Humor asalmonado / Mateo Estrella ■
Mis disculpas por traducir al español los apellidos de Giorgia Meloni y de Mario Draghi, primer ministro saliente y primera ministra entrante en el Ejecutivo italiano. Un burdo recurso para atraer la atención del público, mucho más interesado en la ruptura entre Tamara Falcó e Íñigo Onieva –vía Instagram– que en la movediza ‘partitocracia nella Repubblica’.
No se dude de que también los ciudadanos del país transalpino pasan ampliamente de sus dirigentes. No por la altísima abstención en los recientes comicios –el 36% del electorado–, sino por la convicción de que viven en una sociedad que sigue funcionando –más mal que regular– bajo una permanente estabilidad inestable.
“De Gasperi, Fanfani, Moro y Andreotti superaron los breves mandatos de sus homólogos desde 1861”
Hay excepciones a la brevedad de los primeros ministros en el cargo. Benito Mussolini ocupó el puesto de 1922 a 1943, por la sencilla razón de que se cargó la democracia. A enorme distancia, recuperada la democracia, Alcide de Gasperi, Amintore Fanfani, Aldo Moro y Giulio Andreotti superaron los cortos mandatos de sus homólogos desde 1861. ¿El secreto? Todos pertenecían al mismo partido.
Un viejo chiste recrea los sacrificios en el circo romano. Nerón ordena que suelten a los prisioneros cristianos en la arena como comestibles para los leones. Polvareda, aullidos, rugidos, clamor de los espectadores. Al cabo, las presuntas víctimas se muestran sanas y salvas, mientras de los felinos quedan solo piel y huesos. El emperador brama: «¡Estúpidos, dije cristianos, no demócratas cristianos!».
Rareza entre las rarezas, el incombustible Silvio Berlusconi. Sigue en la pomada, al participar en la coalición que ha aupado a Meloni, tras ser procesado por prostitución de menores, corrupción política y fraude fiscal, de lo que salió bien librado. El promotor de la televisión basura encandila a muchos italianos, que quisieran hacerse millonarios con sus mismas argucias.
La prensa mundial se hace eco de las terribles consecuencias que provocará en Europa el auge de la extrema derecha. Sin embargo, mi vecino Braulio, que ha viajado con el Imserso –siete días en autocar por Italia–, y ha pulsado el ambiente dentro de lo que cabe, tiene una visión menos crispada.
—La muchacha ésta –me dice en el vermú de los miércoles– no irá más allá de fomentar la pasta italiana ‘al dente’, regada con Chianti peleón y amenizada por grupos regionales bailando la tarantela. Expulsará a unos cuantos emigrantes sin papeles, excluido su servicio doméstico, y tal vez racione el consumo de píldoras y preservativos para fomentar la natalidad. Por lo demás, todo seguirá igual, bajo la atenta vigilancia de los Goldman Sachs, esos que provocaron el crac de 2008 y siguen mandando en nuestro planeta.
Braulio cree de buena fe que los banqueros estadounidenses se reúnen en Manhattan el tercer miércoles de cada mes, con el fin de diseñar el orden universal con permiso de Vladimir Putin y de Xi Jinping.
—¿Y qué relación hay entre Goldman Sachs y el gobierno italiano? —le incordio.
—Toda –responde–. Las puertas giratorias en España son un chiste comparadas con las idas y venidas de Romano Prodi, Mario Monti y Mario Draghi desde Goldman Sachs a la política, los bancos centrales y las instituciones de la Unión Europea. Busca en Google y verás que no exagero. Aquí hemos tenido a Luis deGuindos, pero no era del clan. Trabajó con los pardillos de Lehman Brothers, que también quebraron las finanzas mundiales sin los tentáculos de sus competidores. Se los cepillaron en un santiamén. De Guindos sólo ha llegado a ministro de Economía aquí, y a vicepresidente del Banco Central Europeo. Una bagatela.
—Es verdad –apruebo, a mi pesar, sus tesis conspiranoicas–. Tanto Prodi, como Monti y Draghi han sido primeros ministros en Italia. ¿Crees que podrán con la Meloni, sus ‘Fratelli d’Italia’ y demás compañeros de viaje?
“Las puertas giratorias en España son un chiste comparadas con las idas y venidas de Prodi, Monti y Draghi”
—La Melones y sus mariachis –apunta Braulio, despectivo– montarán todo el folklore que les apetezca, mientras no se obstinen en controlar los productos financieros tóxicos y los paraísos fiscales. En caso contrario, durarán menos que tres telediarios en el ‘Canale Cinque’ de Berlusconi.
—O sea, que ‘il cavaliere oscuro’ no se ha metido en el ajo por ansia de poder —inquiero.
—Le sobra poder, Mateo. Actuará como el perfecto infiltrado de los ‘chicos de oro’. Bruselas puede relajarse. Para tranquilizar a Ursula von der Leyen está Antonio Tajani, miembro de ‘Forza Italia’, el partido de Berlusconi. Ha ejercido, entre otros momios, como presidente del Parlamento Europeo.