Cultura & Audiovisual / Equipo Lux
Hace cuatro años, el Teatro Real estrenaba la coproducción de ‘La bohéme’ dirigida en escena por Richard Jones financiada junto a la Royal Ópera House de Londres y la Lyric Ópera de Chicago. La novedad de esta versión es que está contada como una historia de ‘teatro dentro del teatro’, pero con un lenguaje que parece audiovisual. De una minimalista buhardilla nada naturalista compuesta por unas cuantas vigas al aire sobre la que cae la nieve, antes de pasar al bullicio de la calle y del lujoso restaurante y con cambios que se hacen a la vista del público, se pasa al París de principios del XIX con escenas de gran vistosidad y un buen juego escénico con características de gran espectáculo, donde el personaje de ‘Mimí’ aparece con un tono más realista que romántico. Hasta volver en el desenlace a la misma buhardilla donde la chica muere de tuberculosis mientras sus ocasionales y ‘snobs’ ‘amigos’ la dejan como un simple apéndice en sus vidas porque no pertenece a su mundo caprichoso.
“La misma producción vista en 2017 pero con diferente reparto en quince funciones”
Lo peculiar de la versión es que el decorado se va cambiando y recrea a la vista del espectador, lejos del superficial verismo de otras interpretaciones. Como juego teatral el espacio escénico cumple un cometido totalmente actual, e incluso atemporal aunque la acción esté situada en el XIX con una técnica contemporánea de ‘teatro vivo’ sin los condicionantes de la ‘vieja ópera’, pero con una gran brillantez y una arrolladora versatilidad en el uso de los espacios y el ‘atrezzo’ dinámico, como en las escenas del restaurante.
‘La bohéme’ es uno de esos títulos que pertenecen al repertorio clásico de la ópera, unos 30 o 40 que siempre tienen público y sobre los que se han realizado las más variadas lecturas. Escrita entre 1893 y 1895, Puccini recurrió a un libreto de Luigi Illicas y Giuseppe Giacola que se basaba en el relato ‘Escenas de la vida bohemia’ o ‘La bohemia’ de Henri Murger publicado en 1831. Estrenada en 1896 en el Teatro Regio de Turín bajo la dirección musical de Toscanini, ‘La bohéme’ fue uno de tantos títulos que en su debut se acogieron con división de opiniones y gran tibieza de público y crítica. Aunque en muy pocos años la obra de Puccini empezó a recorrer los grandes teatros de Europa y de América hasta convertirse en un clásico que se representa sin parar.
Como a otros títulos, las perspectivas teatrales contemporáneas han sido capaces de ofrecer las más variadas relecturas, con singulares ‘Bohéme’ que transcurren en discotecas o bares de copas. Nada de esto ocurre en esta versión escénica del británico Richard Jones que respeta la época pero la depura con un aire de gran elegancia y sin convencionalismos. Esa estilización comienza por el diseño escénico de la buhardilla, que es casi una caja de madera y que se transforma dando paso a un gran ‘show’ escénico para retornar a su final con un punto de dramatización. No extraña que las producciones roten y vuelvan a los teatros de donde han salido por vez primera, como ocurre con este montaje, al que el Teatro Real dedica quince funciones con doble reparto a lo largo de una fecha tan significada como las Navidades. La producción estrenada el 12 de diciembre estará en cartel hasta el 4 de enero.
“Realizada junto a las óperas de Londres y Chicago llama la atención por estar contada bajo la fórmula de ‘teatro dentro del teatro”
Lo que varían respecto a 2017 son los repartos, en este caso dobles: ‘Mimí’ (Ermonela Jaho/Eleonora Buratto), ‘Rodolfo’ (Michael Fabiano/Andeka Garrotxategui), ‘Bareit’ (Vicent Esteve/Pablo García López), ‘Marcello’ (Lucas Meachen/Andrezj Filonczyk), ‘Musetta’ (Ruth Iniesta/Raquel Lojendio), ‘Collino’ (Krystof Draczyk/ Solomon Howard), ‘Schlaunard’ (Joan Martín-Royo/ Manel Esteve) y ‘Alcindoro’ (Roberto Accurso). Se mezclan nombres internacionales que ya han cantado en el Real y hoy están en primera línea con voces españolas a las que se da un protagonismo de oro.
Además, en esta producción hay una gran presencia de un coro reforzado y de gran amplitud, bajo la dirección musical de Nicola Luisotti, uno de los maestros que se desenvuelven con soltura dentro del repertorio italiano del XIX y un habitual dentro del Real que se ha integrado a la perfección en la maquinaria de este teatro. La prueba es que Luisotti habla muy bien el castellano y para este teatro es un nombre referencial junto a otros directores musicales (se le reconoce como ‘principal director invitado’) y se desenvuelve con facilidad en la vida madrileña residiendo en los alrededores de la plaza de Oriente. Con una carrera que ha brillado en fosos como la ópera de San Francisco o el San Carlo de Nápoles, ‘La Bohéme’ es un título que dirigió en otras ocasiones y con una alta calificación. En conjunto se trata de una producción que no defrauda a los espectadores y es muy apropiada para visitar el Real con la familia.