M. C.
Si José Luis Escrivá tenía pocas dificultades con la reforma de las pensiones y la resistencia que está encontrando en los sindicatos, el ministro de Inclusión y Seguridad Social ha abierto otro frente con la reforma de las cotizaciones de los autónomos que pretende impulsar. Las organizaciones representativas de este colectivo afirman que Escrivá y su equipo no les han tenido en cuenta y que así no se va a llegar a un acuerdo.
“Tanto el presidente de ATA, Lorenzo Amor, como el de la UPTA, Eduardo Abad, han mostrado su malestar por no conocer de manera oficial la propuesta”
Con el nuevo sistema de cotización por ingresos reales, la cuota de los trabajadores autónomos oscilará entre un mínimo de 90 euros y un máximo de 1.220 euros al mes, una vez finalizado el periodo de 9 años de despliegue total de la reforma. Esta es la propuesta que Escrivá, ha enviado a los agentes sociales.
Durante el primer año del periodo transitorio de aplicación de esta reforma, en 2023, se establecerá una cotización intermedia por tramos cuyo número se irá incrementando progresivamente para quienes más ganan. Una vez que finalice el periodo de despliegue, a partir de 2031, las cuotas correspondientes a cada uno de los trece tramos (con ajustes vinculados a la inflación) oscilarán entre los 90 euros al mes para quienes ganen menos de 3.000 euros y los 1.220 euros mensuales para quienes ingresen más de 48.841 euros al año.
Tanto el presidente de la Federación Nacional de Autónomos (ATA), Lorenzo Amor, como el de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos (UPTA), Eduardo Abad, han mostrado su malestar por no conocer esta propuesta de manera oficial. En declaraciones recogidas por Europa Press, Amor ha negado que esto vaya a ser así porque “no está pactado”. De hecho, Amor ha señalado que tanto CEOE como ATA “no están de acuerdo” con esta propuesta. “Yo lo desconozco como presidente de ATA, porque a los autónomos no se le ha remitido, pero lo conozco como vicepresidente de CEOE”, ha explicado Amor. Nuevo capítulo de los desencuentros que han venido manteniendo Escrivá y Amor.
Mientras, Escrivá trata de avanzar en la reforma de las pensiones. Ha remitido otro borrador a los agentes sociales en el que se recoge la propuesta de que Gobierno, patronal y sindicatos realicen, en el marco del diálogo social, una evaluación periódica cada cinco años de los efectos de la nueva fórmula de revalorización de las pensiones con el IPC para el mantenimiento del poder adquisitivo. Esta evaluación de los efectos de la revalorización anual se trasladará al Pacto de Toledo y “contendrá una propuesta de actuación si fuese necesario corregir alguna desviación para preservar el mantenimiento del poder adquisitivo de las pensiones”, según el texto.
Esta regla adicional, recogida en la reforma de la nueva fórmula de revalorización, tiene el objetivo reforzado de preservar el mantenimiento del poder adquisitivo de las pensiones y garantizar la suficiencia económica de los pensionistas. Así, se garantizará el mantenimiento del poder adquisitivo a través del incremento de las pensiones el 1 de enero de cada año de acuerdo con la inflación media registrada en el ejercicio anterior. Además, se recoge que en el caso de haber inflación negativa, las pensiones “no sufrirán merma alguna, quedando ese año inalteradas”.
Por otro lado, sobre los coeficientes reductores que se aplican a la jubilación anticipada, el texto dice que se aplicarán los coeficientes reductores correspondientes a la jubilación por causa no imputable al trabajador en aquellos supuestos en los que quien se jubila anticipadamente de forma voluntaria esté percibiendo el subsidio de desempleo desde al menos tres meses antes. El borrador apunta que, con el fin de reforzar la equidad de esta modalidad de pensión, los coeficientes reductores se aplicarán sobre la cuantía de la pensión respetando la limitación máxima. Además, la eliminación de la regulación hasta ahora aplicable en los supuestos en los que la pensión teórica quedaba por encima de ese límite se hará de forma progresiva a lo largo de un periodo de doce años.
“Habrá que ver si el borrador sobre pensiones consigue satisfacer a unos sindicatos que se han venido quejando de que el principal problema de Escrivá es que “no entiende el diálogo social”
Habrá que ver si estas propuestas consiguen satisfacer a unos sindicatos que se han venido quejando de que el principal problema de Escrivá es que “no entiende el diálogo social”, porque “él va con sus propuestas, que entiende que son las mejores”, y no se abre a una negociación en profundidad. Así se expresan fuentes conocedoras de las negociaciones que han mantenido en los últimos meses los sindicatos y el Ministerio de Seguridad Social, que se quejan de que Escrivá no articula el proceso de diálogo como sí hace el Ministerio de Trabajo, escuchando a las partes y tratando de llegar a un encuentro en posiciones intermedias.
Hace apenas un mes, durante su comparecencia en el Congreso, el ministro de Seguridad Social insistía en que el diálogo con los agentes sociales “no está estancado”, y aseguraba que el acuerdo para la reforma de las pensiones está “cada vez más cerca”. Pero los secretarios generales de CCOO, Unai Sordo, y UGT, Pepe Álvarez, enfriaban su optimismo. Por ejemplo, en rueda de prensa, Sordo mostraba su disconformidad con las nuevas penalizaciones que ha diseñado y que endurecen las prejubilaciones. Su apuesta es hacer “más beneficioso” para las personas permanecer en su puesto de trabajo durante más tiempo: “Incentívese la permanencia por la vía de mejorar los coeficientes y no de empeorarlos”. Habrá que ver si el nuevo borrador de Escrivá les convence.