Cultura & Audiovisual / Equipo Lux ■
La antigua Mediaset España (ME) se integra en el grupo Media For Europe (MFE) por canje de siete acciones MFE de clase A de nueva emisión con los mismos derechos por cada acción de ME, tras el aumento de capital social por 22.469.811 euros. Es el último eslabón de un largo proceso iniciado en 1989 con la expectativa abierta por las concesiones de televisión privada del gobierno de Felipe González. Las tres favorecieron a las que iban a ser Telecinco-Mediaset España Comunicación, Antena 3 y Canal+,entonces dependiente de Prisa.
“El grupo de comunicación que explota Telecinco y otros negocios se fusiona finalmente en un grupo continental nucleado en torno a las empresas de Berlusconi y con sede en Holanda”
En su origen, ME tuvo un accionariado integrado por Fininvest, la compañía de Silvio Berlusconi (25%), la ONCE de los tiempos del agresivo empresario Miguel Durán (25%), un grupo de inversores en torno a Anaya y Sánchez Rupérez con otro 25%, más participaciones reducidas como las de Fernández Monreal (Chocolates Trapa) con un 15% y la constructora de Ángel Medrano (10%). Al poco tiempo salieron Anaya-Rupérez y este último. Tiempo después llegaba Javier de la Rosa con su 25% de Telefuturo, y a su vez en 1995 el Grupo Vocento adquiría el paquete en manos de ONCE, con la marcha de Miguel Durán.
Aquella etapa se caracterizó por la primera crisis de identidad en Telecinco, hasta entonces en manos de Lazarov, aplicando un modelo de contenidos típico de la primera etapa de la televisión comercial italiana, y que acabó por desgastarse en España con sus colorines, lentejuelas, contrapublicidad, repetición de pausas publicitarias y ‘mama-chichos’. De la que Telecinco salió adelante cambiando de imagen y hasta de logotipo. En 2002, Vocento vendía acciones a Mediaset, y a partir de 2004 entraba en la Bolsa española. En aquella época la compañía iniciaba una política de compra parcial de productoras externas participadas, como la antigua Miramon Mendi (Alba Adriática) de José Luis Moreno, que poseyó un rosario de sociedades con las más estrambóticas denominaciones.
Los ‘buenos tiempos’ de la compañía se iniciaron a mediados de la segunda década del XXI cuando Telecinco se encumbró como la televisión generalista más vista de España, coincidiendo con la decadencia de TVE y el estancamiento de Antena 3. La presencia de su matriz italiana (Fininvest) aumentó estos años hasta culminar en la operación de estas semanas aprobada en marzo en Junta Extraordinaria en la que ME pasa a integrarse en MFE bajo la política empresarial de Berlusconi de generar un grupo europeo de comunicación y entretenimiento por encima de las sociedades nacionales, «con la intención de hacer frente a las plataformas y a las compañías de matriz anglosajona» en el cada vez más disputado espacio digital y del 5K. El proceso de integración no ha sido rápido ni fácil cuando socios minoritarios como el francés Vivendirecurrieron a los tribunales al considerar que no se les ofrecía la valoración que esperaban. Despejado este campo, a partir de ahora MFE controla las sociedades del grupo. Dentro de ese conglomerado se afirma que más allá de la política general, cada marca nacional será quien determine la política a desarrollar y los contenidos.
Pese a haber perdido en los dos últimos años el liderazgo de la televisión en España en favor de Atresmedia, sigue presentando números positivos y repartiendo beneficios entre sus accionistas, que a partir de ahora empezarán a cobrar dividendo como MFE en 2024. El grupo explota diversos canales, Telecinco, Cuatro, Factoría de Ficción, Boing, Divinity, Energy, Be Mad, la agencia Atlas, Publiespaña, la plataforma Mitele y otros servicios para el espacio digital como Uppers o Nius. Además de la sociedad Telecinco Cinema que espera dar otro campanazo a finales de este año con ‘Ocho apellidos marroquíes’, la tercera de la saga; más la participación de la compañía en el accionariado de distintas productoras participadas. A diferencia de su paralela italiana, apenas tiene presencia en el medio radiofónico, como en cambio ocurre con su rival española Atresmedia. La sociedad matriz de la nueva MFE está localizada en Países Bajos.
“Se afirma que las compañías tendrán autonomía y personalidad en cada territorio”
Aunque los reveses en la programación de los últimos tiempos han sido abundantes y Telecinco no ha logrado acordar distancias con Antena 3 dispone de ‘cash’ suficiente para comprar contenidos para sus canales, aspecto fundamental para recobrar protagonismo. Lo último: la adquisición a Movistar+ de un paquete de partidos de futbol de la Europa League para esta temporada (6) y la siguiente (14) que se ofrecerán a través de Telecinco, Cuatro o Mitele.
El panorama es singular: con la transición de cargos directivos tras la jubilación de Vasile, coincidente con una crisis profunda en su modelo de programación traducida en pérdida de espectadores y protagonismo; pero que no ha tenido repercusión en la rentabilidad de la compañía: en su ejercicio 2022 tuvo un beneficio neto de 178,3 millones. Y en tránsito a otro modelo de sociedad corporativa tratando de erigirse en primera compañía de comunicación de factura europea, en la que la matriz italiana de Berlusconi goza de gran peso, ahora a través de un grupo europeo, la nueva MFE, cuya trayectoria es impredecible.