Cultura & Audiovisual / Equipo Lux
La provisionalidad tiene un elevado precio, en este caso de audiencia. La media de febrero en La 1 ha sido inferior al 9% igualando el peor dato de su historia; hasta la gala de elección de la canción para Eurovisión logró poco más del 6%. Pese a su cambio de imagen, los informativos no remontan en espectadores frente a Antena-3 y Telecinco; algo delicado para un medio como TVE donde este área es importantísima y dispone de una de las mejores redacciones de Europa, a pesar de no tener tantos recursos económicos como otros grandes internacionales. En esta área, que importa muchísimo a políticos de todo signo, estos tres años significaron acercamiento al tratamiento profesional de los contenidos, alejándose de las consignas de otras épocas, y consiguiendo que la pública no estuviera en el ojo de la polémica de forma constante.
“Aunque la elección de Pérez Tornero para presidir la Corporación sea esperanzadora, el complicado sistema de elección de consejeros revela buena intención pero también muchas deficiencias”
Pese a ello, la llegada de Enric Hernández desde la dirección de ‘El Periódico de Catalunya’ a la nueva superárea de reciente creación donde se integraron los contenidos, y no sólo de los Servicios Informativos, sino del resto de la programación, no fue bien recibida por trabajadores y sindicatos. Como tampoco la presencia de productoras en estos temas. Se da la paradoja de que un espacio pluralista y de acertado diseño como ‘Las cosas claras’, con buen conductor como Cintora, genera críticas por aparecer una productora ajena en un ‘territorio sensible’ como la información, aunque se le llame ‘espectáculo de información’.
Los tres años con Rosa María Mateo al frente de RTVE se han caracterizado por una interinidad muy mala para los medios públicos desde cualquier punto de vista: económico, posicionamiento de imagen social, mercado… Casi atada de pies y manos en estos meses, empezando por las limitaciones del incierto presupuesto, el tiempo ha jugado en contra de la televisión pública, con una pérdida de audiencia de su primer canal y una incertidumbre sobre su ubicación y presencia en un universo digital y de mercado totalmente cambiante al de hace pocos años. Mateo ha hecho lo que ha podido, pero ir más allá era una aventura imposible para las contadas alforjas con las que podía desenvolverse.
En estos meses los partidos se pusieron trabajosamente de acuerdo en diseñar un sistema casi perfecto desde el punto de vista del garantismo para conseguir una radio y televisión alejada del viejo y lamentable modelo de ‘voz de su amo’ del Gobierno de turno, a la vez que prestadora a la ciudadanía de un servicio de calidad no sólo en cuanto a la promoción y difusión de las culturas, sino dentro de la oferta de un entretenimiento que no tiene por qué ser vulgar ni alienante. Pero el complicado procedimiento de elección no ha servido, por sus fallos constantes e imprevistos desde el punto de vista ‘técnico’, dejando en la cuneta el trabajo del llamado ‘comité de expertos’ cuando no había más remedio, para desatascar un procedimiento que se alargó demasiados meses y corría el riesgo de que RTVE acabara en la nada.
En uno de los inesperados ‘milagros imprevistos’ de la política española, PSOE y PP se pusieron de acuerdo con la aquiescencia de Unidas Podemos y PNV en negociar para que Congreso (6) y Senado (4) eligieran al Consejo de Administración tras las exposiciones públicas del mes de enero a los candidatos con sus planes, e independientemente de la puntuación obtenida, se eligieron contando con el imprescindible criterio de paridad. Es decir: un acuerdo político sacó adelante el proceso lleno de dudas, y no como en principio parecía deducirse dando prioridad a criterios exclusivamente técnicos.
“Indicadores más inmediatos de la nueva etapa: los nombres para las direcciones de TVE y RNE y el futuro de Enric Hernández”
Pese a ello, la forma como se ha llegado a ese acuerdo y a esa lista de consejeros según cuotas tiene aspectos no negativos. Empezando porque hay cautela respecto a evitar que se reproduzca el denostado modelo de medios gubernamentalizados de antaño. La elección de Pérez Tornero para la presidencia de la Corporación es esperanzadora desde una de las perspectivas del reto inmediato del Grupo RTVE: la inaplazable necesidad de posicionarse en el mercado digital, establecer alianzas con plataformas, estar presentes en ese universo de la nueva comunicación, generar contenidos dedicados especialmente a esos portales y nuevas ventanas… Además de algo tan imprescindible como la salvaguardia del futuro económico de la Corporación; tomar decisiones sobre la programación y la recuperación de audiencia. En este cometido P. T. puede moverse con soltura gracias a su formación y personalidad. Ahora, el primer test serán los nombres de las direcciones de TVE y RNE.
En paralelo, el engranaje del Consejo de Administración debe funcionar mejor que el de anteriores que también se manejaban por cuotas de los partidos. Con la tentación a evitar de que los enfrentamientos en las instituciones entre las siglas se reproduzcan también aquí. Aunque hay que decir que en el nuevo Consejo puede haber perfiles políticos muy definidos, casi todos tienen buen conocimiento e información, dado que la mayor parte ha pasado por TVE. La clave es que piensen más en los medios públicos y no tanto en el partido que los ha llevado.