Crónica Económica / José García Abad
El dividendo se hunde por la crisis monetaria de Turquía, una incursión del BBVA sin paracaídas ni freno de mano de la que su anterior presidente, Francisco González (FG), presumía como gran acierto estratégico.
“El dividendo se hunde por la crisis monetaria de Turquía, una presencia del BBVA sin paracaídas ni freno de mano de la que su anterior presidente Francisco González (FG) presumía como su gran acierto estratégico”
Al tiempo que su suprema presunción de ser el campeón digital, una opción de la que todos los bancos presumen pero que él no supo gestionar medianamente bien y que ahora recibe un mazazo en el Reino Unido.
Como señala el analista financiero Pedro Ruiz: “En 2018, BBVA alardeaba de que la entidad estaba anticipando “de forma activa en la disrupción de la industria financiera”. Para ello, la firma vasca utilizaba una serie de palancas que iban desde la exploración y la experimentación hasta distintas adquisiciones e inversiones. La más notable fue la inyección de 100 millones de euros en el primer banco digital de Reino Unido, Atom Bank, para incrementar su posición en el accionariado. Ahora, en pleno 2021, el ‘tsunami’ digital que el entonces presidente Francisco González iba a surfear ha arrollado a la entidad”.
Enfermo de osteoporosis
El banco, desalmado (sin alma), se debate en un marasmo de inseguridad ante un infamante proceso judicial de una inmoralidad bancaria sin precedente encargada por FG al excomisario Villarejo. Una inseguridad que se pone de manifiesto en numerosas actuaciones fallidas como la pretendida absorción del Sabadell, cuyo presidente se ha permitido mirar al gigante por encima del hombro.
“La suprema presunción de FG fue ser el campeón digital, una opción de la que todos los bancos presumen pero que él no supo gestionar medianamente bien y que ahora recibe un mazazo en el Reino Unido”
Pues el BBVA sigue siendo un gigante que se va achicando detrás del Santander y en unos días de la Caixabank ampliada con Bankia. Es un gigante descabezado por un éxodo de directivos de alta intensidad huidos de la dictadura incompetente de FG, con flojera ósea, enfermo de osteoporosis, dolencia definida por el diccionario como “enfermedad esquelética en la que se produce una disminución de la densidad de masa ósea. Así, los huesos se vuelven más porosos, aumenta el número y el tamaño de las cavidades o celdillas que existen en su interior, son más frágiles, resisten peor los golpes y se rompen con mayor facilidad”.
Parecía que el escándalo FG/Villarejo no le afectaba pero…
Aparentemente el banco no había perdido potencia, clientes ni inversores, por el escándalo FG/Villarejo pero perdió grandes dosis de su tesoro reputacional que ha terminado desmoralizando a una entidad de orígenes gloriosos, la del Bilbao y el Vizcaya, que fueron la avanzadilla de la modernidad bancaria. Hasta que aterrizó Rodrigo Rato y confió la entidad fusionada a un agente de Bolsa sin experiencia bancaria en un “mientras tanto”, hasta que Rato descendiera de la política para realizar su sueño de presidir un gran banco.
FG trató de compensar su inexperiencia con prepotencia y el uso de su poder omnímodo conseguido expulsando a lo mejor del banco con grandes finiquitos a cuenta de los accionistas que le permitió mantenerse al frente de la entidad un par de décadas.
“El BBVA ha sido de los más afectados por la pandemia lo que ha repercutido en sus dividendos y en su cotización bursátil”
A su heredero, Carlos Torres, un tecnócrata salmantino de 55 años, bien intencionado pero de escaso carisma para ejercer el liderazgo, que cuando recibió el trono trató de hacer compatible la reivindicación de quien lo designó con la asunción de responsabilidades, le faltan condiciones para ilusionar a su gente en un proyecto ambicioso y se limita a tratar de ir apagando los incendios que se suceden a diario.
La pandemia le golpeó más que a los demás
De los duros efectos de la pandemia sobre el BBVA no tiene la culpa FG pero es el responsable de la osteoporosis que sufre la entidad, de las deficiencias inmunológicas adquiridas que la tiene más expuesta que a sus colegas a todo tipo de virus.
El caso es que el BBVA ha sido de los más afectados por el maldito Covid-19, lo que ha repercutido en sus dividendos y en su cotización bursátil. Sus acciones llegaron a caer en septiembre de 2020 a los 2,13 euros, la cotización más baja de los últimos 15 años. El BBVA se vio obligado a limitar su oferta a los accionistas a 0,059 euros por acción, unos 300 millones frente a los 1.700 millones del año anterior.