Cultura & Audiovisual / Equipo Lux
En la España de los 50 saber inglés era un ‘plus’ que abría puertas: Juan Estelrich hablaba con soltura cinco o seis lenguas. Personaje cosmopolita, de extraordinaria simpatía, del que dicen que contaba chistes con gracia, era culto y generoso, tenía una gran agenda de conocidos, también de amigos como Fernando Fernán Gómez, Berlanga o Bardem con los que mantuvo una fraternal relación hasta su muerte. Su figura fue símbolo de un espacio cultural muy peculiar: en plena dictadura de Franco, cuando la disidencia estaba perseguida, podían jugar a las cartas Buero Vallejo, que había estado en prisión por comunista, con Vizcaíno Casas, que mantuvo su identidad franquista hasta el final de sus días, pero que a su vez era abogado de nombres como Paco Rabal. En un espacio o un grupo donde cada uno sabía cómo pensaba o donde podía estar el otro pero se respetaban, convivían y podían tener amistad. En un territorio tan insólito como el mundo de la cultura, en el que los lazos tenían que ver con los afectos y una capacidad para ser abierto, afable y dialogante.
“Se publica un documento excepcional sobre un personaje, un tiempo, y sus dos películas restauradas”
Juan Estelrich March (1927-1993), director, guionista, productor y jefe de producción, ayudante… fue por encima de todo un catalizador de una época y un amigo de sus amigos. Hijo del mallorquín Juan Estelrich i Artigues (1896-1958), ensayista y político, personaje vinculado a la Lliga Regionalista y a Cambó, de 1933 a 1936 se sentó en las Cortes republicanas por la provincia de Girona. Al hilo de la aproximación de Cambó al franquismo, Estelrich i Artigues fue el primer representante español en la Unesco. Su hijo Estelrich March llegó de Tánger a Madrid, donde el padre había sido director de ‘España’, para incorporarse al mundo del cine como ayudante de dirección y jefe de producción. En 1959, de la mano de Berlanga, dirige ‘Se vende un tranvía’, supervisada por el realizador de ‘Plácido’ quien, a través de Estelrich, empieza a trabajar como guionista con Rafael Azcona.
Ahora restaurada con una excepcional calidad de imagen y sonido, ‘Se vende…’ emerge como una desconocida joya y una de las mejores piezas de un género como el esperpento, y la más berlanguiana de las películas no dirigidas directamente por él, aunque su espíritu (y su imagen en un insólito cameo) está presente en este mediometraje que iba a formar parte de una serie que no se llegó a producir. Vista hoy, la película es entrañable y a través de un conjunto de actores secundarios excepcionales, de López Vázquez a Chus Lampreave, María Luisa Ponte o José Orjas, se cuenta un timo a unos adinerados pueblerinos, con exteriores naturales irrepetibles del Madrid de la estación de Atocha, la calle Francisco Silvela, glorieta de Bilbao, una irreconocible Plaza de Castilla de verdadero arrabal o una calle de Arturo Soria con el suelo de arena, sin asfaltar. Lo que se cuenta es también la sociedad de la época predesarrollista entroncada con la picaresca y el Siglo de Oro, en una deliciosa y divertida pieza llena de humor e ironía.
Estelrich trabajó en tareas de producción en películas de Samuel Bronston, y también con Orson Welles, Buñuel, Anthony Mann y otros grandes. Fue una figura insustituible en buena parte de aquellas producciones. Al principio de los 60, junto a su suegro Tibor Revesz, un húngaro igual de cosmopolita que ejerció de productor desde las primeras coproducciones de 1950, sacaron adelante ‘El mundo sigue’, considerada la película-cumbre de Fernán Gómez, condenada por la censura de la época a no estrenarse en Madrid. En 2016, su hijo, Juan Estelrich Revesz, también director de cine, quien restauró la película de Fernán Gómez que se estrenó finalmente con enorme éxito de critica y público.

“Íntimo de Berlanga, Bardem, Fernán Gómez, trabajó con Buñuel, Orson Welles, Anthony Mann o Jesús Franco”
Su repercusión llegó a Alemania desde el ámbito universitario surgiendo la idea de poner en valor la figura de Estelrich March, con un libro y sus dos películas ahora restauradas: ‘Se vende un tranvía’ (1959) y ‘El anacoreta’ (1976) premiada en el Festival de Berlín. Uno de los mejores papeles de F. F. Gómez, que tuvo muy buenas críticas pero tibia acogida del público.
La pasada semana en la Academia de Cine se presentó ‘Juan Estelrich, el eslabón perdido del cine español’, libro editado por Demipage y Picueño, con la colaboración entre otros de Egeda, entidad de gestión de la producción audiovisual; Platino Educa, Filmoteca Española, RTVE, Universidad de Santiago de Compostela, Grupo Autores Audiovisuals, Fundación Wenceslao Fernández Flórez, Universitat Reigeisburg (Alemania) o FlixOlé. Un volumen de tres kilos de peso y cerca de 600 páginas con impresionante aportación fotográfica, y variados trabajos, entre otros los de José Luis Castro de Paz (catedrático en Santiago de Compostela), Santos Zunzunegui, Jose Mª Folgar o Carlos Heredero, coordinados por Estelrich Revesz.
Entre los documentos, un guión con Pedro Beltrán de 1971 que no pudo rodarse, un esperpento absoluto sobre la sociedad de la época, textos inéditos, además del DVD restaurado de ‘Se vende un tranvía’ y ‘El anacoreta’. En la presentación a cargo de Mariano Barroso, presidente de la Academia, y Enrique Cerezo, de EGEDA, un debate a cargo del catedrático Fernando Rodríguez Lafuente, exdirector general del Libro y del Instituto Cervantes, ahora director de Platino Educa, con la presencia de la siguiente generación, los también directores Estelrich Revesz, Miguel Bardem o José L. García Berlanga, y entre el público Helena Fernán Gómez. El trabajo y la aportación de nueva luz sobre estos personajes y su época tiene interés no sólo desde la perspectiva de los amantes del cine, sino de cualquier persona interesada por un mejor conocimiento de un pasado todavía reconocible en una España aparentemente distinta a la de hoy.