Las grandes empresas tecnológicas estadounidenses están despidiendo ‘a cascoporro’, como diría Alonso Quijano, más conocido como Don Quijote. O, como ya en nuestros días, repite el humorista José Mota, otro manchego ilustre. Los datos son tan contundentes como desconcertantes. Miles de empleos se han destruido en 2022, cuando los más avezados analistas no lo habían previsto. Y el despiece laboral seguirá este año en Amazon, Facebook, Cisco, Twitter, Google, Microsoft, PayPal, y unas cuantas más.
“Luego de haberse hecho multimillonarios, a los altos cargos les ha dado por eliminar a buena parte de su bien preparada y bien pagada plantilla”
Luego de habernos capturado en sus redes, controlado cada uno de nuestros movimientos físicos o financieros, y luego del atiborrarnos a compras y suscripciones tantas veces innecesarias… Luego de haberse hecho multimillonarios, aspirando al dominio de nuestras vidas y haciendas, a los altos cargos les ha dado por eliminar a buena parte de su bien preparada y bien pagada plantilla.
¿Será posible que haya excedentes de personal, así de golpe?, me preguntaba yo mismo, mientras esperaba al repartidor con el pedido de Amazon, realizado el día anterior tras abrir la página en Google, y que pagaría mediante PayPal. Hasta la pandemia, estas compañías se dedicaron a fichar especialistas de manera tan compulsiva como la que ahora las empuja a ponerlos en la calle.
Necesitaba una opinión autorizada y pronto la encontré en la figura de una experta, desconocida para el gran público.
Se llama Indira Metha Verso. De padre nacido en Bombay y de madre napolitana. Tal vez emparentada con Zubin Metha, el gran director de orquesta indio. Que nadie intente encontrar su biografía en Wikipedia. He tenido que consultar archivos hipersecretos para descubrir que se ha refugiado en un monasterio del Himalaya, donde vive una existencia austera como monja budista.
Según aprendo por información reservada, fue la auténtica creadora del Metaverso. Hasta que Mark Zuckerberg se apropió de su invento y lo patentó, abusando de una bondad femenina tipo zen. Indira se sumió en una depresión casi irreversible. Renunció a su puesto relevante como CEO en una firma de Silicon Valley, donde triunfan tantos ejecutivos indios, y buscó amparo en la espiritualidad. Como Gmail llega a lo más remoto del universo, he concertado con ella una concisa entrevista telemática. Este es el resultado:
—¿Por qué ese aluvión, Indira, de 120.000 despidos en el año pasado y los recortes que se siguen produciendo?
—Porque se ha producido una epidemia en las sociedades del Nasdaq 100, y más allá de ellas. Si Jeff Bezos, de Amazon, ve que Elon Musk empieza a echar gente nada más comprar Twitter, se dice: «Este puede estar zumbado, pero tonto no es. No voy a quedarme atrás». Lo que se define como ‘efecto contagio’. Los inversores aplauden, creyendo que al liberarse carga salarial subirán las cotizaciones, y la tendencia se reproduce a la velocidad de la luz en plan ‘trending topic’. En definitiva, se da lo que la revista ‘Forbes’ califica de ‘mentalidad de rebaño entre los líderes corporativos’.
“Una vez que llegan a la cima, los propietarios de estos negocios pasan de innovadores revolucionarios a superhéroes de Marvel”
—¿Influye que la mente real de los dirigentes se haya transformado en virtual?
—Una vez que llegan a la cima, los propietarios de estos negocios pasan de innovadores revolucionarios a superhéroes de Marvel. Les da por crear fundaciones filantrópicas para ayudar a la Humanidad, y de paso ahorrarse impuestos. Montan laboratorios para someterse a criogenización antes de morir y alcanzar la inmortalidad. Se pagan viajes espaciales para contemplar la Tierra desde lejos. Pero, sobre todo, ponen de patitas en la calle a tipos normales y corrientes, demostrando su omnipotencia. En cierta medida siguen las pautas de Jehová y de otros dioses implacables, que consisten en acosar y atormentar a los seres humanos.
—Los efectos serán devastadores para la moral de la tropa.
—Y que lo digas, Mateo. Según estudios fiables, las probabilidades de suicidio entre los expulsados aumentan como dos veces y media. Comen en exceso. Se dan al tabaco, a la bebida y a las drogas. Un holocausto.
—¿Es algo nuevo, o hay precedentes históricos?
—Los hay, y recientes. Copio un párrafo de Internet, con declaraciones de Jeffrey Pfeffer, profesor en la Universidad de Stanford: «Después de los ataques terroristas del 11 de septiembre de 2001, todas las aerolíneas excepto Southwest hicieron despidos. A fines de ese año, Southwest, que no lo hizo, ganó cuotade mercado». Se benefició un montón de empresas que no se sumaron al pánico.
—Muchas gracias, Indira.
—A ti. Rogaré a Buda que España siga retrasada en investigación y desarrollo.
“Según estudios fiables, las probabilidades de suicidio entre los expulsados aumentan como dos veces y media”