Crónica Económica / N. D. ■
Quién le iba a decir al gas que volvería a estar de actualidad. Después de años denostado, la crisis energética en Europa propiciada por la guerra en Ucrania ha vuelto a ponerlo en el centro de las políticas energéticas. Los foros para discutir sobre ello se suceden. Como, por ejemplo, la reciente jornada organizada por el Comité de Energía y Recursos Naturales del Instituto de la Ingeniería de España y el Club Español de Medio Ambiente (CEMA). Ahí los expertos señalaron que la dependencia energética exterior de España no de deja de crecer. s. El año pasado, nuestro país apenas produjo un 0,3% del gas consumido por la población y, actualmente, cuenta con un 8% de gas almacenado, una cifra muy inferior al enorme potencial que tiene el subsuelo español y alejada de países de nuestro entorno Alemania (25%), Francia (26%) o Italia (24%).
“Los expertos apuntan “la urgente obligación de iniciar un plan que aumente la capacidad gasista del país, ante las nuevas circunstancias políticas en Europa”
De ahí que los ponentes apuntaran “la urgente obligación de iniciar un plan que aumente la capacidad gasista del país, ante las nuevas circunstancias políticas en Europa”. Durante la jornada se explicó que, a mediados de los ochenta, España apostó por el gas como energía primaria, pero a finales de los noventa surgió una preocupación, que sigue siendo actual. Los almacenamientos de gas de Gaviota, Serrablo, Marismas y Yela no aseguran la seguridad nacional del sistema gasista. Por este motivo, España adquiere el gas mediante la compra a 16 países diferentes del mundo, siendo Argelia el lugar de origen que envía más gas al país, hasta que este año Estados Unidos se ha convertido en el principal proveedor de gas para nuestro país. “La necesidad de almacenamiento subterráneo de gas en España, hasta alcanzar los niveles similares al de países europeos de nuestro entorno, resulta imprescindible. Ello puede permitir no solo modular la oferta y la demanda de gas entre invierno y verano, si no también abordar de forma eficiente un eventual desabastecimiento, aprovechar los periodos de precios bajos y mejorar la capacidad de negociación con los proveedores, no estando al albur del tensionado mercado del Gas Natural Licuado (GNL)”, explica Isaac Álvarez Fernández, colaborador del Comité de Energía y Recursos Naturales del Instituto de Ingeniería de España (IIE).
Los expertos también enfatizan en el papel que, atención, podría jugar el almacén subterráneo de gas Castor, considerado como depósito básico en el sistema gasista español con el mismo carácter que otros, como, por ejemplo, Gaviota o Serrablo. La plataforma, con una elevada permeabilidad, cuenta con un volumen de almacenamiento total de 1.900 millones de Nm3 de gas natural (equivalente a 22.500 GWh de energía) y su capacidad de inyección es de 8 millones de m3 al día. De esta forma, sería posible cubrir aproximadamente el 25% del consumo medio diario de gas en España, mantenido durante 40 días, en caso de emergencia.
“También enfatizan en el papel que podría jugar el almacén subterráneo de gas Castor, considerado como depósito básico en el sistema gasista español como Gaviota o Serrablo”
El almacenamiento Castor está inactivo desde septiembre de 2013, tras varios episodios de sismicidad en las costas de Castellón, pero, señalan, “desde octubre de ese mismo año no se han vuelto a percibir temblores en la región, ni existe ninguna verificación de la más mínima traza de fuga de gas”. Álvarez destaca que: “tal y como están afectando los diferentes acontecimientos actuales a España creemos indispensable la búsqueda de nuevas alternativas energéticas, aprovechando los recursos de los que ya disponemos en nuestro país. La plataforma Castor, cuyo desmantelamiento está aprobado y que seguimos pagando todos los españoles, es una opción con una capacidad potencial que debería ser puesta en marcha para garantizar la seguridad de nuestro suministro.”
Y esta petición se da justo en el momento en que España y Portugal acaban de alzarse con una victoria tras el respaldo de la Comisión Europea a la llamada excepción ibérica. Tal es el ‘subidón’ que los dos países han vuelto a unirse y podrían a ver enviado una propuesta a la Comisión y al Consejo Europeo, en la que se reclama una nueva excepción ibérica: poder contabilizar sus stocks de gas natural licuado para el objetivo de almacenamiento que reclama la Comisión Europea (80% para 2022 y 90% para 2023). El gas vive un renacer para disgusto de ecologistas, empresarios renovables y hasta la propia ministra del ramo, Teresa Ribera, artífice de la regulación de transición ecológica.