N. D.
¿Está la banca siendo sostenible?. ¿Está preparada para afrontar los retos de la sostenibilidad? ¿Cree que es necesario ser sostenible o solo parecerlo? Pues de todo hay, pero en general a bancos y empresas se les llenan las memorias de responsabilidad corporativa de conceptos como este pero no son pocos los analistas que opinan que al fin y a la postre, aún es más un tema estético que ético. En cualquier caso, lo que si es cierto es que está en la agenda financiera que no es poca cosa. Hace sólo unos días Abanca celebraba unas jornadas en oporto, cuyo objetivo era proponer nuevas estrategias para incorporar criterios de sostenibilidad, ética y compromiso social a los sectores financiero y empresarial tanto de España como de Portugal, y en las que su consejero delegado, Francisco Botas, sacaba pecho y defendía que las entidades están siendo muy proactivas. Destacó que Abanca ha sido capaz de afrontar los nuevos retos “poniendo al cliente en el centro de las decisiones, apostando por la digitalización y la innovación e integrando la sostenibilidad en todos los ámbitos de la estrategia corporativa y de negocio, en una evolución natural de una concepción responsable de la actividad bancaria”. Dijo que “uno de los objetivos del plan de banca responsable y sostenible 21-24 es acompañar al tejido empresarial en la transición hacia un nuevo modelo económico, canalizando la financiación y las inversiones hacia proyectos que puedan transformar la economía”.
La vicepresidenta de la CNMV, Montserrat Martínez, señala que las “finanzas sostenibles son una tendencia imparable”. “Las compañías tienen que ofrecer información sobre cómo impacta su actividad en el medio ambiente y cómo incorporan los riesgos ASG en su modelo de negocio. Y hacerlo de forma fiable y comparable, que evite prácticas de blanqueo ecológico”
En las mismas jornadas, la subgobernadora del Banco de España, Margarita Delgado, ha advertía de que la transición sostenible es un problema global que requiere de la colaboración de todas las partes para ordenar y estructurar las actuaciones que se están llevando a cabo a nivel internacional y acordar unas definiciones y unos estándares comunes que permitan evitar asimetrías en la información. Por eso, señalaba que las autoridades también pueden «hacer mucho», mientras que los gobiernos y la Comisión Europea no tienen solo que diseñar planes, sino también implementarlos. «Esto es una externalidad que poco a poco vamos internalizando a través de la política fiscal, que tiene unos impactos en la economía de familias y empresas, que a su vez tienen impacto en la transformación del modelo de negocio que hacemos ahora», ha señalado.” “Hay que establecer definiciones y estándares homogéneos a nivel internacional, señalaba, pues actualmente existe una asimetría de la información facilitada que dificulta que los stakeholders cuenten con la información adecuada para evaluar los riesgos existentes en sus decisiones de inversión”. En la misma línea, la subgobernadora ha incidido en la falta de bases de datos armonizadas de las operaciones que ya están concedidas, cuyos datos «no son suficientemente exhaustivos».
La vicepresidenta de la CNMV, Montserrat Martínez Parera, señala que las “finanzas sostenibles son una tendencia imparable”. “Las compañías tienen que ofrecer información sobre cómo impacta su actividad en el medio ambiente y cómo incorporan los riesgos ASG en su modelo de negocio. Y hacerlo de forma fiable y comparable, que evite prácticas de blanqueo ecológico”, advierte. Porque ese es el gran riesgo.
Prácticamente al tiempo, el consejero delegado de CaixaBank, Gonzalo Gortázar, apuntaba en otro foro, el diálogo #LíderesResponsables organizado por la Fundación Seres, que los mercados financieros pueden ser el catalizador de las finanzas sostenibles, pero reconocía, en sintonía con las palabras de Delgado que es necesario todavía desarrollar estándares de medición que faciliten la gestión. Y reconocía, que no es muy habitual, que toda la filosofía de inversión de CaixaBank integra criterios de sostenibilidad, aunque todavía queda mucho camino por recorrer. En su opinión, el gran catalizador de las finanzas sostenibles serán los mercados financieros, pues la presión que existe actualmente hacia la sostenibilidad «no viene de los reguladores, sino de los mercados, que a su vez están cambiando porque la sociedad está cambiando». Sin embargo, el consejero delegado de CaixaBank ha lamentado que todavía queda un camino «largo y complicado» en cuanto al desarrollo de unos estándares que permitan evaluar el impacto social de los proyectos y las empresas.
El consejero delegado de CaixaBank ha lamentado que todavía queda un camino «largo y complicado» en cuanto al desarrollo de unos estándares que permitan evaluar el impacto social de los proyectos y las empresas
«La pelota está en el campo, el mundo quiere ir a un mundo de mayor sostenibilidad y responsabilidad en las inversiones, no cabe la menor duda. Pero para saber a qué velocidad y hacia dónde vamos, necesitamos la medición. Si no se puede medir, la gestión es muy complicada», ha avisado. Gortázar ha señalado que, sin estándares de medición del impacto, «las compañías seguirán haciendo eso de ‘qué buenos somos’ pero no dirán aquello que no hacen bien». Por todo ello, el directivo ha insistido en que la medición es «crítica» y parte de la solución. «Estamos deseando que esas métricas existan, también la taxonomía que está desarrollando la Comisión Europea, para poder unir las cosas que estamos haciendo con una política más efectiva de comunicación y para poder dirigirlas en el camino correcto», ha explicado.