Crónica Económica / José García Abad
¿Hasta cuándo abusarás, Unicaja, de nuestra paciencia?, que diría Cicerón. El culebrón de Unicaja, que no cesa desde su boda con Liberbank, clama al cielo y debería clamar a Pablo Hernández de Cos, gobernador del Banco de España y a la alta autoridad económica, la vicepresidenta primera del Gobierno, Nadia Calviño, que no deberían dejar pasar ni un día más sin tomar medidas definitivas, pues no hay nada más peligroso para un banco que perder reputación.
Uno echa de manos al gobernador del Banco (con mayúsculas) Mariano Rubioque cesaba a todo el consejo de malos bancos en un fin de semana y nombraba a los que consideraba apropiados cuando observamos el silencio del gobernador Hernández de Cos y la aparente impotencia de la vicepresidenta Nadia Calviño.
¿Quien resiste la presencia diaria de un banco, para mal, en la prensa de información general? El cese de consejeros independientes, de lo que pidió explicaciones la CNMV, las ya indisimuladas pugnas entre el presidente Azuaga y el CEO Menéndez. Los furiosos ataques con insultos incluidos al presidente de la Fundación Unicaja que es, con mucho, el primer accionista de la entidad, y la chulería de éste al responder a las críticas de Nadia Calviño. Las manifestaciones ante la prensa de las autoridades de la comunidad andaluza y de la Alcaldía de Málaga. Y hasta las manifestaciones populares. ¿Quién aguanta todo esto sin caerse muerto?
Como señalaba ‘El Nuevo Lunes’ en un “Destacado” el pasado 24 de enero “la fusión, forzada, a palos mayormente por el Banco de España siguiendo las instrucciones del Banco Central Europeo (BCE), de la andaluza Unicaja y de Liberbank, liderada por Cajastur en compañía de Banco CCM, Caja de Extremadura y Caja Cantabria, hace menos de un año no sale del carajal debido a la pugna de ambiciones personales, básicamente en el triángulo formado por los andaluces Azuaga y Medel y el asturiano Menéndez”.
Las baterías apuntan a Medel
Hasta ahora Calviño ha enfilado sus baterías contra Braulio Medel, un dirigente histórico de la caja sevillana que devino en Unicaja al asociarse con otras entidades de la región y artífice principal, junto al CEO de Cajastur para formar la Unicaja actual, el quinto banco de España.
Se han disimulado un tanto las tensiones entre el presidente Azuaga y el CEO, Manuel Menéndez, en las que Medel actuaba en segundo plano, apoyando a Menéndez, al tiempo que aquél, exlíder carismático, se ha convertido en el objetivo a abatir por tirios y troyanos. Pero Medel, que como presidente de la Fundación es el primer accionista de la entidad, con un 40% del capital y cuatro consejeros, y con un patronato que controla con escasas complicaciones y sólo tres disidentes, no se rinde, ni ante Nadia Calviño, ni ante el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno, que se pregunta retóricamente : «¿A qué espera Calviño para hacer algo con Medel?».
Ni ante el consejero de la Presidencia, Administración Pública e Interior, Elías Bendodo, que meditó en público: “Estar tanto tiempo en el mismo sitio hace reflexionar a una llamada a la generosidad y al sentido común. Dar un paso al lado, a veces, es una muy buena opción”, al tiempo de expresar su deseo de que se puedan tomar decisiones “cuando pase este ruido”.
Ni ante el dirigente del PSOE andaluz, Juan Espadas; ni ante el no menos carismático alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, quien explicó: “He estado y sigo en contacto” con Calviño vía WhatsApp para trasmitirle la “preocupación” que la gestión de la entidad genera en las instituciones. Preguntado por si recibe respuesta, recordó que el lunes temprano le escribió y en “breves minutos, segundos casi, me contestó: ‘Estoy en ello, sigo en ello’, pero no me dijo más”. Dio a entender, según manifestó, que “tendría noticias pronto, que está en ello”.
Y no se rinde ante la vicepresidenta económica del Gobierno que le había enviado una carta en la que le recordaba que la prioridad de la Fundación que dirige es “proteger el interés» de la entidad bancaria. El Protectorado de Fundaciones bancarias, que depende de Calviño,
reconoce tener «serias dudas» sobre la «idoneidad y honorabilidad comercial y profesional» del presidente de la Fundación Unicaja, Braulio Medel, en el desempeño de sus funciones, e insta a que se lleve a cabo un informe independiente que determine si el presidente sigue reuniendo los requisitos para ostentar el cargo de patrono.
A lo que Medel contestó con alguna sorna andaluza: «Son declaraciones que están ahí». En público asegura que no se va y que nadie puede echarle y en privado que de ahí no le echa ni dios.
La insoportable caída de la reputación del quinto banco del país
Así lo proclamaron una docena de exdirectivos de Unicaja en un dramático manifiesto en el que observaban “con sincera y grave preocupación diversas noticias que pueden poner de manifiesto una crisis reputacional y se mostraban «perplejos ante la falta de actuación desde determinados estamentos». La junta de accionistas del pasado 31 de marzo de la que se habían abierto esperanzas de una solución definitiva, sirvió para poco. Apenas duró dos horas y no se abordó ningún asunto sensible. Seis representantes de trabajadores y accionistas expresaron su preocupación por la gobernanza del banco sin que ninguno de los directivos se diera por aludido.
Lo único que mencionaron al respecto fue, por parte de Azuaga –en su discurso inicial– que el consejo de administración «está altamente cualificado para el futuro del grupo», y por parte de Menéndez que todo lo que ha ocurrido en la entidad ha sido «conforme a la normativa», sin saltarse ningún acuerdo.