Sus Señorías / Luis Carlos Ramírez ■
El Congreso festeja el cumpleaños de la Carta Magna en el peor clima de crispación de los últimos años. Lo que el consenso y las libertades logró unir, lo diluye la intolerancia de una parte del arco parlamentario. La descalificación y la agresividad corre el peligro de convertir el hemiciclo en ‘una tasca’, a juicio de Aitor Esteban. La ministra Irene Montero pasa de víctima a censurada por Vox y PP. Sánchez reivindica pasar a la historia por haber exhumado a Franco, mientras Feijóo le reprocha creerse por encima de las instituciones. Una mayoría de partidos pretende cambiar la Constitución a expensas del requisito de 3/5 de la cámaras, referéndum y nuevas elecciones.
Cuatro décadas y media después del alumbramiento de la Constitución, el país vive la mayor fractura y enfrentamiento desde la restauración de la democracia. Lo que en 1978 consiguió unir a más de una treintena de partidos, organizaciones y a la propia sociedad hoy casi permanece hecho añicos por la intransigencia de uno de los parlamentos más polarizados de la historia.
Lo que el consenso y las libertades lograron unir para construir una nueva España lo están diluyendo los comportamientos y actitudes intolerantes de una parte del arco parlamentario actual. La descalificación y agresividad verbal que vive la Cámara, e incluso lo que algunos grupos denominan ‘violencia política’, hace más que necesario actuar, según el portavoz del PNV, Aitor Esteban, para conjurar el peligro de convertir el hemiciclo en ‘una tasca de mala muerte’. Máxime, con el tiempo electoral que se avecina y la precampaña inminente, previa a las elecciones locales, autonómicas y generales.
Sánchez, Feijóo e Irene Montero
La legislatura más convulsa y hostil, posibilitará ‘pasar a la historia’ a Pedro Sánchez, entre otras cosas, por haber exhumado los restos de Franco, además de ‘pacificar’ Cataluña y reconducir la última crisis económica. La oposición le reprocha la vanidad de creerse por encima de las instituciones (Feijóo) o la pretensión de pasar a la posteridad como Calígula o Nerón (Abascal). A doce meses de la convocatoria de las urnas nacionales, el Congreso navega entre insultos y descalificaciones de la izquierda y la derecha radical. Epítetos como “golpista”, “fascista”, “filoetarra”, “dictador”, “asesino” y otras más suaves como “imbécil”, “mentiroso”, “canalla”, “corrupto” o ”matón”, son difíciles de neutralizar a pesar de los avisos de la presidenta de la Cámara de ejercer un “parlamentarismo digno sin ofender”.
Dos años después de que el vicepresidente Iglesias defendiera “naturalizar el insulto y la crítica a personas públicas”, su formación destapa la caja de los truenos al acusar a la bancada del PP de “promover la “cultura de la violación” (Irene Montero e Ione Belarra), mientras Vox acusa a la ministra de Igualdad de “libertadora de violadores”, expresiones que Batet retira del Diario de Sesiones.
Constitución cuestionada
En medio del huracán, el Congreso festeja el cumpleaños de la Carta Magna, con ausencia de los socios del gobierno y el hemiciclo crispado también, a cuenta de la aplicación de las leyes de libertad sexual, trans, bienestar animal e incluso la renovación de Tribunal Constitucional y la reforma de las pensiones, que tensa, una vez más, la relaciones del Ejecutivo de coalición. Los embates ideológicos o dialécticos contra la segunda Constitución más longeva de nuestra historia no han conseguido erosionar la mejor norma de convivencia refrendada por los españoles hace 44 años. De ella han emanado durante más de cuatro décadas hasta 2.360 leyes –ordinarias, orgánicas, decretos ley o decretos legislativos– para mejorar la vida de los ciudadanos.
Entre las normas que han conseguido cambiar España figuran sus 17 Estatutos de Autonomía, las leyes de Huelga y Libertad Religiosa, Sanidad universal, Pensiones no contributivas, regulación del divorcio, aborto y eutanasia, hasta ocho leyes de Educación, el Matrimonio homosexual, ingreso de España en la Unión Europea, la Ley contra la Violencia de Género, Asistencia Jurídica gratuita, creación de Universidades y Televisiones Privadas, además de un Ejército profesional. Otras muchas leyes lograron configurar la España moderna, avanzada y plural que disfrutamos en la actualidad.
Del revisionismo a la inacción
Una mayoría de partidos pretenden cambiar hoy la ley de leyes a expensas del rígido requisito que necesita 3/5 de la cámaras, referéndum posterior y nuevas elecciones. El revisionismo de las formaciones afecta de manera importante a la Carta Magna que refrendamos en 1978. Los intentos del nacionalismo y los nuevos partidos surgidos en la última década han servido para cuestionar la Ley de Leyes a uno y otro lado del hemiciclo, con ataques a la Corona y hasta la puesta en cuestión del modelo autonómico. El bipartidismo, por su parte, defiende su vigencia y valores, aunque con matices de contenido y visibilidad que el PP se resiste a reformar. El PSOE en el poder no descarta retocarla para blindar las pensiones, suprimir aforamientos, sustituir el término ‘disminuidos’ (Art. 49), por ‘personas con discapacidad’ o incluso reconocer el municipio como ‘unidad territorial básica’.
Unidas Podemos no sólo propone suprimir la inviolabilidad del Rey; apuesta también por ‘constitucionalizar’ las iniciativas ciudadanas, garantizar la vivienda, crear una circunscripción electoral exterior y prohibir las amnistías fiscales. Vox plantea “un solo gobierno y un solo Parlamento en toda España”, suprimir los Conciertos Económicos Vasco y Navarro, eliminar el Tribunal Constitucional y acabar con la figura del jurado, mientras Ciudadanos pretende reformar el Senado y actualizar el proceso de sucesión de la Corona.
Lapidario
«Mejor le hubiera ido a este país si Javier Fernández hubiera asumido la Secretaria General del PSOE”
Javier Lambán, presidente de Aragón,
Nombres Propios
Montero, acusada y acusadora

La ministra de Igualdad pasa de víctima a censurada –con gran bronca del Parlamento– tras ser calificada como “libertadora de violadores” por parte de Vox y su acusación al PP de “promover la cultura de la violación”. Los ‘populares’ anuncian la reprobación de Irene Montero, junto a una posible querella por la imputación de “hechos delictivos”. Diputados y senadores de la formación piden revisar las penas de la ley de ‘sí es sí’ para evitar que la norma beneficie a los acosadores sexuales. Feijóo cree que el país vive el peor momento institucional desde 1978 mientras Sánchez recrimina la persistente actitud destructiva y negacionista de la oposición.
Soledad de Marlaska

El ministro del Interior rechaza la dimisión que le exige la oposición además de las críticas de los socios del gobierno por el asalto a la valla de Melilla que ocasionó la muerte de 23 inmigrantes. PP, Vox, Ciudadanos, ERC, Junts y PNV denuncian las «mentiras» de Marlaska por dejar a los guardias civiles de la frontera “desprotegidos y sin recursos” para afrontar la avalancha desde Marruecos. El ministro niega las muertes en suelo español, defiende su gestión y tilda las acusaciones de «falsedades». El diputado Gutiérrez (Cs) recrimina la soberbia de quien sabe que Sánchez no lo va a cesar, a pesar de su ‘poca dignidad’. Marlaska arrastra hasta tres peticiones de reprobación.