Con Derecho a Réplica / Francisco Aldecoa. Catedrático de Relaciones Internacionales en la Universidad Complutense de Madrid
Este artículo de Francisco Aldecoa se inscribe en una serie en la que obtenemos la opinión de personas de alta cualificación y mente abierta sobre Pedro Sánchez, un personaje polémico y de gran complejidad que despierta fuertes pasiones, grandes elogios y fuertes descalificaciones.
Soy testigo del intenso conocimiento de Pedro Sánchez por Europa, en la que ha vivido antes de ser presidente del Gobierno. Ello explica la influencia que tiene y que podrá tener aún más en el presente momento que vive la Unión Europea, de enorme ebullición, y en la que es necesaria una profundización intensa como la que se está planteando en la Conferencia sobre el Futuro de Europa. Ese pensamiento propio en torno a Europa en el que se aporta la noción de soberanía europea es el que explica, en gran medida, que en poco tiempo esté teniendo gran influencia en la política europea, y que esperemos lo sea aún más en el futuro. Por ello, trato de poner en común algunas ideas que creo que están inspiradas en sus reflexiones y la necesidad de hacerlas más explicitas en algunos ámbitos que venimos trabajándolas como el Movimiento Europeo o Cuidamos Europa, asociación recién creada en el Ateneo de Madrid.
Conocí a Pedro Sánchez a mediados de la primera década del siglo XXI, cuando yo era Decano de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, y él se encontraba del Congreso de los Diputados. Se acercó a mí para pedirme consejo con el objetivo de acercarse más a la universidad. Tuvimos diversas conversaciones en mi despacho del Decanato sobre distintos proyectos universitarios, especialmente sobre la Unión Europea y su política exterior. E incluso llegó a registrar, bajo mi dirección, una segunda tesis en torno a la Unión Europea como “potencia normativa” y dio los primeros pasos sobre este tema donde tuvimos varias conversaciones.
Sus diversas circunstancias que motivaron la entrada y salida de la Secretaría General en el PSOE. Después su vuelta a la primera línea, así como la moción de censura exitosa que le llevó a ser presidente del Gobierno de España, han hecho imposible la continuidad de este trabajo doctoral, el cual no cabe duda de que tenía una línea innovadora sobre el marco teórico respecto a la política exterior europea y su relación con España, pero explica su interés enorme, que tenía ya desde hace tiempo, en la profundización de la Unión Europea, y la originalidad de una política exterior basada en principios y valores, y en la capacidad de cambiar las normas internacionales.
A lo largo de sus tres años de gobierno ha dado pasos importantes en materia de Política Exterior, congruente con esta visión original del mundo y de la política exterior europea, llegando incluso a utilizar la expresión “soberanía europea” para fundamentar la profundización de la política exterior. Lo hizo en su intervención en el Parlamento Europeo en los primeros meses del año 2019. Ahora esta expresión comienza a ser más utilizada tanto por otros lideres europeos, especialmente, por el presidente francés, Emmanuel Macron. También ha quedado recogida en el programa de trabajo del nuevo Gobierno alemán donde emplean el término “soberanía estratégica europea”, pese a que generalmente usaban el término “proyecto federal”.
He venido pensando que precisamente sus reflexiones citadas tienen una gran oportunidad política, posiblemente única, para llevar a cabo gran parte del enfoque que habíamos tenido ocasión de intercambiar impresiones unos años antes. Por ello, aprovecho la oportunidad de José García Abad para dar continuidad a las reflexiones mantenidas entre ambos desde hace unos años, que ahora creo que pueden tener completa virtualidad ya que es el momento de sacarle partido a este enfoque originario de poder normativo de hace ya cuatro o cinco años, para Europa y para España.
El “cuadrilátero” europeo
En el primer año de su gobierno, siendo Josep Borrell Ministro de Asuntos Exteriores, en una visita a Madrid del Ministro de Asuntos Exteriores Alemán, Heiko Maas, parecía que íbamos a entrar como tercera rueda del eje franco-alemán. Entendí que esto no era posible hasta después de las elecciones en las que se despejase la estabilidad política logrando un mandato completo. Por ello no fue posible entonces. Ahora, después del acuerdo del Quirinal entre Francia e Italia de hace escasamente dos meses, confirmando el Tratado Franco Alemán de Aquisgrán, se ve que el triángulo comienza a cuajar, si bien en otra dirección, en este caso de momento sin España.
