a suponer un cierto endurecimiento del crédito, aunque sea vía precios. Pero si, pudiera ocurrir que al final se cerrará el grifo si no se actúa adecuadamente, si los bancos centrales no actúan probablemente dando la suficiente liquidez, dando la suficiente confianza. “Pero … ¿recesión?”, se pregunta. “Pues la estamos esperando desde hace un año y no ha llegado. No sé si está nueva vuelta de tuerca financiera y de crisis de algunos bancos americanos y de Credit Suisse puede llevar la recesión en Estados Unidos, por ejemplo, pero mientras resista el mercado de trabajo no lo veo, porque la gente consume”. En cualquier caso, y deja una puerta abierta, “aún es pronto para ver si va a haber recesión”.
“En todo caso, apunta Taft, el aumento de la aversión al riesgo limitado y el tensionamiento de las condiciones financieras tendrá efectos sobre la economía real. Al aumento de tipos de interés acometido por los bancos centrales en el último año hay que añadirle la restricción en las condiciones de crédito que comenzarán a trasladar los bancos. El daño a la actividad muy probablemente se va a acelerar. En este sentido, tendremos, a nivel global y sobre todo en el mundo desarrollado, un mayor daño cíclico en la segunda mitad de año que se dejará sentir en el crecimiento medio de 2024. En el caso de España, aunque probablemente el crecimiento en el primer trimestre de este año sea mejor al anticipado inicialmente, tendremos un enfriamiento (con caídas moderadas del PIB) a partir del segundo trimestre, antes de comenzar a recuperarse hacia finales de año”.
Luciana Taft: “En Europa, la crisis en Credit Suisse generó incertidumbre sobre mercados puntuales como los CoCos. Aunque quedan focos de riesgo a vigilar como el papel del Commercial Real Estate en EE UU no se trata de una crisis de solvencia y morosidad como la de 2008”
“La banca española se ha recapitalizado en los últimos diez años mejorando significativamente la solvencia de las entidades; la tasa de morosidad mantiene una tendencia de caída y las ratios de liquidez se mantienen por encima del límite regulatorio”
Para Marín Arrese, las crisis puntuales de bancos no ejercen un impacto apreciable sobre la actividad. “Pero, de persistir la inestabilidad y traducirse en un encarecimiento del coste del crédito a medio y largo, amén de menor apetencia de la banca a asumir riesgos, los efectos se dejarán notar. Con todo, lo peor es la pérdida de confianza de indudable impacto negativo sobre la economía”.
El Deutsche Bank y la banca española
“El Deutsche Bank ya en 2008 dio señales de debilidad, pero al ser un banco tan grande e importante para Alemania se evitó su rescate”, señala Mónica Melle. Aún así, señala Carbó, “creo que el Deutsche Bank tiene mejores fundamentos de lo que fue el comportamiento en la bolsa de hace unos días. Creo que hace 3, 4 años sí que había algunas dudas. En este momento se ha saneado bastante, tiene un modelo de negocio más claro, es más rentable, más solvente…ojalá no vuelva a haber en un episodio de desconfianza, porque la desconfianza es realmente una cosa muy extraña que a veces no sabes ni por qué ocurre”.
De acuerdo con esta idea, Marín Arrese apunta que el Deutsche Bank se ha convertido en la siguiente diana de esta cacería. “Un banco sólido con elevadas tasas de capital, holgada liquidez y contabilizando toda su cartera de títulos (120 mil millones) a precios de mercado, sin riesgo de incurrir en pérdidas latentes. ¿En qué falló? Al anunciar en pleno viernes negro de la banca la amortización de su deuda AT1 en dólares. En suma, perdió los nervios y engordó con su paso en falso el caldo especulativo. Frente a tamañas derivas, sólo cabe cortarlas de raíz antes de que cobren cuerpo. A fuerza de liquidez y llegado el caso, garantizando la totalidad de los depósitos e, incluso, los bonos emitidos. Toda indecisión, toda tibia respuesta, acaba a la postre saliendo bastante más cara”.
En cualquier caso, ninguno de nuestros analistas cree que deba haber preocupación por el sector bancario español. “esta fuerte”, señala Melle. “Tras el rescate de más de 60.000 millones de euros, según el Tribunal de Cuentas, la supervisión de la Autoridad Europea Bancaria pone de manifiesto que cumplen sistemáticamente con los test de estrés con buena calificación”.
