Crónica Económica / José García Abad
La reunión del G-7 en Cornualles el pasado domingo fie aprovechada por el ‘premier’ británico Boris Johnson para lanzar improperios contra la Unión Europea y amenazas de no cumplir lo acordado en el Brexit. En realidad las amenazas de Johnson respondían más a alimentar su virulento discurso político que a verdaderas reivindicaciones comerciales.
“Las amenazas de Boris Johnson ante el G-7 respondían más a alimentar su virulento discurso político que a verdaderas reivindicaciones comerciales”
En su discurso patriótico descartaba cualquier acuerdo comercial que otorgara a los barcos europeos acceso a las aguas británicas aunque sufriera el sector financiero y sin tener suficientemente en cuenta, durante meses de negociaciones al borde del abismo, que el Reino Unido destina a la Unión Europea el 47% de sus exportaciones y del que recibe el 52% de sus importaciones, así como el hecho de que la mayor parte de las capturas británicas se venden a la Unión Europea.
Johnson sí ha tenido en cuenta que el 53% del total de la pesca del Reino Unido está concentrado en Escocia, que siempre fue contraria al Brexit y que reivindica un nuevo referéndum de independencia.
De cara a su parroquia
Parecía que el ‘premier’ británico quería compensar ante su parroquia que unos días antes de la reunión del G-7, integrado por las grandes potencias económicas, había aprobado un acuerdo pesquero con sus antiguos socios europeos, el único escollo importante que quedaba tras el acuerdo del Brexit.
El acuerdo pesquero, pendiente de establecer los totales admisibles de capturas, pactados entre las autoridades europeas y británicas, todavía verbal, entre el comisario de Medio Ambiente, Océanos y Pesca, Virginijus Sinkevicius, y el secretario de Estado británico, Dominic Raab, ha sido un alivio para los pescadores españoles, que podrán seguir pescando en aguas británicas merluzas, rapes y gallos, muy apreciados por los consumidores españoles.
El pacto alcanzado permite una transición de cinco años y medio para los pesqueros europeos y un recorte del 25% de sus capturas. La UE y el Reino Unido tendrán que negociar año a año, como hace este país con Noruega y Boris Johnson negociará cada año a cara de perro pero el desbloqueo se ha producido.
También ha sido un alivio para el mundillo financiero mundial con beneficio especial para el del propio Reino Unido, una potencia financiera de primer orden.
De hecho, en la City no se entendía que Johnson pusiera en peligro el acuerdo con Bruselas cuando el sector pesquero representa tan sólo el 0,12% de la economía británica, con 24.000 empleos y una facturación anual de 1.600 millones de euros, cuando el sector servicios representa un 80% del PIB.
Respiro en la CNMV
La noticia representa un respiro para las perspectivas de estabilidad financiera presentadas por la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), según su último informe sobre el estrés de los mercados financieros españoles.
El regulador de los mercados financieros sólo ponía una pega, la ausencia de acuerdo pesquero, a la buena noticia que representó el acuerdo alcanzado en diciembre de 2020 entre la Unión Europea y el Reino Unido cuya azarosa negociación había sido una de las principales fuentes de incertidumbre que se atisbaba en el plano europeo ante la posibilidad de un Brexit duro.
“La UE y el Reino Unido tendrán que negociar año a año, como hace este país con Noruega, y Johnson negociará cada año a cara de perro pero el desbloqueo se ha producido”
Se felicitaba la CNMV del proceso de reorganización que se había producido en los centros de negociación antes de que finalizase 2020, por el que entidades británicas abrieron centros y desplazaron una parte de los volúmenes hacia países de la UE. Pero indicaba: “Las fuentes de incertidumbre más importantes se observan en el ámbito general del funcionamiento del nuevo Acuerdo de Comercio y Cooperación entre ambas economías, puesto que existen aún ciertas desavenencias, la más reciente relativa a las restricciones pesqueras”
Respiro en el sector pesquero español
“El resultado de las cifras acordadas es aceptable para España, agradeciendo especialmente la defensa firme del mantenimiento de los Totales Admisibles de Captura (TAC) para especies que podían suponer un problema de estrangulamiento por la obligación de desembarque, como el besugo y los bacalaos del oeste de Escocia y del mar Céltico”, aseguró el ministro español de Agricultura, Pesca y Alimentación, Luis Planas.
El ministro pidió a la Comisión la “mayor celeridad posible para trasponer los resultados a los reglamentos de totales admisibles de captura y cuotas anuales para dar la necesaria seguridad jurídica a las flotas”. Y agradeció el esfuerzo de la Comisión Europea para conseguir cerrar este difícil acuerdo después de un periodo de cinco meses de negociaciones, y evitar así que o no hubiera ninguno, o que se hubieran producido tratos parciales con determinados países miembros, una situación inaceptable.