Con Derecho a Réplica / Rafael Ordovás Gómez-Jordana. Consejero Delegado de Eurocofín. ■
Introducción
Este informe se basa en la actualización de las perspectivas económicas mundiales para 2022, elaborado por el Fondo Monetario Internacional.
Según el FMI, las proyecciones económicas mundiales se inclinan a la baja, dado que se espera la posibilidad de que nuevas variantes del Covid-19 hagan que la incidencia de casos crezca, dando lugar así a una recuperación interrumpida por las restricciones de movilidad, y se vuelvan a plantear problemas económicos.
Este año se desarrolla con peores condiciones de las esperadas. La invasión rusa de Ucrania ha generado una situación de tensión geopolítica cuya intensidad y duración resultan inciertas. Las principales vías a través de las cuales el conflicto puede afectar significativamente a la economía son dos: primero, la subida de los precios de la energía y de otras materias primas —con su efecto acelerador sobre la inflación y penalizador sobre la actividad económica—; segundo, el impacto negativo de la guerra sobre el comercio mundial, sobre la confianza de empresas y hogares y sobre la incertidumbre financiera.
En el caso de España, estos factores han supuesto una revisión a la baja de las perspectivas económicas para 2022 y 2023 publicadas por el Banco de España, así como una significativa revisión al alza de las proyecciones de inflación para 2022.
Los pronósticos se ajustan a la baja
Se prevé que el crecimiento mundial se modere de 5,9% en 2021 a 4,4% en 2022, en gran medida a causa del recorte de las proyecciones de EEUU y China. Se estima que a partir del segundo semestre de 2022 el impacto negativo se atenúe, suponiendo que la incidencia mundial de casos perderá fuerza y que el virus no mutará hacia nuevas variantes que requieran más restricciones a la movilidad. Para 2023, se estima que el crecimiento mundial se ralentizará a 3,8%.
A continuación, mostramos un par de gráficos para las proyecciones de crecimiento mundiales: el primero de ellos muestra la proyección para la economía mundial, y distingue entre economías avanzadas, y economías de mercados emergentes y en desarrollo. El segundo refleja la proyección de crecimiento por regiones.
Se prevé que la inflación elevada continuará más de lo esperado y que los cortes en las cadenas de suministro y los altos precios de la energía persistirán en 2022. Suponiendo que las expectativas inflacionarias se mantengan, la inflación debería disminuir poco a poco a medida que se disipen los desequilibrios entre la oferta y la demanda en 2022 y que responda la política monetaria de las grandes economías.
Además, los problemas de las cadenas de suministro, la volatilidad de los precios de la energía y las presiones salariales generan gran incertidumbre en torno a las perspectivas de inflación y las políticas monetarias. A medida que suban las tasas de política monetaria de las economías avanzadas, podrían surgir riesgos para la estabilidad financiera, así como para los flujos de capital, las monedas y la situación fiscal de las economías de mercados emergentes y en desarrollo, especialmente teniendo en cuenta que los niveles de deuda se incrementaron significativamente en los dos últimos años. Podrían materializarse otros riesgos mundiales dado que las tensiones geopolíticas siguen siendo agudas, y la actual emergencia climática sigue arrastrando una fuerte probabilidad de grandes catástrofes naturales.
La política monetaria de muchos países tendrá que continuar endureciéndose para contener las presiones inflacionarias, en tanto que la política fiscal —con un margen de maniobra más limitado que en otros momentos de la pandemia— tendrá que priorizar el gasto sanitario y social, centrando el apoyo en los más afectados. En este contexto, la cooperación internacional será esencial para preservar el acceso a la liquidez y agilizar reestructuraciones ordenadas de la deuda cuando sean necesarias.
¿Cuáles son las medidas que pueden tomar las autoridades?
Nos encontramos en una situación que presenta importantes desafíos para la política económica, por lo que será fundamental una cooperación internacional decisiva y eficaz. Entre las medidas que se plantean, se deberían considerar:
- Políticas sanitarias que homogenicen las herramientas contra el Covid-19, como son vacunas, pruebas de detección, tratamientos y equipos de protección individual. También debe considerarse la posibilidad de incentivar las transferencias internacionales de tecnología y los acuerdos de licencias que podrían acelerar la diversificación de la producción de vacunas y otras herramientas médicas. Actualmente existe un amplio acuerdo en materia de objetivos a nivel mundial, pero para alcanzarlos se deben aunar esfuerzos. Los países con altos niveles de inmunización tendrán que andar con cautela y encontrar un equilibrio entre el riesgo del aumento del número de casos y el perjuicio económico de la continuación de las restricciones.
- Política monetaria. Los bancos centrales de algunas economías, tanto de mercados emergentes y en desarrollo, como de algunas economías avanzadas, ya habían aumentado las tasas de interés antes de ómicron.
