Cultura & Audiovisual / Equipo Lux ■
Más o menos cada temporada, tanto el Real como La Zarzuela acogen producciones de ópera barroca: el Real lo acaba de hacer con el reciente descubrimiento y puesta en escena de ‘Aquiles en Sciros’, obra del XVIII hecha para la boda de la infanta María Teresa con el Delfín de Francia. Mientras La Zarzuela, con las alteraciones e imprevistos de la programación por la crisis del Covid de 2020, ha ofrecido el subgénero con menos intensidad en las dos últimas temporadas. Este mes retoma la zarzuela barroca de la mano de ‘La violación de Lucrecia’, de José de Nebra (1702-1768), autor de casi dos centenares de músicas litúrgicas, misas y salmos, varias óperas y zarzuelas. En 2013, La Zarzuela produjo ‘Viento es la dicha del amor’ de este autor bajo el formato de gran producción dirigida por Andrés Lima en una versión libérrima del argumento ahora situado en un pabellón de reposo en las montañas, donde el actor Alberto San Juanadquirió un gran protagonismo.
“Un tema que aparece en autores como Tito Livio, Shakeaspeare o Benjamin Britten, ahora en una lectura contemporánea con reparto femenino”
En esta ocasión, José de Nebra tiene una lectura diferente, a través de ‘La violación de Lucrecia’, una historia de larga tradición literaria y musical. Los primeros indicios aparecen en Tito Livio, siguen por otros autores, entre ellos Shakeaspeare, que hizo un poema teatral muy conocido. Argumento que volvió a ser recobrado por autores del XIX y XX, y hasta sirvió para una ópera de Benjamin Britten de 1946. La historia, que se ha representado también en teatro de texto, cuenta la historia de dos soldados de la antigua Roma, Colatino y Tarquinio, que son muy amigos. El primero le habla de su mujer, Lucrecia, en términos especialmente elogiosos: es hermosa y casta. Cuando van a su casa, Tarquinio aspira a violar a la mujer de su amigo, y la amenaza con que tenga con él una relación sexual o de lo contrario la mata, tras haber degollado a un esclavo y colocado su cuerpo al lado del de la mujer para simular que se le había entregado. Lucrecia está a punto de volverse loca, y acaba contando a su marido la asechanza de la que es víctima sin decir quién ha sido el violador. Finalmente, ella se mata con un cuchillo. El marido quiere suicidarse y los soldados llevan el cuerpo de Lucrecia por las calles de Roma hasta matar a Tarquinio. Este fue el enfoque que Shakeaspeare dio a la historia en su poema de 1641.
José de Nebra recupera el argumento en el siglo XVIII español, compone una zarzuela barroca con el subtítulo ‘Donde hay violencia no hay culpa’, y la obra se estrena en 1744 en sesión privada en el palacio del duque de Medinaceli en Madrid. Como en todas las óperas barrocas, el factor mitológico esta presente, pero en ésta menos, aunque el contexto sea el mundo romano clásico. De Nebra es un personaje adelantado a su época y la evolución del género es perceptible en una ópera o zarzuela cada vez más cercana a un nuevo referente. En 2011 se hizo una representación en versión de concierto de ‘La violación…’, donde llamó la atención la extrema belleza de su partitura.
A partir del 26 de marzo y hasta el 1 de abril el Teatro de La Zarzuela ofrece cinco representaciones escenificadas de esta obra dentro de una política de recuperación de repertorio español clásico casi ignorado. Con ese tema y una partitura tan singular, la forma de afrontar esta producción es plenamente contemporánea. Sobre nuevos textos de Rosa Montero que reescribe al autor de los cantables, Nicolás González Martín, creador de las letras, se genera un tratamiento contemporáneo con dos ‘Lucrecia’ desdobladas: una original y otra contemporánea como la que interpreta la actriz Manuela Velasco. Porque hoy en día parece perfectamente escandaloso que la mujer violada o la que sufre cualquier tipo de agresión sexual tenga casi que pedir perdón, cuando se trata de una víctima, que mantiene plenamente su honor, porque en nuestro tiempo el honor va mucho más allá de la virginidad. En vez de condenar penal y socialmente al violador o al agresor.
El concepto de esta ‘Violación de Lucrecia’ nada tiene que ver con el referente de otras épocas. Para empezar, el reparto es totalmente femenino y con primerísimas voces (María Hinojosa, Carol García, Marina Monzó y Anna Gomá) más la presencia de Manuela Velasco en escena, y el conjunto barroco Ensamble Los Elementos. La dirección musical corre a cargo de Alberto Miguélez Rouco, y la dirección escénica de Rafael R. Villalobos.
Este director, dramaturgo, arquitecto y graduado en la RESAD se ha venido a convertir junto a Calixto Bieitoo Alex Ollé en el ‘regiseur’ español mejor acogido en la escena operística europea. El joven sevillano Villalobos, también diseñador de vestuario más allá de las polémicas a las que se ha visto sometido, es uno de los más imaginativos directores contemporáneos tanto en pequeños como en grandes montajes teatrales o musicales. Al principio de la temporada, se le vio en Madrid al frente de la ópera ‘Orphée’ de Phillip Glassen los Teatros del Canal en la que prescindía de la escenografía y el ‘atrezzo’, reemplazado por un prodigioso juego de luces y unos cantantes-actores totalmente entregados, sustituyendo el espacio de la obra original de Cocteau por el Nueva York de los años 90.
“El sevillano Villalobos, más allá de polémicas como ‘Tosca’, camino de otro estrellato europeo como el de Calixto Bieito”
Más polémica ha levantado su singular ‘Tosca’, donde el argumento original se cruza con el Passolini de ‘Saló’, estrenado en La Monnaie de Bruselas, representado en Montpellier, y a principios de este año en el Liceo de Barcelona, con escándalo que va más allá de sus efebos desnudos, y que a lo mejor se repite en sus próximas representaciones en la Maestranza de Sevilla, la ciudad natal de Villalobos. Pese al ruido de un sector del público, esa ‘Tosca’ tan original lleva mucho talento encima. Ahora se enfrenta a esta ‘Violación de Lucrecia’ sobre un texto de Rosa Montero abordando un tema con sensibilidad contemporánea en una sociedad como la nuestra donde la igualdad de género es un principio imprescindible.
La zarzuela barroca ha producido momentos de singular valor en este coliseo. Dentro de su audacia, ‘Viento…’ despertó comentarios en la puesta en escena de Andrés Lima. Como ocurrió con el desaparecido Gustavo Tambascio en su divertida, imaginativa y excelente lectura en 2016 de dos piezas barrocas españolas como ‘La guerra de los gigantes’ y ‘El imposible mayor, en amor le vence’ de Sebastián Durón, entre los últimos trabajos de este director inesperada y tempranamente fallecido cuyos trabajos sobre el Barroco fueron deslumbrantes.