Humor Asalmonado / Mateo Estrella
En mala hora se le ha ocurrido a Iván Redondo publicar un artículo en ‘El País’ el pasado lunes 18. Lo más agradable que le han llamado en los medios no afines es “megalómano”. Carlos Herrera, tampoco rendido admirador, ha desenterrado en su programa de la COPE un epíteto que ya le dedicó en 2019, el de ‘vendehumos’.
Hasta Juan Luis Cebrián, que lo fue todo en el Grupo Prisa, ha aprovechado su última pieza de opinión (en el sentido de reciente, no seamos mal pensados), para denunciar que el PSOE ‘se acerca al abismo’, sometido a una ‘frenética sangría’. ¿Es casual su difusión en el mismo periódico y en el mismo día que la colaboración de Redondo?
“Lo avisó el poeta Paul Valéry, allá por 1920, el problema de nuestros tiempos es que el futuro ya no es lo que solía ser”
Se barajan dos hipótesis, no contradictorias. Que ha sido un ejercicio de equidistancia del periódico. Que soplaron a Cebrián el contenido del mentado artículo. Quien tuvo, retuvo, no lo olvidemos.
La pregunta inmediata es obvia. ¿Qué ha escrito el ‘gurú’ de Pedro Sánchez para merecer estas descalificaciones? Acudo raudo a la web del prestigioso diario, y me topo con que hay que pagar para consultarlo. Me abstengo. Aún sufro los estragos de la pandemia en mi bolsillo.
Lo más que alcanzo es a vislumbrar el comienzo del denostado artículo. Lo pego a continuación.
“Tenemos un proyecto de presente y renovación para modernizar España, pero para lograrlo, el largo plazo lo es todo. Conseguirlo no será fácil, pero no es imposible. Esas fueron las palabras del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, cuando nos pidió al equipo del Gabinete de la Presidencia del Gobierno dar un impulso estratégico a la disciplina de la Prospectiva en España a lo largo de esta legislatura. El reto se sintetizaba en dos palabras: España 2050”.
Anuncia Redondo que el propio presidente presentará el plan el jueves 20 de mayo, si Marruecos no lo impide. ¿Cuál es su contenido para generar tan mal rollo? Me entero (he estado algo distraído últimamente) de que se nomina Oficina Nacional de Prospectiva y Estrategia de País a Largo Plazo. Se ha parido en marzo, como laboratorio de ideas dentro del complejo de La Moncloa.
Fantaseo. Tal vez una de las razones que llevaron al vicepresidente Pablo Iglesias a dimitir, habría sido que tenía a su cargo la Agenda 2030. La 2050, que supondría veinte años más en el cargo, se la adjudicaron a Diego Rubio, un investigador profesional no muy de la cuerda de Unidas Podemos.
A primera vista es buena y necesaria la oficina, ya que a nuestra clase política la reprochan el “cortoplacismo”. No lo digo yo, sino una experta como la catedrática y miembro permanente del Consejo de Estado, Victoria Camps. Leo el vocablo en una entrevista que la hicieron en diciembre de 2017, cuando mandaba Mariano Rajoy. Donde también decía:
“La posición de Sánchez, desde fuera, porque no he vuelto a tener ningún contacto con él, la veo fatal. El que de momento está mejor situado es Patxi López y por ahora no se ve nada más. No creo que Sánchez esté en condiciones de competir”.
No es por señalar. La opinión de Camps era generalizada en las filas socialistas. Ahora bien, ¿si no era previsible lo que iba a suceder seis meses después con Sánchez, cómo pueden cocinarse unas prospectivas fiables para dentro de veintinueve años? En este sentido se confirma que no han contratado a José Felix Tezanos. También se ha desestimado el fichaje de Rappel, uno de nuestros videntes más afamados.
De momento trabajan en la oficina nueve personas a plena dedicación, con multitud de asesores externos. Hay economistas, científicos, analistas y hasta una climatista (me invento la palabra) por aquello del calentamiento global. Se desconocen nombres y apellidos, dicen que para evitarles el vapuleo sufrido por sus jefes.
“Lo más agradable que han llamado a Iván Redondo en los medios no afines es “megalómano”
Pronosticar el porvenir a largo plazo está expuesto a demasiadas eventualidades. La cosa viene de lejos. Lo avisó el poeta Paul Valéry, allá por 1920, “el problema de nuestros tiempos es que el futuro ya no es lo que solía ser”. Ochenta y dos años después, el citado Juan Luis Cebrián y Felipe González charlaron largo rato sobre los retos de España. A resultas, un libro hoy descatalogado con resonancias valerianas, ‘El futuro no es lo que era’.
Veremos si la ONPEPLP (enrevesadas siglas) resiste más allá de esta legislatura. ‘¡Cuán largo me lo fiáis!’ repite don Juan Tenorio cada septiembre. Tal como está de inestable la coyuntura política, sería meritorio que aguantase el tirón hasta el próximo otoño.