Crónica Mundana / Manuel Espín ■
La carrera hacia la Casa Rosada tiene un candidato de tono agresivo, que utiliza un lenguaje lleno de epítetos radicales en los que utiliza términos como ‘casta’, ‘ladrones’, ‘inútiles’, estafadores’ y los más tremendos adjetivos. Javier Milei, nacido en 1970 en el barrio de Palermo, Buenos Aires, apareció meses atrás en la esfera pública a través de las pantallas de televisión y de programas de radio con un altisonante tono verbal donde caben los más atrevidos contenidos. De ser un periférico o marginal, ahora las encuestas indican que sigue subiendo en expectativa de voto hasta el punto de generar cierto nerviosismo por su tono. Milei ofrece titulares fuertes, y los últimos han levantado una tormenta de críticas en Argentina.
El aspirante se declara antiestado y ataca a los planteamientos que han constituido tradicionalmente el Estado del Bienestar. Dice que debe ser eliminada la enseñanza obligatoria primaria y secundaria, con el cierre de escuelas públicas, y en su caso cediendo a los padres un cheque escolar para que un sistema educativo totalmente privado permita competir entre los centros educativos y mejorar la calidad de la enseñanza.
“Se declara libertario, defensor de la posesión de armas, niega el cambio climático, rechaza el feminismo por “adoctrinamiento marxista” y se presenta como partidario del amor libre en contra del matrimonio hetero o gay”
El último ‘hallazgo’ de este político de tonos encendidos es su propuesta para eliminar la moneda nacional en Argentina, y el Banco Central, reemplazando al peso por el dólar, en un proceso de supresión de la divisa argentina. El precedente de los países que se han vinculado a la moneda norteamericana no es precisamente estimulante: tan sólo Ecuador, El Salvador o Panamá pasaron a la dolarización y con resultados nada positivos, junto a pequeños estados como Kosovo, Micronesia, Timor Oriental o Islas Vírgenes. Las críticas que Milei recibe vienen de todas partes: se considera que Argentina no tiene suficientes dólares para lograr la conversión desde el peso, lo que se traduciría en pérdida de poder adquisitivo, superdevaluaciones y caídas en las magnitudes económicas; además de lo que supondría la dolarización en un gran Estado con un fuerte componente nacional que abandona su divisa y deja sus reguladores en manos de Estados Unidos.
El candidato se declara acérrimo seguidor de Milton Friedman y de Hayek, y admira a Donald Trump y a Bolsonaro. Su referente histórico es Adam Smith al que pone en una especie de santoral. De Argentina sólo salva a algún gobierno de Carlos Menem, que privatizó todo lo que hiciera falta, mientras citica a Perón (del que afirma que su régimen fue fascista), Kirchner, Alberto Fernández, pero también al liberal Macri. Y condena especialmente al peronismo, al centro, a la izquierda liberal, declarándose contrario a lo que llama “marxismo cultural” que cree ver en todas partes, desde la sanidad y la educación pública, al género y los contenidos LGTBI; revindicando el amor libre en contra del matrimonio, ya sea hetero o gay y reclamando la libertad de cada cual desde el punto de vista del sexo, mientras se opone al aborto y a la educación sexual en las escuelas.
También afirma que «no existe calentamiento global» a pesar de la evidencia científica de la comunidad internacional y denuncia que se trata de un pretexto para “socializar la economía”, en un contexto donde «el Estado es el verdadero enemigo» que debe ser reducido al mínimo o ser suprimido. Dice luchar «contra el adoctrinamiento público» y se rebela contra el Estado del Bienestar, los sistemas de Seguridad Social, el salario mínimo, o la vivienda pública, mientras reivindica el comercio de órganos. Su partido se llama Libertad Avanza y su presencia pública se ve rodeada de una fortísima controversia. Milei se propone acabar con la educación obligatoria y la atención sanitaria pública junto a otras «islas de socialismo» que según él “atacan a la libertad de los mercados” ante los que defiende la desregulación económica y se posiciona contra la presencia de supervisores de los órganos centrales sobre la economía y el mercado. Pide la eliminación del salario mínimo y la intervención del estado en el mercado laboral, dejando al arbitrio del mercado de la oferta y la demanda la formación de los salarios. A la vez está en contra de que el Estado impulse obra pública, que según él debe corresponder al sector privado
¿De dónde sale este personaje del que los medios no paran de hablar, con su peculiar peinado y lenguaje tormentoso? Su figura se ha fabricado a partir de los medios de comunicación, bajo el paraguas económico de un empresario textil considerado uno de los hombres más ricos de Argentina, con una fortuna de 1.500 millones de dólares, antiguo propietario de Cablevisión, y más tarde del Grupo América y de Aeropuertos Argentinos. Con ese respaldo económico Milei saltó al Parlamento desde los medios de comunicación. En paralelo, Milei ha pasado por la universidad y tocó en un grupo de rock que imitaba a The Rolling Stones. La audacia de las propuestas a todo o nada genera encendidas polémicas en su cruzada libertaria de ultraderecha contra todo lo que significa la palabra público. La penúltima, relativa a la eliminación del peso y la adopción de la dolarización de la economía argentina suscita una catarata de reacciones. Su radicalidad tiene impactos y sondeo a sondeo, un candidato en principio extravagante y minoritario va subiendo en una ciudadanía desconcertada que tiene dudas sobre la verdad o mentira del candidato.
“Surgido de la radio y la televisión, ‘fan’ de Milton Friedman, Hayek, Trump y Bolsonaro, su lenguaje radical y agresivo le ha hecho subir en las encuestas para las presidenciales”
El negacionismo lo ha conducido a otra nueva pirueta. Mientras la película ‘Argentina 1985’ continúa recibiendo respaldo mundial e interior poniendo en evidencia lo que fue la sangrienta dictadura del llamado ‘Periodo’, Milei pone en tela de juicio el número de víctimas y desaparecidos, y siembra la duda de si alcanzaron los 30.000 muertos como desde hace años dicen cifras oficiales; en pleno proceso de revisionismo y ataque a la memoria histórica en nombre de lo ‘libertario’. A su lado Ayn Rand y su ‘egotismo’, los teóricos del ultraliberalismo, hasta Thatcher y Reagan aparecen como centristas moderados en boca de un personaje al que le gustaría reducir todo lo público a la nada. Es una incógnita el recorrido de este personaje autodenominado “anarco derechista” que se postula para las presidenciales de 2023 y por ahora llena páginas y pantallas en Argentina porque sus índices de popularidad han ido en aumento a golpe de titular escandaloso. Continuará.