Humor asalmonado / Mateo Estrella
Tengo un amigo que saca gran partido de su afición al fútbol, aplicándola a la profesión de economista itinerante en tertulias mediáticas, simposios y cursillos de formación continuada. En estos cometidos se presenta como Diego Armando Queines, en homenaje a dos figuras relevantes en cada una de las disciplinas. Ignoro su nombre auténtico. Queines es CEO (Chief Executive Officer) de la consultora especializada Crisis Management Team F.C. Opina que, en el mundo de la comunicación experta, o utilizas la nomenclatura anglosajona o no te comes un rosco.
Mi amigo lo es todo en su empresa. Y cuando escribo todo, significo que actúa como jefe, empleado y comercial. Si se tercia, como chico de los recados. Los avances tecnológicos permiten hoy en día que una sola persona asuma tareas múltiples, superando la obsoleta división del trabajo que creaba confrontación social, luchas por el liderazgo y una brecha salarial entre la cúpula ejecutiva y los últimos monos del Ibex-35.
«La recuperación en los resultados dependerá no sólo de que se cuiden los jugadores, sino del acierto en la junta directiva»
Consecuente con el binomio balompié-economía, comienza todas sus intervenciones diciendo: «The greatest glory is never to fall, but to always rise». Los asistentes quedan desconcertados hasta que traduce: «La mayor gloria no es nunca caer, sino levantarse siempre». Entonces estallan los aplausos.
—Se ha interpretado que la frase pertenece a Leo Messi, tan castigado por las zancadillas de los contrarios –me dice–. Pero es de Nelson Mandela. Nunca he deshecho el equívoco.
Estamos en su casa, tomando café con pastas en la pausa de una charla on line bajo el epígrafe «¿Y después de la pandemia, qué?». Ha apagado el televisor, para que no me vean junto a él los teleasistentes, representantes del área económica en los dieciséis principales partidos políticos con escaños parlamentarios. Los rostros se reparten en la cuadrícula de 65 pulgadas, a semejanza de las reuniones telemáticas de Pedro Sánchez con los presidentes autonómicos.
—Me pagan cien euros por barba, aunque no la tengan en el caso de las mujeres. Ya me gustaría que se apuntaran más, pero no caben en la pantalla. Tenemos diez minutos para que me entrevistes.
Así es él, directo y sintético cual mensaje en Twitter.
—¿Puedes resumirme cómo contemplas la recuperación de nuestra economía, una vez que superemos el Covid-19?
—No sólo puedo, sino que lo haré. El virus ha llegado para quedarse, como las lesiones en un equipo de fútbol. La recuperación en los resultados dependerá no sólo de que se cuiden los jugadores, sino del acierto en las decisiones de la junta directiva.
—¿Me aclaras esa idea?
—Claro, valga la redundancia. Primera hipótesis: una directiva social-comunista, sesgada hacia un estilo de juego bolivariano, niega las individualidades, sacrificándolas al colectivo donde todos ganan lo mismo. Se descartan las estrellas con ingresos anuales de cien millones de euros para arriba. El entrenador deberá ser un hombre, o mujer, que aplique en el campo los ideales de igualdad.
—¿La segunda hipótesis?
—Los dirigentes, de ideología neoliberal, respetan los mecanismos del mercado y forman una plantilla donde prima la desigualdad retributiva, en función de las cotizaciones y de la meritocracia. Los peor pagados se esfuerzan para que los cracks metan los goles. La función del coach consiste en administrar los egos en el vestuario. ¿Qué te parece?
«En geopolítica y en fútbol nos mantendremos entre Francia y Marruecos. A no ser que se permita el fichaje de líderes extranjeros»
—Una empanada mental, que mezcla churras con merinas. No obstante quisiera saber cuál de los dos modelos te parece más eficaz para competir. A bote pronto parece que te refieres a un equipo de Tercera Regional y a otro de Primera División.
—Ambos ejemplos contemplan más bien las selecciones nacionales, En la realidad no existen modelos puros, sino mixtos, que han de ajustarse a las directrices de los organismos europeos y mundiales, o les meten sanciones del copón.
—Te lo compro. Por último, ¿cómo ves nuestra posición a medio plazo en el contexto europeo?
—Como siempre. En geopolítica y en fútbol nos mantendremos entre Francia y Marruecos. A no ser que se permita el fichaje de líderes extranjeros. Comprobaríamos entonces si lo hacen mejor con métodos de Angela Merkel o Jacinda Ardern.
—Olvidas a los espectadores.
—De momento están en casa, viendo los partidos por la tele. Cuando vuelvan a los estadios, volverán a vitorear o a insultar para desahogar sus frustraciones.
—¿Y los árbitros?
—Elegidos para pitar al servicio de los poderosos. Como toda la vida.