Juan Pedro Marín Arrese: “El Deutche Bank, un banco sólido con elevadas tasas de capital, holgada liquidez y sin riesgo de incurrir en pérdidas latentes, ¿en qué falló? Anunció en pleno viernes negro la amortización de su deuda AT1 en dólares. Perdió los nervios y engordó el caldo especulativo”
“Las crisis puntuales de bancos no ejercen un impacto apreciable sobre la actividad. Pero, de persistir la inestabilidad y traducirse en un encarecimiento del coste del crédito a medio y largo, amén de menor apetencia de la banca a asumir riesgos, los efectos se dejarán notar”
“Efectivamente, señala Carbó, yo por ahora no tengo ningún miedo por ningún banco español, lo digo sinceramente. Sabemos que la bolsa puede castigar a unos más que a otros, pero yo en este momento no temo porque el sector bancario español está fuerte y aunque no es inmune a los golpes incluso exteriores, ahora no tenemos una burbuja propia, no tenemos la debilidad dentro de casa y yo creo que eso es determinante muy determinante. Están bien provisionados es verdad que están mejor capitalizados, todo eso está mejor. Evidentemente si ocurrieron la crisis internacional se verían afectados porque si afecta el mercado interbancario pues se verían afectados, pero en general el sector bancario español está en las circunstancias bastante diferentes a las de hace 10 años yo estaría en ese sentido tranquilo eso sí sin decir que es inmune. Inmune no, porque evidentemente si ocurriera una crisis financiera internacional nos veríamos afectados”.
Luciana Taft cree que hay razones para el optimismo en cuanto a la fortaleza del sistema bancario español, que de hecho se ha mostrado resiliente, en términos relativos, ante los últimos acontecimientos. Y explica: “La banca se ha recapitalizado en los últimos diez años mejorando significativamente la solvencia de las entidades; la tasa de morosidad mantiene una tendencia de caída hasta alcanzar el 3,5% a cierre de diciembre (se estima una leve subida, en línea con el enfriamiento económico pero muy limitada), y los ratios de liquidez se mantienen por encima del límite regulatorio”.
Jose Luis Martinez Campuzano, portavoz de la AEB , señala que ”el modelo de la banca en Europa y la banca española no tiene nada que ver con el del SVB. La Junta Europea de Riesgo Sistémico ya había advertido hace pocos meses sobre la necesidad de estar preparado para el deterioro de la actividad económica y la inestabilidad de los mercados financieros en un contexto de normalización de los tipos de interés oficiales. Y en línea con esa recomendación, los bancos españoles se han hecho muy sólidos, disponen de una base de depósitos diversificada y estable, sujeta a estricta supervisión y cumplen con exigentes requisitos de liquidez. Su rentabilidad es la mejor garantía de sostenibilidad y fundamental para seguir cumpliendo con su misión de financiar a las familias y empresas e impulsar la prosperidad”.
Bancos centrales: ¿qué pueden hacer?
¿Habrá un cambio de políticas por parte del BCE después de los últimos acontecimientos? “Pues va a depender de lo que ocurra en las próximas semanas en materia de estabilidad financiera. Si sigue habiendo ruido o hay temores de que más subidas pueden generar desconfianza en las carteras de bonos de algunas entidades, pues igual pausa, no tanto parar o cambiar, sus medidas. Volantazo, yo por ahora lo veo, a no ser que entráramos en una crisis muy grave y además eso lo podría hacer rápidamente, es decir bajar los tipos es muy rápido, pero claro, entonces perderíamos el control de la inflación que también preocupa y es una cosa que puede dañar la economía en el medio y largo plazo. Yo creo que va a esperar, la Reserva Federal yo creo que también hará lo mismo, aunque ahí la presión es mayor por tanto movimiento que está ocurriendo en los depósitos, sobre todo en la banca regional, que se están yendo a la banca más grande. Hay más ruido. Si el periodo de inestabilidad se parara o controlara de alguna manera, quizás la hoja de ruta, no digo que a la misma velocidad no digo con la misma intensidad, pero la inflación seguiría siendo prioritaria, y por tanto tarde o temprano puede que volviera a ver alguna subida de tipos al menos en la eurozona, en Estados Unidos hay más dudas y volver a subir los tipos la verdad que también está más por encima”, cree el Catedrático de Análisis Económico de la Universidad de Valencia y Director de Estudios Financieros de Funcas, Santiago Carbó.
