M. C.
Al principio de la legislatura, en Trabajo y en los sindicatos veían a la patronal muy predispuesta al diálogo, consciente de que este gobierno llegaba con intención de hacer cambios sustanciales sobre las políticas que se han puesto en marcha en la última década y, por tanto, tocaba estar en los acuerdos para influir y para hacer que esos cambios estuvieran más cercanos a sus intereses. Sin embargo, a medida que avanza la legislatura, la presión política sobre Antonio Garamendi, tanto dentro como fuera de CEOE, está provocando, según la interpretación que hacen en CCOO y UGT, que los empresarios ya no tengan previsto seguir cerrando acuerdos en la mesa de diálogo social. Pasó en relación a las pensiones, hace unos días, y está pasando ahora sobre la reforma laboral.
La semana pasada, el equipo negociador de CEOE y Cepyme se ha descolgado con una propuesta que, en la práctica, viene a dinamitar todo lo negociado hasta ahora. Entre otras cosas, la patronal se opone a limitar la temporalidad –a cambio de que se fijen las causas por las que se puedan emplear estos contratos– y, además, defienden que se mantenga la prioridad del convenio de empresa sobre el sectorial en algunos casos.
“A medida que avanza la legislatura, la presión política sobre Antonio Garamendi, tanto dentro como fuera de CEOE, acota su margen de acción”
¿Qué ha cambiado? Desde el Gobierno y los sindicatos recuerdan el episodio de antes del verano, en el que Garamendi dejó estupefacto a más de uno con su posición favorable a los indultos. El líder de CEOE levantó las iras de Pablo Casado y de buena parte de su organización, especialmente en la muy neoliberal patronal madrileña, y soportó todo tipo de presiones que le obligaron a matizar, recular y terminar emocionado, al borde del llanto, reconociendo que había pasado “unos días malos”, según expresó en la asamblea general que CEOE celebró a principios de junio, en la que algunas informaciones adelantaban que sectores de la organización tratarían de ajustar cuentas con él por no oponerse a los indultos. No fue así. Se le recibió con una ovación y los asistentes puestos en pie, Y todo porque Garamendi simplemente dijo, en una entrevista concedida a TVE, que “si las cosas se normalizan, bienvenidos sean”.
En el Gobierno y en los sindicatos recuerdan este episodio como muestra de lo que bulle en el seno de la patronal, que no es una institución unívoca. La organización en Andalucía no es igual que la patronal catalana, la madrileña o la vasca, por ejemplo, y Garamendi tiene que gestionar presiones de todo tipo. Por ejemplo, CEIM, la patronal madrileña, siempre ha estado muy alineada con lo más duro del PP capitalino, desde los tiempos del inefable Arturo Fernández. Tras las palabras de Garamendi acerca de los indultos, el presidente de CEIM, Miguel Garrido, dejaba claro que él no era partidario y que esa es la opinión mayoritaria de la organización.
En el Ministerio de Trabajo interpreta que el presidente de la CEOE ha sobrellevado bien esas presiones, emancipándose de la estrategia de oposición que ha puesto en práctica la derecha más radical, negociando autónomamente y sacando adelante acuerdos.Desde la vicepresidencia segunda señalan que, en todos los acuerdos que se han cerrado hasta ahora, las presiones han venido por parte del PP, de los miembros del partido cercanos a la patronal. Unas presiones que arrecian y que parecen estar acotando el campo de acción de Garamendi.
En cualquier caso, en el Gobierno asumen que las negociaciones son así, que se parte de una posición maximalista y para después ir rebajando expectativas hasta llegar a un encuentro entre las partes.De hecho, en el año y medio que lleva funcionando el gobierno de coalición, Garamendi ya ha amagado varias veces con levantarse de la mesa, como con la Ley Rider. También ha llevado las negociaciones hasta el último momento, por ejemplo, con algunas prórrogas de los ERE. Y, finalmente, siempre ha habido acuerdo. Pero tras lo sucedido con las pensiones, en CCOO y UGT ven “muy difícil” que la patronal termine suscribiendo un acuerdo que, por parte de los sindicatos, está prácticamente cerrado. Por eso, la última propuesta de la patronal se interpreta como un intento de dinamitar las conversaciones.
“Como ejemplo de las presiones que afronta Garamendi, el episodio en el que se mostró a favor de los indultos y tuvo que recular”
De momento, Unai Sordo ha urgido a la CEOE a retirar de la mesa su última propuesta sobre la reforma laboral, porque, de lo contrario, habrá movilizaciones “de alto voltaje”. Mientras, la vicepresidenta Yolanda Díaz ha asegurado, en una entrevista concedida a ‘La cafetera’, de Radio Cable, que el hecho de que la CEOE haya presentado una propuesta por escrito es “una cosa muy buena” porque cuando las partes presentan documentos “es que están por el sí”. Díaz recuerda que, en otras mesas, los empresarios no llegaron a presentar ningún papel.
La vicepresidenta confía en la buena relación que se ha labrado con un Garamendi que ha llegado a dedicarle elogios que no han caído bien en según qué sectores de la patronal. Por ejemplo, el propio Garamendi criticó cómo José Luis Escrivá ha llevado la negociación de las pensiones, pero contraponiéndolo a una Díaz mucho más sensible a sus peticiones, en su opinión. El desenlace, antes del 31 de diciembre.