No obstante, hace unas semanas, en un artículo de La República, se empleó expresamente la expresión “cuadrilátero” con objeto de incorporar a este triángulo también a España, ya que sería necesario, no sólo por los intereses italianos o españoles, sino para consolidar la visión del sur de Europa en el conjunto del liderazgo europeo. Ya que estos cuatro Estados representan casi el 60% de la población europea y porcentajes bastante superiores con respecto a otras indicaciones, como el de riqueza, que se acercan al 70%. Posiblemente sea algo que se estará intentando, pero sería bueno que se conociese en algún momento ante la opinión publica este gran proyecto.
La Conferencia sobre el Futuro de Europa y el proyecto federal europeo
Como es sabido la Conferencia sobre el Futuro de Europa lleva cierto retraso, pero en un plazo de cuatro o cinco meses tendrán que hacerse públicas las conclusiones, donde hay un conjunto de temas fundamentales para Europa y para España, que son los que van a exigir la convocatoria de la Convención Europea, y que deben hacerse en clave federal. Estoy seguro de que el Presidente tiene ideas claras al respecto, y habrá que buscar el momento para dar a conocer el alcance de las mismas.
¿Qué transformaciones necesitan nacer de la Conferencia sobre el Futuro de Europea desde el punto de vista de la teoría del poder normativo, para que la UE pueda desarrollar su papel en el mundo y en la gobernanza mundial, como puede ser en el ámbito de la democracia, la salud, los valores, las migraciones, la desaparición de la unanimidad, la reforma de la estructura de la política exterior? Hay que recordar que precisamente la teoría del poder normativo señala que el poder que tiene la Unión Europea es la capacidad de poder transformar la política mundial a través de las normas internacionales, como de hecho se ha conseguido en los últimos años, como puede ser en materia de moratoria de la pena de muerte, la creación de la Corte Penal Internacional, el Tratado de Paris sobre cambio climático, la Agenda 2030 y los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Todas estas iniciativas se han podido llevar a cabo, en gran medida, gracias al impulso de esta política teniendo en contra principales actores internacionales como son los Estados Unidos o China.
La Presidencia Española
La Presidencia Española del Consejo de la Unión Europea está prevista para el segundo semestre de 2023. Si bien no es lo mismo que las cuatro presidencias españolas anteriores, ya que hay un Presidente estable, no cabe duda de que es todavía una gran oportunidad para dar un impulso al papel de España en la Unión Europea, como lo está haciendo en los primeros días de enero Francia. Puede ser el momento, precisamente, de sacarle partido a esta fundamentación del poder normativo. Es posiblemente una oportunidad única, ya que se da la circunstancia de que es Josep Borrell quien fue ministro de Asuntos Exteriores y a quien Pedro Sánchez propuso para el Alto Representante, para aprovechar la Presidencia, teniendo en cuenta que ambos están en posiciones privilegiadas para dar un empujón grande en este momento tan necesitado y la política mundial lo exige.
En la última Presidencia Portuguesa el gobierno de este país tuvo el acierto de convocar la Cumbre de Oporto, con el impulso de su Presidente y de la comisaria portuguesa que se encarga de la cartera de Pilar Social. Esto ha permitido la realización de una propuesta clara que va a permitir, gracias al consenso que se generó durante la Cumbre, incorporar el Pilar Social al tratado en la próxima reforma.
¿No podemos empezar ya a preparar esta cumbre en clave de política mundial que debiera ser sobre relaciones transatlánticas dándole especial importancia a América Latina y el Caribe, pero mirando también África y el vecindario Sur, convocando a un conjunto de internacionalistas y diplomáticos de distinta procedencia que comiencen a realizar algunos borradores y consultas para llevar esto a cabo?
Estoy seguro de que estos temas seguirán estando presentes en la mente del Presidente, pero sería bueno que en cuanto las circunstancias lo permitan, se inicie ya una reflexión conjunta en torno a estos aspectos, dado que algunos de ellos habrán de ser incluidos en la Conferencia sobre el Futuro de Europa. Soy consciente de que posiblemente hará falta mucha prudencia ya que de la misma manera que para algunos es una enorme oportunidad, a otros Estados Miembros y fuerzas políticas no les guste tanto. Pero en un momento de cierto cambio en una lógica federal es necesario también conocer un poco cuáles son las líneas directrices de hasta dónde se puede llegar a poner esta concepción innovadora de poder normativo encima de la mesa.
Ahora que se han encauzado las cuestiones de política interna como, por ejemplo, Cataluña, los Presupuestos, el Fondo de Recuperación y Resiliencia, el acuerdo laboral… es el momento de poder acordarse de la Política Exterior, no sólo española, sino europea, donde siempre ha tenido el Presidente una posición original y ahora, posiblemente, las condiciones faciliten su puesta en marcha y su aplicación, y sean más necesarias que nunca. Los presidentes suelen ocuparse de los temas internacionales en su segunda legislatura. Ahora las circunstancias internacionales le pueden impulsar a tomar este liderazgo.