Humor asalmonado / Mateo Estrella
La reciente publicación de las personas humanas más ricas del mundo en 2019 ha pasado un tanto inadvertida. La pandemia viral, la inestabilidad política, la crisis social, el estallido de una recesión económica mundial, han deslucido la efemérides de la publicación quincenal ‘Forbes’. Apenas ha generado artículos aquí y allá, nutridos con las consabidas cifras mareantes de los patrimonios. Algunos medios han vuelto a equivocarse al calificar como billonarios a quienes son simplemente milmillonarios (el billón estadounidense tiene tres ceros menos que el europeo). Menudencias.
«Por un precio que oscila entre 5,50 y 18 euros, cualquier currante puede aspirar a situarse en lo más alto de la pirámide pecuniaria»
A pesar de este eclipse informativo, la extrema riqueza sigue encandilando a importantes segmentos de la población, por encima de la extrema derecha y de la extrema izquierda. Un dato refrenda esta afirmación: la revista ‘¡Hola!’, escaparate del lujo más sofisticado donde los acaudalados suelen abrir a los lectores sus mansiones de ensueño, con sonrisas resplandecientes y cutis tratados con Photoshop… esa revista, continúo, sigue siendo un fenómeno editorial en varios países, cuyas economías domésticas no pasan por el mejor momento. Se calculan sus lectores globales en unos 20 millones. No hay tanta gente acaudalada en el mundo.
Por si alguien dudara del interés público, con dosis morbosas, hacia los opulentos, aporto un apunte definitivo. Los libros para autoayudarse a ser pudiente se cuentan por miles. Citaré siete de los más recomendados:
—‘Los secretos de la mente millonaria: Cómo dominar el juego Interior de la riqueza’. T. Harv Eker.
— ‘La ciencia de hacerse rico’. Wallace D. Wattles
— ‘El millonario instantáneo’. Mark Fisher.
— ‘El millonario de la puerta de al lado’. Thomas J. Stanley y William D. Danko
— ‘La vía rápida del millonario’. M. J. de Marco
—‘Cómo piensan los ricos’. Steve Siebold.
—‘Cómo hacerse rico’. Donald Trump.
Por un precio que oscila entre 5,50 y 18 euros, cualquier currante puede aspirar a situarse en lo más alto de la pirámide pecuniaria. Eso, en teoría. Tengamos en cuenta una crítica recurrente sobre estas obras: son los autores quienes acaban haciéndose ricos (si no lo eran antes) gracias a las compras masivas de sus lectores, mientras estos últimos no salen de la medianía.
Y ahora viene lo bueno. He consultado, a través de todos los medios a mi alcance, si existen libros que expliquen «cómo hacerse pobre». Obtengo un resultado nada sorprendente: Tan sólo existe uno: ‘Guía para arruinarse’, publicado en Amazon (formato eBook) por un total desconocido llamado JG Castle. Para más inri, el manual es un apéndice integrado en un estudio más extenso titulado ‘Elogio de la corrupción: la corrupción es buena, pero está mal repartida’.
En conclusión, y como era de esperar, la pobreza sólo interesa a los estudiosos sobre el Tercer Mundo. Más o menos desde que en 1947 el brasileño Josué de Castro publicara su ‘Geografía del hambre’ con notable éxito. Tal vez se forrara con las ventas, pero constituye una excepción en el panorama editorial, donde lo paupérrimo cotiza a la baja desde siempre. Si en ‘Españoles por el mundo’ entrevistaran no sólo a los que viven estupendamente en el extranjero, sino también a quienes se han pegado una chufa considerable, la audiencia de la serie televisiva caería en picado.
Por no quedarme sin reseñar la ‘lista Forbes’, pues resulta que siguen los habituales, tanto en el mundo como en España. Jeff Bezos, Amazon, en el número uno, con 100.000 millones de dólares. Nuestro Amancio Ortega aparece, nada menos, en el número seis del ranking, con 57.000 millones. Como es habitual, las mujeres son minoría, pero no puede decirse que estén muy discriminadas, en cuanto a ingresos y fortuna personales, como sus congéneres de clase media-baja. Alice Walton, cadena de distribución Walmart, ostenta una fortuna de 54.400 millones de dólares, la novena en todo el planeta.
«¿Cómo llega ‘Forbes’ a conocer la fortuna real de cada megarrica y de cada megarrico? ¿Se lo cuentan ellos, o sus gabinetes de comunicación?»
Me quedan sombras de escepticismo. ¿Cómo llega ‘Forbes’ a conocer la fortuna real de cada megarrica y de cada megarrico? ¿Se lo cuentan ellos mismos, o sus gabinetes de comunicación? ¿Inflará más de uno los datos para dar de narices a la competencia? ¿Ocultarán, al contrario, parte de sus caudales en paraísos fiscales, o mediante contabilidades creativas?
Es más: ¿Alguien puede creer que el ciudadano chino Jack Ma (Alibaba, rival asiática de Amazon) atesora 38.800 millones de euros en un Estado oficialmente comunista, y lo revela a una revista capitalista?