Cultura & Audiovisual / Equipo Lux
Tradicionalmente agosto es un mes de reducción en el consumo de televisión con pérdida de espectadores. Pero no tanto como en 2021, donde la media de uso diario ha caído a 174 minutos, el índice más bajo desde 2006, según los datos de Barlovento analizados por Kantar Media. Pese a la celebración de la Olimpiada de Tokio, evento que suele atraer a abundante número de espectadores, y que ha hecho subir la media de audiencia de TVE en julio y primeros días de agosto.
Tan sólo un 3% ha visto la televisión en diferido. El grupo de población que más tiempo ha dedicado a ver televisión han sido las mujeres con 3 horas 81 minutos de media, y especialmente los mayores de 64 años con 5 horas 12 minutos. Pueden observarse las abismales diferencias entre la media y el grupo de población con más edad, camino de que la televisión en abierto se convierta casi en un coto de los que tienen más años.
“La media de utilización diaria fue en agosto de 2 horas 53 minutos, la cifra más baja desde 2006”
De toda la población española, 26,3 millones han conectado por lo menos un minuto diario para ver a través del medio, el 57,6 % de la población, un 1.038.000 menos que en el año 2020. Los abstencionistas totales que no han dedicado ni un segundo a ver televisión han sido en agosto 3.162.000, un 5,4% de la población. Hay un dato muy significativo: los 5,7 millones de comentarios sobre espacios de televisión que se han difundido a través de las redes sociales.
Respecto a la distribución de los soportes, el 73,9 % han sintonizado con la TDT, con un retroceso del 0,3%, frente a las de pago (16,3%), cable (7,3%) y satélite digital (1,3%). Desde hace meses, las investigaciones de audiencias cuantifican también los pases de espacios en diferido a través de soportes no simultáneos a la emisión, como las plataformas que todas las generalistas quieren promocionar, a través de fórmulas abierto y de pago como las que mantienen Mediaset y Atresmedia. O con la nueva RTVE Play, de momento gratis, donde se ofrecen los contenidos sobre los que la pública tiene derechos.
Estos nuevos soportes son básicos para las generalistas porque el futuro se juega a través de las redes. Un asunto que preocupa mucho a RTVE, la que tiene un audiencia más envejecida respecto a su perfil de espectadores que tienen una mayor dificultad para acceder a las redes, plataformas y nuevos soportes. Por ello se busca colocar contenidos en esas nuevas vías en ‘streaming’ que llamen la atención de espectadores más jóvenes. Sabiendo que ahora se cuantifica también la audiencia a través de este medio, a diferencia de épocas anteriores en las que sólo contaba la emisión en directo.
La referencia respecto a 2020 y la caía de audiencia en agosto del presente año va más allá de la atipicidad del pasado verano en el que se salía del confinamiento. También a principios de este verano se levantaban las restricciones del toque de queda, lo que provocó que el turismo interior fuera muy poderoso a lo largo de estas semanas. Aspecto que repercute en la caída del número de espectadores ante la pequeña pantalla: los más jóvenes tienen más predisposición y posibilidades de salir, especialmente de tarde-noche, en los horarios de ‘prime time’.
Los datos tienen relevancia desde el punto de vista de las campañas de publicidad, cada vez más sectorializadas y que buscan nuevos nichos de público. En un momento en el que los jóvenes consumen menos televisión en la forma convencional y lo hacen a través del ‘streaming’ y de soportes como tablet, ordenadores y teléfonos digitales. El perfil de los contenidos está determinado por el objetivo que se busca con la audiencia. En los últimos tiempos se están realizando campañas con spots que parecen difíciles de entender por la audiencia generalista de más edad de lo formatos convencionales, así como anuncios en inglés que aparecen en las redes, o con productos de nueva implantación.
“Mujeres y mayores de 64 años, el público más adicto a la pequeña pantalla”
La remodelación en el perfil de las audiencias y el incremento de la edad en la TDT, que todavía sigue suponiendo tres cuartas partes del soporte, es un asunto que siguen al dedillo tanto empresas como anunciantes. Una audiencia envejecida puede estar muy fidelizada pero es dudosa desde la perspectiva de su valoración por ciertas campañas publicitarias. Esta contradicción se evidencia en el caso de Trece, el canal católico, que en su banda llega a ser muchos días el espacio más visto, especialmente con sus ‘western’ de la tarde de los años 50 y 60, pero que publicitariamente no tiene la relevancia que debiera al tratarse de un segmento de edad con menor capacidad de compra.
El peso creciente de los contenidos en ‘streaming’ fuerza a crear temas-cebo o reclamo para la audiencia más joven, que es la principal consumidora de estos formatos. El gancho son las miniseries de ocho minutos por capítulo para ver a través del teléfono o de internet. Ahora todos las producen, incluida TVE, bajo el nombre de series-web.