La profesora titular de Economía Financiera de la UCM, Mónica Melle, tampoco cree que vaya a haber un giro. “Quizá una mayor gradualidad en la política de subidas de tipos, que se hará de un cuarto de punto en cada reunión, hasta alcanzar el objetivo de llegar a una inflación del 2 % en la zona euro. En la política de compra de deuda pública de los bancos y de inyección de liquidez, sin embargo, sí creo que será más cauto”, señala.
Por su parte, Luciana Taft, analista del área de economía y mercados en AFI, asegura que “nuestra visión es que la postura que están tomando los distintos bancos centrales es la adecuada por el momento, y en particular el BCE. Los datos de inflación, especialmente la subyacente, no dan visos de remitir y el BCE no debe mostrar un exceso de confianza, como lo demuestran los últimos discursos de miembros del Consejo. Continúa siendo relevante mantener la credibilidad. A su vez, se muestra una elevada sensibilidad a la situación del sector financiero, que no termina de estabilizarse. Aunque hoy no haya conflicto entre ambos objetivos, un deterioro sustancial y persistente de las condiciones financieras puede rápidamente derivar en un cambio de escenario”. “El BCE, continúa, tensionará algo más los tipos de interés, aunque es posible que disminuya el nivel de llegada e inicie el ciclo de las bajadas algo antes de lo anticipado previamente. En todo caso, nuestro sesgo es que los bancos centrales tienen que ser más sensibles a la situación actual y serán altamente dependientes de los datos, pero, al igual que ha ocurrido en estas dos últimas semanas, si la inflación no remite, el sesgo endurecedor puede ser algo mayor a lo descontado por el mercado hoy”.
El analista económico y profesor del IEB, Juan Pedro Marin Arrese, señala: “Se ha culpado de estos episodios a los bancos centrales por operar un endurecimiento monetario tan severo y acelerado. La elevación de tipos ha devaluado, sin duda, las carteras de títulos traduciéndose en pérdidas sensibles. Pero, el verdadero fallo reside en la supervisión. Resulta inconcebible que el SVB acumulara tamaña montaña de bonos sin recibir la más mínima amonestación. Como tampoco resulta razonable hacer abstracción de los deterioros de cartera con el pretexto de que el transcurso del tiempo se encargará de remediarlos. No es de recibo que las autoridades suizas otorgaran a los bonistas AT1 un trato bastante peor que el reservado a los accionistas, trasladando tamaña desconfianza al crítico mercado de deuda. Se han sucedido errores de bulto que explican el nerviosismo que atenaza hoy en día a los inversores, causando daños difíciles de revertir. En tiempos de tal incertidumbre, lo peor que podrían hacer los emisores es bajar la guardia y abandonar su lucha contra la inflación. Lanzarían la equívoca señal de que los balances bancarios se encuentran bastante peor de lo esperado”. Y añade: “si la estabilidad de precios resulta prioritaria, más perentorio se antoja asegurar la estabilidad financiera. Son objetivos no sólo compatibles sino estrechamente conectados. Los mercados de deuda se ven afectados por las mutaciones en las expectativas de inflación, más incluso que por los niveles de las tasas oficiales. Si los precios core mantienen su resistencia a la baja, asistiremos a pronunciados declives en la cotización de los títulos sea cual sea la política monetaria practicada. En suma, un encarecimiento del crédito a medio y largo, con incidencia directa en la actividad y la inversión. Los bancos centrales han tratado cuidadosamente de evitar dañar este vital mercado, operando un desengrase a bajo ritmo de sus abultados balances. No han evitado, sin embargo, que cobre cuerpo una elevada volatilidad en los tipos de mercado que conviene cortar de raíz cuanto antes. Sólo atajando la inflación se atemperarán las expectativas y se prevendrán los riesgos de tormenta financiera. Única modalidad de crisis realmente alarmante”.