M. C.
En el Ministerio de Trabajo ya se han puesto manos a la obra para abrir, en la mesa de diálogo social, la derogación de los elementos más lesivos de la reforma laboral que nos legó Fátima Báñez en 2012. Yolanda Díaz y su equipo tienen claro los objetivos principales: recuperar las competencias de la negociación colectiva y ampliar la vigencia de los convenios colectivos. Y el escenario en el que se va a desarrollar el diálogo es bueno. Los acuerdos se han sucedido a lo largo de este año y en Trabajo son optimistas ante las posibilidades que se abren. Pero también son conscientes de que Antonio Garamendi no lo va a poner fácil y que en las últimas rondas de negociaciones, en las relativas a la prórroga de los ERTE y del teletrabajo, el presidente de la CEOE ha vendido caros los acuerdos.
De hecho, Díaz explicaba la negociación sobre el teletrabajo señalando que “quizás esta ha sido la negociación más difícil y más compleja de las que hemos llevado adelante”. La ministra de Trabajo lo achacaba a la complejidad técnica de la norma, pero no es menos cierto que en las últimas semanas la patronal ha subido el listón en las conversaciones con el ministerio y con CCOO y UGT.
“En Trabajo son conscientes de que Antonio Garamendi no lo va a poner fácil y de que, en las últimas rondas de negociaciones, el presidente de la CEOE ha vendido caros los acuerdos”
Habrá que ver, además, el papel que asume la UGT de Pepe Álvarez. Con representantes de la órbita de CCOO en la cúpula del ministerio, como el propio secretario de Estado, Joaquín Pérez Rey, la central liderada por Unai Sordo va a jugar un papel aliado en el proceso de diálogo. Y aunque en el ministerio no esperan ningún problema serio por parte de UGT, están atentos a los próximos pasos de un Álvarez que en sus declaraciones, hace algunos meses, ha insistido en demandar la derogación completa de la reforma laboral. Desde CCOO han quitado hierro a esas declaraciones, señalándolas como sobreactuaciones de Álvarez sin concreción en la mesa de diálogo. A lo largo de 2020, el tono de Álvarez se ha suavizado ostensiblemente, pero no hay que olvidar que cuando la ministra María Jesús Montero afirmó que la derogación completa de la reforma laboral “no la piden ni los sindicatos”, Álvarez no tardó en subrayar ante los medios lo contrario. Desde el sindicato liderado por Unai Sordo vienen a decir que UGT está sobreactuando, que las declaraciones altisonantes son fáciles de hacer y que a la hora de negociar convenios, UGT no se está mostrando especialmente exigente en las conversaciones con la patronal.
Desde el ministerio se defiende que son ya seis los acuerdos que se han forjado con los agentes sociales. El diálogo social funciona, sí. Trabajo es el ministerio que más alegrías está dando al Ejecutivo. Pero está costando cada vez más sacar adelante los acuerdos, y el relativo al teletrabajo tenía muchas papeletas para enquistarse si Díaz y su equipo no hubieran transigido con algunas cuestiones centrales favorables a los intereses de la patronal. Por ejemplo, la nueva norma no se aplicará al teletrabajo que se ha puesto en marcha a causa de la pandemia. Además, el texto no regula cómo la empresa debe dotar a los trabajadores de los medios necesarios para teletrabajar, que queda en manos de la negociación colectiva.
El texto final también incluye otra demanda de la patronal: el porcentaje de horas desempeñadas fuera del lugar de trabajo para que se considere así. El decreto contempla que sea un mínimo del 30% de las horas, un porcentaje superior al que se contemplaba inicialmente. En otras palabras: será necesario teletrabajar más de un día a la semana para que se considere así, con lo que se quedan fuera las empresas que ya venían teletrabajando así antes de la pandemia, algo relativamente frecuente sobre todo entre las más importantes. Así las cosas, la empresa dejaría de tener obligaciones con respecto al empleado a la hora de asumir costes, entre otras cuestiones.
“El equipo de Díaz tiene claro que en las negociaciones sobre el teletrabajo y de los ERTE se han tomado posiciones para el plato fuerte del curso político: la reforma laboral”
En el sector morado del Gobierno tienen claro que la patronal no es una institución unívoca, que la organización en Andalucía no es igual que la patronal catalana, la madrileña o la vasca, por ejemplo. Y que Garamendi tiene que gestionar presiones de todo tipo. Además, en Trabajo asumen que la posición de la CEOE es la lógica para estirar las negociaciones y arañar algún elemento favorable en el acuerdo final. Pero también tienen claro que en las negociaciones del acuerdo del teletrabajo y de los ERTE se han tomado posiciones para el plato fuerte del curso político: la reforma laboral.
El Gobierno y, en especial, Unidas Podemos se juegan mucho en la negociación de la reforma laboral. Es una de las banderas del Ejecutivo de coalición y las hipotéticas concesiones que pueda recibir la patronal para cerrar el acuerdo pueden erosionar gravemente su capital político y la relación con los sindicatos. La posición de partida es prácticamente común entre Trabajo, CCOO y UGT. Pero la negociación será larga y con muchas curvas.
En la vicepresidencia segunda ven complicado que Garamendi asuma una posición de bloqueo. A lo largo de estos meses, en el sector morado del Gobierno han percibido en la patronal voluntad de llegar a acuerdos. Garamendi quiere influir, no quedarse fuera de los acuerdos. Pero la negociación va a ser larga y, hoy por hoy, todas las opciones están abiertas.