Cultura & Audiovisual / Equipo Lux ■
En los días más tórridos del verano, miembros de la Academia de Cine han venido visionando las candidatas a la preselección española para el Oscar a la mejor película en habla no inglesa. Las tres elegidas en esta ocasión tienen temáticamente muchos puntos en común: son historias generadas desde lo local, a través de perfiles de una España plural y periférica, alejada de las grandes ciudades. En todas, películas independientes de presupuesto limitado, hay un reconocimiento del paisaje rural o natural, y de sus habitantes en relatos con los más variados acentos e idiomas. A la vez, cada una de ellas ha tenido de forma sorprendente un buen reconocimiento no sólo de los medios especializados, sino también del público.
“As bestas’, ‘Alcarrás’ y ‘Cinco lobitos’ se acercan a escenarios singulares de una realidad española que no es la de Madrid, Barcelona o las grandes capitales”
La única que no se ha estrenado comercialmente en España es ‘As bestas’, la nueva de Rodrigo Sorogoyen, que lo hará en octubre después de haber pasado por Cannes y San Sebastián. Sin embargo, al tratarse de una coproducción con Francia, se ha estrenado en el vecino país, entrando en el puesto 10º en su primera semana de exhibición entre los títulos más vistos. Rodada en exteriores del Bierzo leonés y en Galicia, hablada tanto en francés como gallego y castellano, presenta una situación que parece extraída de un ‘western’: un maduro matrimonio galo en el que él tuvo un pasado idealista cultivan en duras condiciones unas tierras en vertical vendiendo las hortalizas en mercadillos próximos. Pero sus vecinos, dos hermanos y la madre, los acechan y boicotean porque las centrales eólicas pagan por dejar de cultivar e instalar las torres en sus tierras. La mitad de la película está vista desde la perspectiva del personaje masculino, y tras su asesinato, del femenino. Los personajes están creados con enorme convicción y credibilidad, con un trío de actores galos, la pareja y la hija que aparece tras la desaparición del padre, y los acosadores están magníficos, con un enorme Luis Zahera con toda probabilidad ‘carne de Goya’ en la próxima edición. Sorogoyen deja que transcurra este casi ‘thriller’ rural sin acentuar los tintes del drama, con un fluir perfecto dentro de lo dilatado del metraje.
También ‘Alcarrás’ habla del mundo rural, en este caso de la familia que durante varias generaciones cultivan melocotones en su finca de Lleida; pero que se enfrentan al final de un ciclo, cuando las tierras pueden desaparecer ante una presión capaz de acabar con sus formas de vida. La película de Carla Simón, hablada en catalán y con un sorprendente reparto de actores no profesionales, evita el tratamiento ‘novelizado’ del estereotipo dramático, para acercarse a un íntimo retrato de grupo, como ya hiciera en su anterior primer trabajo ‘Estiu 1993’. En este caso se trata de una coproducción con Italia cuya salida ha sido óptima, ganando el Oso de Oro en Berlín, en una de las verdaderas ‘campanadas’ del cine español, y con un estreno donde ha recaudado en España más del millón de euros, en tiempos tan difíciles como los que corren para las taquillas de las salas. Esa naturalidad de la película donde no hay subrayados innecesarios le aporta un aire de cotidianeidad a la historia y a los personajes, con una soltura sin efectismos.
“Pese a tratarse de películas sin grandes presupuestos han tenido buena recepción en el mercado”
La tercera de las preseleccionadas para los Oscar, ‘Cinco lobitos’, ganó el Festival de Málaga y en su salida a los cines lleva unos 850.000 euros. Es una película vasca concebida desde esa realidad y hablada en un castellano con ese acento y planteando una historia universal sobre la maternidad con la máxima equidistancia tanto del melodrama como de la comedia costumbrista. El guión y la dirección de Alauda Ruiz de Azúa habla de nuevos conceptos de familia, de la convivencia intergeneracional, de la inversión de papeles entre padres e hijos, de las formas de pareja no convencionales, de los contrastes entre formas sociales, con personajes bien definidos encarnados por muy eficaces actores profesionales y de larga trayectoria, en un relato de sentimientos donde se usa muy bien el paisaje no sólo de interiores sino de exteriores, con esa magnífica playa de Euskadi que da tan buen juego a la historia.
Cualquiera de estas tres películas de estricto presupuesto, rodadas con un estilo sin retóricas formalistas, hablando de realidades no siempre bien conocidas como el mundo rural, en argumentos donde se juega con el relato íntimo o la proximidad, tiene posibilidades de ser propuesta para los Oscar. Lo llamativo es que se trate de temas de cercanía, alejadas del falso barniz cosmopolita de las películas prefabricadas imitando a los ‘blockbuster’ de Hollywood, enraizadas en la tierra, y con tres realizadores con futuro, de los que dos son mujeres.