Cultura & Audiovisual / Equipo Lux ■
Se habla de la zarzuela como espectáculo lírico-teatral, pero utilizando el pasado, no el presente, y con referencias a tiempos mejores para un género que en España llegó a ser tanto o más popular que la ópera o la opereta, con temporadas en las que zarzuelas (y revistas) llenaban las carteleras de las ciudades y se desplazaban por todos los rincones. Nada queda de ese pasado, y más allá de lo que pueda costar en cuento a términos económicos una producción de este tipo, una parte de su anterior concepto general pasó a mejor vida.
Las incorporaciones de nuevas obras se han producido a cuentagotas a partir de la segunda mitad del XX. En esta ocasión, ‘Trato de favor’ evita cualquier mirada hacia el pasado en clave de nostalgia (tan sólo una breve cita a ‘La rosa del azafrán’ expresada en tono de broma y desafinado). Se trata de un encargo de Daniel Bianco, director artístico de La Zarzuela hasta el próximo noviembre, al compositor de música para cine Lucas Vidal, y a Boris Izaguirre como libretista, con Emilio Sagi como director teatral. El paso de Bianco por la dirección del teatro se recordará por su interés en incorporar nuevos títulos al repertorio de la zarzuela.
“Boris Izaguirre (libreto) y Lucas Vidal (composición) reivindican el género desde la comedia disparatada y la ironía”
Para encontrar un referente de ‘Trato de favor’ hay que remontarse a un siglo atrás, 1914, cuando se estrenó ‘La corte de faraón’, que no es una zarzuela propiamente dicha, sino que tiene partes de opereta y de revista. Lo mismo le ocurre a ‘Trato…’, con una amplísima gama de estilos y referentes, del sinfonismo orquestal de la épica cinematográfica norteamericana (John Williams, por ejemplo) al pop, o al musical de Broadway, pasando por el minimalismo, la romanza, con ecos de música tradicional española (chotis, pasodoble…). Todo ello servido dentro de un mismo contenedor que sin embargo no chirría, y en la que la partitura alcanza momentos brillantes. Todo ello con el formidable trabajo del joven director musical Andrés Salado, que comparte el entusiasmo de la Orquesta de Madrid por esta composición nada nostálgica del ayer, pero en línea de continuidad con una trayectoria. Se puede decir que de todos los intentos de crear una zarzuela contemporánea casi todos fracasados, ‘Trato de favor’ es el que más se acerca al referente, con una propuesta abierta a públicos muy diversos.
‘Trato…’ es argumentalmente una comedia disparatada y ‘snob’ ajena al costumbrismo de los viejos libretos. Como director de escena, Emilio Sagi puede brillar en variadas facetas del teatro lírico, también en el musical o la revista, como ocurre en esta función-cruce de géneros. Lo que más sorpresa causa al espectador es la capacidad de autoparodia de figuras de la lírica a las que ni por asomo se podía imaginar en este tipo de facetas. Especialmente Ainhoa Arteta, que se presta a un juego histriónico desmontando prejuicios en este enloquecido argumento más allá de las convenciones.

Una diva del cine y la canción, Ana Mía, ha sido condenada a cumplir pena en prisión tras un escándalo financiero en el que estuvo implicado su exmarido, y está imputada en la supuesta muerte de su ayudante. La estrella es recibida como tal en una cárcel de mujeres, en la que aparece como ‘vedette’ de revista, descendiendo por una gran escalinata rodeada de reclusas-coristas como lo haría una ‘estrellona’ escultural de otros tiempos. Allí no sólo tendrá su propia celda-camerino, sino que volverá a recuperar su estatus de estrella total, concurriendo como representante española al festival de Eurovisión, que finalmente gana.
En ese vuelco del argumento hacia el absurdo total, el enorme decorado de Daniel Bianco que representa a la cárcel de mujeres, donde casi todos los personajes son femeninos, se transforma en un estudio de televisión desde el que se ofrece la canción de Eurovisión, convirtiendo al teatro en un sucedáneo de discoteca con lámparas brillantes y neones, y a Ainhoa en diva pop rodeada de go-gós con minifaldas de lentejuelas. Para rizar el rizo de esta loca fantasía, su personaje encontrará en la cárcel a su nuevo amor (otra mujer), viendo aparecer en el patio de butacas al propio Boris Izaguirre en un divertidísimo cameo donde adelanta los resultados de las votaciones hasta el estallido final.
Hay que destacar la complicidad del equipo artístico con esta producción sin prejuicios que juega con las más variadas teclas. Donde parte de ellos han trabajado en anteriores ocasiones, como Daniel Bianco (decorador) con Emilio Sagi en la ópera ‘Il Pirata’ vista en el Teatro Real, o Ainhoa Arteta-Izaguirre-Andrés Salado, que formaron parte del espacio ‘Prodigios’ de TVE.
“Amplio espectro de músicas a lo largo de sus 17 números donde hay sinfonismo épico, minimalismo, pop, musical, revista, pasodoble o chotis, entre otros”
Sorprende la capacidad de Vidal para asumir claves del musical contemporáneo y entroncarlo en la esencia de un antiguo género al que ahora se quiere resucitar, y el trabajo de Andrés Salado para asumir materiales musicales tan diversos sin que crujan y con capacidad para hacer que la orquesta brille tanto en pasajes sinfónicos como en los que se precipitan hacia el pop sin serlo del todo. Esa conjunción es muy perceptible en el trabajo de la coreógrafa Nuria Castejón, en el variado vestuario de Jesús Ruiz o en las iluminaciones de Albert Faura que contribuyen a generar ambientes tan distintos. Con un conjunto de primeras voces femeninas (María Rey Joly,Nancy Fabiola Herrera, Cristina Faus, Amparo Navarro, Amelia Font, María José Suarez, Gurutxe Beitia o Lara Chaves) ante las que el único personaje masculino interpretado con solvencia tanto por Enrique Ferrer como por Javier Tomé, queda forzosamente desdibujado puesto que además casi ‘desaparece’ en la segunda parte. Mientras, el Coro de La Zarzuela especialmente las integrantes femeninas, tienen un amplio cometido.
La crítica a una producción donde se cantan 17 temas muy variados y en estilos musicales contrapuestos lo puede ser al poco aprovechamiento del número en el que se relata la trayectoria del personaje de Ana Mía/Ainhoa Arteta en el cine, contado de una manera lineal, frente a la fantasía del resto de la puesta en escena de esta divertida y ‘gaseosa’ producción que estará hasta el 21 en cartel en La Zarzuela y que debería girar por otras ciudades, pese a la dificultad económica y técnica de su producción. Lo cierto es que la zarzuela contemporánea no debe ser mimética con el pasado, sino reinventar sus códigos porque las sensibilidades del público son distintas, y ‘Trato…’ es un ‘mix’ pleno totalmente sofisticado, pero con capacidad para interesar también a jóvenes por su diversidad, frescura y descaro.