Con Derecho a Réplica / Francisco Aldecoa. Presidente del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo. Representante de eventos nacionales y sociedad civil en la Conferencia sobre el Futuro de Europa. Catedrático de Relaciones Internacionales en la UCM
Está pasando desapercibida esta Conferencia sobre el Futuro de Europa entre nosotros cuando, posiblemente, es uno de los acontecimientos más notables para el futuro de la Unión Europea durante los primeros años del siglo XXI que, sobre todo, condicionará las siguientes décadas, especialmente si tiene éxito. Precisamente, España será uno de los Estados a los que el éxito de las propuestas de la Conferencia sobre el Futuro de Europa, y las decisiones que se tomen en la misma, le puede beneficiar en mayor medida. Sin embargo, es uno de los Estados miembros que se encuentra completamente de espaldas a la misma.
He venido narrando cómo a lo largo de casi un año de vida de la Conferencia ésta ha tenido diversas dificultades: la falta de entendimiento entre los tres copresidentes; la composición de la misma, que no refleja el “pie de igualdad” prometido por la presidenta de la Comisión Europea entre los representantes de las instituciones y los ciudadanos y la sociedad civil; y que tampoco supone un “pie de igualdad” entre los representantes de los ciudadanos, que son 80, y los de la sociedad civil, que son 8 más los 27 Representantes de los Eventos Nacionales, entre los que yo me encuentro.
Tampoco estamos satisfechos con el funcionamiento de la Plataforma Multilingüe, que recogió las propuestas el 20 de febrero, cerrando parcialmente; ni con el papel de los Paneles Ciudadanos, ya que han tenido un rol central en los tres primeros plenos y así continuará durante al menos el IV de ellos, frente a los demás grupos. Ni el hecho de que ocho de las presidencias de los Grupos de Trabajo estén ocupadas por los representantes de las instituciones, quedando únicamente una para la sociedad civil. Finalmente, la toma de decisiones definitiva en el seno de la Conferencia no es satisfactoria ya que será el Board el que tenga la última palabra en la misma.
Las últimas noticias que hemos recibido tampoco nos gustan. Nos referimos al nuevo método propuesto por la Presidencia Francesa en el Consejo de la UE el 9 de febrero por el Consejo de Asuntos Generales. En él se recoge que las conclusiones no van a ser aprobadas por el Pleno, sino que será la Comisión Ejecutiva la que tendrá la última palabra, siendo necesario siempre el acuerdo entre los “cuatro pilares”, todos ellos institucionales (Parlamento Europeo, Consejo de la UE, Comisión Europea y Parlamentos nacionales).
Previo a esta decisión final las propuestas se debatirán en el Pleno donde algunos sectores del mismo tendrán capacidad de veto sobre las propuestas, entre ellos el grupo de ciudadanos, y en donde nos han incluido también a los 27 Representantes de los Eventos Nacionales y a la presidenta del European Youth Forum.
Este mes de febrero celebramos tres aniversarios importantes para la Unión Europea, que en varios países han tenido gran repercusión comunitaria. El 14 de febrero se cumplieron 38 años del Proyecto de Tratado de la Unión Europea de Altiero Spinelli de 1984; el 7 de febrero se celebraron los 30 años del Tratado de Maastricht de 1992, en donde se hacía referencia a la vocación federal de la Unión Europea; y el 28 de febrero se celebraron los 20 años de la Convención Europea presidida por Giscard. A estos hitos se suman los dos años ya desde el comienzo de la pandemia del Covid-19.
Nosotros no debemos olvidar una efeméride vital para nuestro compromiso federal, como es el hecho de que el 8 de febrero hemos celebrado los 73 años del nacimiento del Consejo Federal Español del Movimiento Europeo en París, en la sede del Gobierno vasco en el exilio. Sin embargo, estas fechas han pasado casi completamente desapercibidas por la opinión pública española, ni tampoco se han analizado las oportunidades de la Conferencia sobre el Futuro de Europa.
La Unión Europea se encuentra en un nuevo ciclo político desde las elecciones al Parlamento Europeo de mayo de 2019, hace casi tres años. Y, desde entonces, ha tomado medidas decisivas de alcance federal, especialmente para hacer frente a la pandemia del covid-19 como son, entre otras, el Plan de Recuperación o el Fondo de Nuevas Generaciones. A la Conferencia sobre el Futuro de Europa le corresponde formalizar estos avances federales de forma más pausada y con el encuentro y colaboración, en esta iniciativa innovadora, de los representantes de la sociedad civil y los representantes de las instituciones, con el objetivo de completar las reformas ya iniciadas que afectarán a los próximos años de la vida de la Unión Europea, de los Estados miembros y de todos los ciudadanos europeos.
¿Cuáles son los temas fundamentales que hay que decidir en la Conferencia en las próximas semanas, y que habrá que concluir para finales de abril? A mi juicio hay cinco grandes temas, que además van a afectar a España de forma muy considerable. El primer grupo seria el cambio climático y la digitalización, el segundo grupo es el refuerzo de la democracia, especialmente con la reforma del artículo 7; el tercer grupo son los avances en la Unión Bancaria y Fiscal que lleven a una economía en pro de las personas; el cuarto grupo será la incorporación del pilar social dado que hasta ahora la Unión Europea apenas tiene competencias y, por lo tanto, estamos en un sistema asimétrico; el quinto grupo es el avance en la política exterior, donde hay que superar la unanimidad, en un momento tan difícil como el presente en la política de seguridad y defensa de la Unión Europea; al tiempo que se avanza en la política común de migración, tan relevante para España y para el Mediterráneo, donde se está produciendo una catástrofe humanitaria a la que hay que poner fin de inmediato.
La agresión de la Federación Rusa al Estado soberano de Ucrania el pasado 24 de febrero de 2022 esta poniendo en duda si la Conferencia sobre el Futuro de Europa se debe retrasar o se deben mantener los plazos e, incluso, profundizar en el alcance de sus conclusiones. A mi juicio entiendo que hay que defender la segunda posición. Precisamente en esta trágica situación donde se ponen en cuestión los principios básicos del Derecho Internacional, recogidos en el articulo 2 de la Carta de las Naciones Unidas, es el momento de que la Unión Europea de pasos sustantivos en la lógica federal para reforzar su modelo, especialmente, en el ámbito de la política exterior.