Cultura & Audiovisual / Equipo Lux ■
Cuando parece que está casi todo dicho sobre el teatro español del Siglo de Oro aparecen sus nombres desconocidos, en este caso autoras femeninas, a las que a lo largo de mucho tiempo se ninguneó porque se suponía que como ellas eran ‘inferiores’ en talento al género masculino, sus obras apenas merecían atención. Ese destino persiguió a distintas mujeres que escribían en aquella época. En especial a Ana Caro de Mallén, una granadina cuya biografía parece extraída de una novela, de origen desconocido, que pasa por la Corte y muere de peste, quemándose una parte importante de sus obras desaparecidas para siempre.
El ‘hallazgo’ de varias piezas de Caro y la pista sobre esta autora corresponde a la escritora y profesora de la Complutense, a su vez escritora teatral, Juana Escabias, que a principios de este siglo encontró alguna referencia sobre esta autora, y la convirtió en objeto de su prolija y dilatada investigación que acabó formando parte de su tesis doctoral. Escabias logró recobrar distintos textos de esa autora, y en estos momentos firma como responsable de la versión de ‘Valor, agravio y mujer’ en el montaje que presenta la Compañía Nacional de Teatro Clásico; donde Caro de Mallén es representada en época contemporánea en un teatro nacional por vez primera.
“Por vez primera la Compañía Nacional de Teatro Clásico pone en escena una obra de Ana Caro de Mallén, autora granadina del XVII, rescatada del olvido por la escritora teatral Juana Escabias”
La espera ha merecido la pena. En el argumento se presenta a una mujer, Doña Leonor, que se desenvuelve con una insólita independencia para su época, sin depender de un padre, un hermano o u un marido . Engañada por Don Juan, que juega con varias mujeres, la protagonista no duda en viajar a Bruselas (y Flandes) para hacerse pasar por Leonardo, en una confusión típica de comedias del Siglo de Oro. Pero a diferencia de otras, la venganza no va a representar la muerte de quien causa ese agravio, sino la posibilidad de que ella demuestre que no necesita matarle y que la dignidad no le debe ser devuelta por el otro, sino por ella misma; con un final feliz. La originalidad de esta obra es su punto de vista de una mujer del XVII con una independencia absoluta respecto al papel del género femenino. Ana Caro de Mallén fue poetisa y se la podría considerar primera periodista de la historia dado que escribió crónicas de sucesos por las que llegó a cobrar remuneración.
Como autora teatral, sorprendentemente desconocida e ignorada, ‘Valor, agravio y mujer’ está muy bien escrita, con unos diálogos en verso clásico de una gran agudeza y brillantez. Coetánea de Calderón de la Barca, Ruiz de Alarcón y otros, amiga de Góngora, Vélez de Guevara o de María de Zayas, fue contratada por la corte de Felipe IV para escribir crónicas. Esta producción de la Compañía Nacional del Teatro Clásico estará en cartel en el Teatro de la Comedia hasta el 4 de junio, de donde viajará a distintos festivales. Dirigida por Beatriz Argüello sobre los textos de Ana Caro escritos por Juana Escabias para esta versión, la producción exhibe un ritmo frenético, sin apenas pausas, en lo que para el espectador se convierte en una agradecida pieza donde no hay anacronismos y se respeta el tiempo y el vestuario de la época en que transcurre. Con un versátil y sobrio decorado de Carolina Rodríguez que mueven los propios actores, vestuario de Rosa García Andújar e iluminación de Paloma Parra que recrea muy bien los diferentes ambientes de la historia, la producción gira a un ritmo excelente en lo que constituye una entretenida comedia clásica para público de hoy, que permite acercarse a ese enorme patrimonio (en el caso de Ana Caro de Mallén) casi desconocido en nuestros días, y al que se da vida con un tono equilibrado, sin pedantería ni obsesión culterana.

Ese enloquecido entusiasmo que ofrece la obra tiene a un buen reparto de actores llenos de entusiasmo donde destaca la pareja protagonista, Julia Piera y Pablo Gómez-Pando, rodeados por un conjunto de eficaces actores nuevos y veteranos. Donde llaman la atención las coreografías de acción y los combates de esgrima teatral muy aplaudidos por el público, creados por Jesús Esperanza.
Argüello, la directora escénica, resuelve los cambios de escenario con el mínimo de elementos escénicos y de atrezo (el asalto de lo bandoleros por ejemplo, a base de telas transparentes e iluminación), ofreciendo un espectáculo donde la presencia femenina en el equipo artístico es arrolladora, y en el que las casi dos horas de duración sin pausa transcurren de forma muy rápida. El punto más electrizante de ‘Valor…’ está puesto en la figura de un Don Juan contemplado desde la perspectiva femenina.
El resultado de esta producción debe animar a repetir con Ana Caro de Mallén aunque de forma lamentable se ha perdido la mayor parte de su obra, y otras autoras españolas del Siglo de Oro que apenas ocupan una línea en las monografías dado la relegación del talento y la creatividad femenina en otras épocas de la historia.