Las respuestas de política económica variarán de acuerdo con la evolución del empleo y la inflación específica del país, así como con la fortaleza de los marcos de política de los bancos centrales. Es probable que en la zona euro y Japón continúe el apoyo extraordinario para que la recuperación se siga consolidando. Por el contrario, es muy probable que, en Estados Unidos, donde la recuperación es más avanzada, se produzca una retirada en 2022, con la perspectiva de una vuelta más general a niveles más altos de las tasas de interés a partir de entonces.
El momento y el grado de las respuestas en los mercados emergentes resultan inciertos y se verán complicados por la actual evolución de la pandemia, tanto a nivel nacional como a través de la inflación importada derivada de las interrupciones internacionales de suministro. La eficacia de la comunicación de la política monetaria es una herramienta fundamental para evitar provocar reacciones desproporcionadas de los mercados financieros, algo especialmente importante dada la excepcional incertidumbre en torno al impacto de la variable ómicron. También será fundamental la cooperación internacional para minimizar las tensiones durante el próximo ciclo de endurecimiento.
- Política fiscal. La deuda pública mundial ha alcanzado niveles históricos para cubrir el gasto relacionado con la pandemia al tiempo que los ingresos tributarios se han desplomado. El aumento de las tasas de interés hará que el endeudamiento sea más caro. Como resultado, los déficits fiscales en la mayoría de los países tendrán que contraerse en los próximos años, aunque el grado de consolidación dependerá del ritmo de la recuperación. En caso de que la pandemia empeore, la consolidación puede ralentizarse.
Adicionalmente, el margen de maniobra de la política económica se ha reducido mucho, por lo que será fundamental esforzarse en que las iniciativas estén enmarcadas en planes fiscales a medio plazo creíbles y sostenibles.
Por último, muchos países tendrán que mejorar su crecimiento y fortalecer sus ingresos tributarios para evitar el riesgo de entrar en una situación crítica causada por el sobreendeudamiento. Estos desafíos hacen que sea aún más importante emprender reformas estructurales (a continuación) y mejorar los marcos fiscales.
- Reformas estructurales. Lograr el aumento del crecimiento a largo plazo exigirá reformas estructurales profundas y medidas correctivas para compensar el impacto permanente de la pandemia. En especial, los confinamientos y el distanciamiento social han interrumpido la educación de muchos niños, situación que es más grave en países de bajos ingresos, donde es menor la disponibilidad de métodos alternativos como la enseñanza on line.
Los países también tendrán que adaptarse a un mercado laboral marcado por la pandemia, y dotar de herramientas para aumentar las competencias digitales a los trabajadores. En este contexto, la pandemia ofrece una oportunidad única de impulsar los esfuerzos de digitalización y la adopción de nuevas tecnologías.
De forma más inmediata, la reducción de aranceles y barreras comerciales puede contribuir a aliviar las interrupciones de suministro y las presiones inflacionarias a nivel mundial. Estos esfuerzos, combinados con la cooperación internacional para fortalecer las cadenas de suministro, permitirían un ajuste más suave a los “shocks” en el futuro.
- Políticas climáticas. La actual emergencia climática sigue exigiendo medidas urgentes a nivel internacional. Se necesitarán políticas internacionales coordinadas y de mayor envergadura para satisfacer las nuevas metas definidas en la conferencia climática de Glasgow.
La fijación de precios del carbono y la reducción de los subsidios a los combustibles fósiles también pueden generar recursos para financiar otros elementos, como la inversión en infraestructuras verdes y subsidios a la investigación de tecnologías renovables y de almacenamiento, así como compensaciones para los perjudicados por la transición energética.
Conclusiones
- Se prevé que el crecimiento mundial se modere de 5,9% en 2021 a 4,4% en 2022, en gran medida a causa del recorte de las proyecciones de EEUU y China.
- Para 2023, se estima que el crecimiento mundial se ralentizará a 3,8%.
- Se prevé que la inflación elevada continuará más de lo esperado y que los cortes en las cadenas de suministro y los altos precios de la energía persistirán en 2022, aunque se estima que el impacto negativo se atenúe a partir del segundo trimestre de 2022.
- A medida que suban las tasas de política monetaria de las economías avanzadas, podrían surgir riesgos para la estabilidad financiera, teniendo en cuenta que los niveles de deuda se incrementaron significativamente en los dos últimos años.
- Podrían materializarse otros riesgos mundiales dado que las tensiones geopolíticas siguen siendo agudas, y la actual emergencia climática sigue arrastrando una fuerte probabilidad de grandes catástrofes naturales.
- Entre los desafíos para las autoridades mundiales, es fundamental plantear medidas en materia de políticas sanitarias, monetarias, y fiscales, reformas estructurales, y políticas climáticas.