Ana Sánchez Arjona
Es uno de los caballos de batalla de José Luis Escrivá: controlar el gasto en pensiones. No lo tiene fácil porque ha de negociar los cambios que quiere para el sistema público con los agentes sociales, patronal y sindicatos, y estos últimos no quieren experimentos en este sentido.
“Queremos conseguir una moderación de este orden para conseguir un sistema de pensiones razonable, sostenible, y que mantenga los niveles de suficiencia actuales, porque es un nivel de pensiones razonable”, decía Escrivá en una entrevista, declaraciones que se producían después de conocerse que la factura mensual de las pensiones había rebasado los 10.000 millones por primera vez, un gasto que se incrementa por factores estructurales, según el Escrivá, que ha calculado que a partir de 2025, crecerá aún más por la jubilación de la llamada generación del baby boom.
“Un mes más hay que destacar cómo los nuevos jubilados cobran cada vez pensiones más elevadas. De esta forma, en concreto, las altas de pensiones de jubilación en marzo, última fecha disponible, ascendieron a 1.395,74 euros de media”
Y esa factura sigue subiendo y batiendo records porque la Seguridad Social destinó en abril la cifra récord de 10.136,2 millones de euros al pago de pensiones contributivas, un 2,6% más que en el mismo mes de 2020, según ha informado hoy el Ministerio de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones.
Más de dos tercios de la nómina, 7.289,05 millones de euros, se destinaron al abono de las pensiones de jubilación. Esta cuantía experimentó un crecimiento que supera el 3,18% en los últimos doce meses.
A pensiones de viudedad se dedicaron 1.737,84 millones de euros, un 1,88% más que en abril de 2020. La nómina de las prestaciones por incapacidad permanente, por su parte, se situó en 941,36 millones de euros (-0,26%), mientras que la de orfandad supuso 141,91 millones (1,64%) y las prestaciones en favor de familiares, 26,03 millones de euros (2,67%).
En abril de este año se han abonado 9.815.728 pensiones contributivas, un 0,3% más que hace un año y casi 10.000 más que en marzo (0,1%). Del total de pensiones, más de 6,1 millones fueron de jubilación y 2,35 millones correspondieron a viudedad.
En los tres primeros meses del año se han producido 159.171 altas de pensiones, al tiempo que se han registrado 146.264 bajas, de forma que las altas han conseguido superar a las bajas por segundo mes consecutivo.
La pensión media de jubilación alcanzó en abril los 1.186,87 euros, un 2,4% más que el año pasado.
Eso sí, un mes más hay que destacar cómo los nuevos jubilados cobran cada vez pensiones más elevadas. De esta forma, en concreto, las altas de pensiones de jubilación en marzo, última fecha disponible, ascendieron a 1.395,74 euros de media. En concreto, en el Régimen General las nuevas jubilaciones se elevaron a 1.510,45 euros/mes.
Así que, con estas cifras sobre la mesa, el ministro de Seguridad Social está convencido de que el gasto en pensiones blindándolas con el IPC si no se compensa por otro lado, supondrá tres puntos más en el momento de mayor tensión, un poco antes de 2050.
“Un 15 % del PIB no resulta alarmante, en principio”, pero “estamos planteando elementos para moderar este incremento”
Pero la reforma que plantea el Ejecutivo se queda corta para muchos expertos, frente a lo que defienden los sindicatos, porque no soluciona, a su juicio, los retos a largo plazo de nuestro sistema de pensiones públicas.
Se justifican en que solo hay que constatar que la propuesta sobre la que gira la reforma del ministerio para ajustar a largo plazo la bomba de gasto que supondrá la jubilación de la generación del baby boom es incrementar las bonificaciones que se aplican al retraso voluntario de la jubilación además de subir de manera significativa las penalizaciones a la jubilación anticipada para, de ese modo, elevar en dos años la edad efectiva de jubilación.
“De acuerdo con las últimas previsiones realizadas por la AIReF, un retraso de al menos dos años en la edad efectiva de jubilación, contribuirá a reducir el gasto público por encima del 0,9% del PIB de aquí a 30 años, es decir, en 2050”
Sin embargo, dudan de que ese objetivo ni siquiera es seguro que vaya a cumplirse y se cuestionan si serán suficientes las bonificaciones que se determinen, y también las penalizaciones para que se cumplan objetivos. Incluso dudan de que, aun cumpliéndose, no arreglarían el grueso del problema.
Y es que, de acuerdo con las últimas previsiones de la AIReF un retraso de dos años en la edad efectiva de jubilación contribuirá a reducir el gasto público por encima del 0,9% del PIB de aquí a 30 años, es decir, en el 2050. No es un periodo demasiado largo sobre todo si tenemos en cuenta que la propia Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal piensa que cargarse como pretende el ministro de Seguridad Social el factor de sostenibilidad de las pensiones, por el que la pensión de los nuevos jubilados se reduciría alrededor de un 6% por cada año que hubiera crecido, hasta ese momento, la esperanza de vida, va a suponer un incrementar el gasto en un 0,9% del PIB en el año 2050.
Todo esto está sobre la mesa de negociación a la espera de un acuerdo entre el ministerio y los agentes sociales.