Humor asalmonado / Mateo Estrella
Nadie interprete, por favor, que el título de este articulo se refiere a un cómic o dibujos animados de la factoría Disney-Pixar. Potus es el acrónimo de Donald Trump, como President of the United States. Flotus es su esposa Melania Trump, en condición de First Lady of the United States asimismo.
En consecuencia, no se trata tampoco de una falta de respeto institucional por parte de esta revista. El propio Trump inserta ambas abreviaturas en los numerosos tuits que anticipa a los comunicados oficiales de la Casa Blanca. Son las ventajas del lenguaje anglosajón, tan utilitario para reducir términos largos y complejos. Para entendernos, estos anglicismos trasladados a España convertirían a Su Majestad Felipe VI en Kos (King of Spain), y a la reina consorte, Leticia Ortiz, en Qos (Queen of Spain). En la escala inmediata del Poder, Pedro Sánchez sería Pos. Y Begoña Gómez, Flos.
«Los especialistas no consideraron las inyecciones de desinfectantes en los pulmones presidenciales, ni la radiación de rayos ultravioletas, tal como el futuro e insigne paciente había propuesto»
No entraré en las siglas de princesas, infantas y otras autoridades del Estado. Asunto muy farragoso.
Como todos los internautas hemos sabido, con algunas excepciones, el viernes 2 de este octubre incierto, Trump anunció en Twitter que él mismo (@Potus) y @FLOTUS habían dado positivo en Covid-19. Eran las 6:54 de la madrugada y los pilares de la Tierra temblaron en un seísmo virtual superior a 7,0. A continuación las Bolsas de todo el mundo experimentaron descensos.
Y eso que el líder había afirmado en su mensaje: «Comenzaremos nuestra cuarentena y el proceso de recuperación inmediatamente. ¡Lo superaremos JUNTOS!» He respetado la tipografía del mensaje. ¿Qué significaba la última frase? ¿Juntos los dos, es decir, la pareja? ¿O juntos ambos con su pueblo?
Ninguna de las dos hipótesis. Trasladaron a Donald a un hospital militar dotado de los recursos más avanzados, mientras Melania se quedaba en casa (Blanca). El tratamiento que aplicaron al hombre más poderoso del mundo, no consistió precisamente en paracetamol o ibuprofeno, como para el resto de los mortales en fase leve. Le administraron cuatro remedios en pocos días, «oxígeno, un cóctel experimental de anticuerpos monoclonales, dexametasona y remdesivir». Cuatro remedios de alta gama, según se deduce en dosis de caballo, cuando no se ha sabido si su estado era reservado o grave. De hecho, se han publicado versiones para todos los gustos en los medios de comunicación.
Si algo conocemos con certeza cuando escribo estas líneas, es que los especialistas no consideraron las inyecciones de desinfectantes en los pulmones presidenciales, ni la radiación de rayos ultravioletas, tal como el futuro e insigne paciente había propuesto a las autoridades médicas, hace semanas, para la curación de las clases populares afectadas. Luego, se retractaría, afirmando que sólo fue un comentario sarcástico para suscitar reacciones en la prensa «farsante y horrorosa».
No cederé a la demagogia de comparar el tratamiento administrado al magnate y político, con el que corresponde a su ciudadanos afectados. Tampoco que haya contado con un equipo médico de diez expertos, ampliable a los que sean necesarios, cuando las estadísticas nacionales le adjudican sólo un trozo mínimo: el 0,00259 de un médico (2,59 doctores por cada 1.000 habitantes.
Potus es uno los Másteres del Universo, quizás el más grande. De sus gestos dependen vida y haciendas, desde las multimillonarias hasta las de los pobres de pedir. Es razonable que disfrute de una buena atención sanitaria.
«Potus es uno los Másteres del Universo, quizás el más grande. De sus gestos dependen vidas y haciendas, desde las multimillonarias hasta las de los pobres de pedir»
Comentar las ocurrencias del mandatario en los últimos días, daría material para otro libro de Bob Woodward (periodista que investigó el Watergate nixoniano), después de haber publicado Rage (Rabia) en septiembre último. En esta entrega desvela que Trump creyó desde un principio en la gravedad del coronavirus, pero la devaluó para no alarmar al personal.
Dado que la actualidad fluye sin cesar, es muy posible que cuando se publique este artículo, la salud de Trump haya experimentado cambios en positivo o en negativo según lo juzguen sus millones de incondicionales o sus tantos otros detractores. Ahora mismo puedo constatar que las acciones de Regeneron Pharmaceuticals, fabricante de Regn-Cov2, cóctel experimental administrado a Trump, subieron en la Bolsa de Nueva York un 7,13% el 6 de octubre, día en que le dieron el alta. En la sesión del miércoles 7, cayeron un 3,87%.
¿Tiene esto relación con los achaques de Potus? Ni la más remota idea. Habrá que seguir las cotizaciones a la par que la evolución del enfermo.