Sus Señorías / Luis Carlos Ramírez ■
El plebiscito personal de Sánchez el 28-M con la vivienda, los jóvenes y el agua para cautivar el voto provoca el rechazo de sus socios y de la oposición. El espaldarazo de Biden, en plena campaña, sirve al presidente para contrarrestar su credibilidad interior. Feijóo hace del agua su gran pacto nacional y le acusa de plagiar sus iniciativas con una subasta de medidas imposible de cumplir. Los ministros, con o sin carnet socialista, se ponen el mono mitinero para participar en el millar de actos electorales, mientras el CIS aúpa al PSOE sobre el PP en las municipales, con entrada de Vox en todos los Parlamentos regionales. Congreso y Senado reprueban a la ministra de Transportes y Bildu incluye a condenados de ETA en sus listas que no gustan “nada” a Patxi López.
Sánchez está dispuesto a hacer del 28-M un plebiscito personal, de ahí que haya puesto el Consejo de Ministros al servicio de las propuestas programáticas del PSOE, con la vivienda, los jóvenes y hasta el agua como elemento para cautivar su voto que provoca el rechazo de sus socios y de la oposición. El espaldarazo de Biden, en plena campaña electoral, le sirve al presidente del Gobierno para contrarrestar su credibilidad interior que suple con más de una veintena de mítines a sus espaldas, y otros tantos en los que seguirá recorriendo España para desgranar nuevas propuestas las dos próximas semanas. Feijóo le emplaza a desvelar los acuerdos firmados con EE UU y exige que la ampliación del número de destructores en Rota pase por el Congreso para conocimiento de la soberanía nacional.
Tras las medidas extraordinarias para paliar la sequía, el líder de la oposición hace del agua su gran pacto nacional con otra inversión millonaria, al tiempo que acusa al inquilino de La Moncloa de plagiar sus iniciativas y de convertir la campaña en una “subasta de medidas” imposibles de cumplir. Feijóo considera que el Gobierno «ofende» por su «triunfalismo» al presumir de la buena marcha de la economía con un discurso que lleva a la «frustración» de los ciudadanos. Sánchez rechaza a su vez el “apocalipsis” del PP, que “nunca llega”, junto a la continua descalificación y amenazas de derogación de las leyes aprobadas.
Promesas contestadas
El jefe del Ejecutivo compromete 10.000 millones en promesas electorales y nuevos programas de gasto anunciados en mítines autonómicos, con el rechazo de su socio de gobierno y de los aliados parlamentarios. La vicepresidenta Díaz advierte que el aval hasta el 20% de las hipotecas de jóvenes y familias con menores a su cargo, es “regresivo” y puede tener “efectos inflacionistas”. Podemos denuncia que no favorece al interés general, sino a los bancos, mientras ERC, Bildu, Más País, PNV, PDeCAT y Compromís ven la garantía hipotecaria como un posible incremento del precio y contraria a la nueva Ley de Vivienda.
Insólitas estrategias
La campaña más intensa desde 2017 multiplica los mítines en busca de votos, al tiempo que enerva a los candidatos con insólitas y controvertidas estrategias. El alcalde socialista de Sevilla, Antonio Muñoz, reduce el logo de su partido a la mínima expresión para consolidar el cargo, mientras la dirigente del partido de Errejón en Madrid, Mónica García, propone que los camareros usen tacómetro –“como los camiones”– para registrar cada hora de trabajo de manera computable. Podemos calcula que su supermercado público, junto a las compañías eléctricas, bancos, inmobiliarias, telefónicas y farmacéuticas estatales en las comunidades, crearían 50.000 empleos directos y además fijarían precios justos para los pequeños productores. El paradigma para contentar a propios y adversarios lo practica la ministra de Trabajo al hacer campaña por su partido y también por las formaciones rivales. Su mentor, Pablo Iglesias, está decidido a salvar feudos esenciales como Madrid y Valencia, de difícil consolidación, e incluso taponar la doble escisión de UP en Canarias.
Ministros en campaña
El resto de ministros, con o sin carnet socialista, también se ponen el mono mitinero para arrimar las ascuas municipales y autonómicas con independencia de sus responsabilidades gubernamentales. Calviño, Montero, Alegría, Ribera, Llop, Planas, Iceta y hasta Robles se ven concernidos a participar en los más de mil actos electorales socialistas por todo el país, ya sea para defender la acciones de gobierno o para criticar los ‘delirios’ de la oposición. Tras superar un perfil tecnócrata y absolutamente distante, la titular de Asuntos Económicos se convierte en la principal valedora de Sánchez en la estrategia de desarmar el discurso catastrofista del PP, dispuesta a vestirse con el traje político e incluso fajarse.
Bruselas presiona a España
Bruselas se mete también en campaña tras el ultimátum a España para renovar el Poder Judicial y cambiar la elección de los jueces, antes de la presidencia rotatoria de la UE. El aviso del comisario Reinders, ante Felipe VI, incluye la advertencia de que, si el diálogo no funciona, la Comisión puede activar los procedimientos de infracción. Los tentáculos del club comunitario se extienden igualmente al Europarlamento que reclama una investigación «exhaustiva» del espionaje al independentismo con el software de Pegasus, y señala a Marruecos como «posible responsable» del control de los móviles de Sánchez y los ministros Robles y Marlaska.
Congreso y Senado reprueban a la ministra de Transportes por las incidencias en Rodalies, con la alianza de nacionalistas, izquierda y derecha (ERC, PP, Junts y PNV) que permite censurar la “ineficaz gestión de Renfe y ADIF en Cataluña y otras comunidades, y los efectos en la calidad del servicio y movilidad de viajeros». Bildu incluye a 44 condenados de ETA en sus listas electorales del País Vasco y Navarra, que recriminan PSOE y PP. El portavoz socialista Patxi López reconoce que no le gusta “nada”.
Lapidario
“Bienvenido el electoralismo si beneficia a los ciudadanos y a las familias vulnerables”
Pablo Echenique. Portavoz de Unidas Podemos.
Nombres Propios
El CIS ‘reparte’ feudos a izquierda y derecha

El CIS de Tezanos pronostica una ventaja de 4,4 puntos (31,7%-27,3%) del PSOE sobre el PP en las municipales, con presencia de Vox en todos los Parlamentos regionales. La ausencia de mayorías absolutas, salvo en Castilla-La Mancha, no impediría retener a la izquierda comunidades como Asturias, Baleares, Canarias o Navarra. Los socialistas revalidarían también Valencia y Extremadura, coaligados con Compromís y Podemos. El PP reforzaría una mayoría casi absoluta en la autonomía madrileña y el triunfo en Murcia, Cantabria y La Rioja. Colau podría retener la alcaldía de Barcelona, con empate de izquierda y derecha en Madrid y reválida de fuerzas en Valencia y Sevilla.
Deber cumplido de Baldoví

El diputado de Compromís abandona el ruedo parlamentario –satisfecho y con el sentido del deber cumplido– tras doce años en el hemiciclo representando los intereses de la izquierda valenciana. El candidato a la presidencia de la Generalitat se marcha ilusionado por “volver a casa”, donde no le importaría gestionar la Hacienda, en caso de repetir el ‘pacto del Botánic’, para impulsar un parque público de vivienda. Joan Baldoví no tiene reparo en pedir perdón por zaherir con algún exabrupto a la oposición y utilizar la expresión “me la suda” en referencia al PP. Su única espina clavada ha sido la imposibilidad de comprometer al gobierno para reeditar la caducada financiación autonómica desde 2014.