Humor asalmonado / Mateo Estrella ■
Te levantas a ducharte y a preparar el desayuno, o viceversa, con las energías justas para pasar la jornada. Enchufas la radio mientras se hace el café de cápsulas ricas en furano –riesgo cancerígeno–, y se tuesta el pan de molde con exceso de sodio –peligro de hipertensión–. Enseguida empiezas a escuchar las previsiones sobre catástrofes inmediatas, que te ponen las neuronas en vilo y arruinan tu moral durante el resto del día.
“En el caso de que Emmanuel Macron se disfrazara de Napoleón Bonaparte e invadiera de nuevo Madrid, ahí estaría Margarita Robles, con un par, para frenar el ataque”
Qué suerte tienen los/las individuos/as con tendencias masoquistas. Disfrutan esas primeras horas de manera orgásmica. Tú, que eres sexualmente ordinario, quisieras encarnarte en Froilán de Marichalar, o en Tamara Falcó, para alcanzar un fin de mes inmune a las miserias de la clase media en vías de desaparición.
El calentamiento global, la amenaza nuclear, la subida en flecha de la cuenta en el supermercado, la decisión conjunta de Christine Lagarde en Fráncfort, y de Jerome Powell en Washington, incrementando una vez más los tipos de interés…, son acontecimientos exógenos que generan padecimientos a nivel individual.
Te ahogas en casa, porque no pones el aire acondicionado para no disparar la factura de la luz. Renuncias a ese filete de solomillo, con precio de lingote de oro, que te pide el cuerpo, a pesar de que pronto se extinguirá con el hundimiento de la ganadería extensiva. Pides un crédito rápido a Cofidis para pagar la hipoteca mensual, que te cuesta como si habitaras una mansión en lugar de un apartamento con 40 metros cuadrados útiles. Pero es la única manera de que no te embarguen la vivienda.
Mientras, la clase dirigente se enzarza en boberías institucionales, sin enfrentar los auténticos problemas de supervivencia. Como cuando Félix Bolaños rivaliza con Isabel Díaz Ayuso en ponerse al frente del 2 de mayo. Absurdo. En el caso de que Emmanuel Macron se disfrazara de Napoleón Bonaparte e invadiera de nuevo Madrid, ahí estaría Margarita Robles, con un par, para frenar el ataque.
A todos esos desastres enunciados se suma la sequía con especial crudeza. Abres la nevera para refrescarte, extenuado por el apocalipsis, el furano y el sodio. Sacas la botellita de plástico con agua del grifo y residuos de bisfenol-A –amenaza de cáncer de próstata y de mama–. Cuando vas a dar un trago, te vienen a la cabeza las imágenes desérticas de Doñana y de las Tablas de Daimiel. El agua se desliza por el lado malo de la garganta y estás a punto de asfixiarte. Mala conciencia indudable.
Sin embargo, la escasez del preciado líquido pudiera ser el problema más fácilmente soluble, nunca mejor dicho. ¿Distribuyendo racionalmente el elemento? ¿Cortando el grifo como en tiempos de la pertinaz sequía, años 40 del franquismo? ¿Desalando mares y océanos? En absoluto, Existen dos soluciones, tal vez combinables.
La primera, regular con instrumentos financieros el mercado de ese fluido esencial para la vida humana. Está en marcha, desde hace más de dos años, el primer mercado de futuros sobre el agua en Estados Unidos. Se denomina Veles California Water Index y cotiza en el Nasdaq. ¿Privatizar el agua es ético? No tengo la menor idea. Miraré en Google, y luego escribiré algo por aquí. O no.
“Está en marcha, desde hace más de dos años, el primer mercado de futuros sobre el agua en Estado Unidos”
Por el contrario, la segunda solución ignora el sistema capitalista y tiene una sólida tradición. La ha recogido David Moreno, candidato a la presidencia de Castilla La Mancha por Vox, el partido de las esencias hispanas, arrumbadas por el ateísmo tan propio del siglo XXI. Moreno acaba de anunciar su programa electoral en materia líquida:
“Hemos pedido a la Virgen que nos traiga agua porque hace mucha falta, está siendo un año muy duro para los agricultores y ganaderos de nuestra tierra y esperamos que vengan lluvias cuanto antes”.
Si se hace un hueco entre Emiliano García-Page (PSOE) y Paco Núñez (PP), el líder del partido derechista creará –¿me lo estoy inventando?– una Consejería de Rogativas y Cantos Litúrgicos. Lo podéis tomar a broma, pero ya veréis como se origine un nuevo Diluvio y os pille en el campo, sin impermeable ni botas de agua. Que San Isidro Labrador, patrono de las buenas lluvias y cosechas, os coja confesados.
Una tercera solución, a caballo entre los tradicional y lo moderno, sería crear en Toledo el Rain Future Market Virgen del Sagrario.