Crónica Económica / Manuel Capilla
“Nefasto, “irresponsable”, “con nosotros no cuenten”. Así se han manifestado los portavoces de Ciudadanos en los últimos días tras conocerse que el Gobierno va empezar a tramitar los indultos a los políticos catalanes encarcelados –una obligación legal del Ejecutivo– y una reforma de los delitos de sedición y rebelión que homologaría esos tipos a los de nuestros vecinos europeos y rebajaría las penas. Por ejemplo, la senadora Lorena Roldán ha lamentado “las cesiones continuas” al independentismo. Mucho aspaviento, mucho rasgarse las vestiduras, pero desde la formación naranja ya se ha filtrado a los medios que van a segur negociando los Presupuestos Generales del Estado. Y es que en los círculos políticos madrileños empieza a cundir la sensación de que va a haber acuerdo y nadie quiere quedarse fuera. Todos quieren arrimar el ascua a su sardina. Todos, claro, salvo PP y Vox.
De repente, al Gobierno le empiezan a salir potenciales socios de debajo de las piedras. Hasta JxCat, que votó en contra en la investidura y espera la inminente inhabilitación de Quim Torra, se ha ofrecido para negociar. Lo confirmaba en rueda de prensa la portavoz del grupo Laura Borràs, tras la reunión que mantuvo ella y Ferran Bel, del PDeCAT, con la vicepresidenta Carmen Calvo. Borràs acallaba así las informaciones que apuntaban a una fractura del grupo parlamentario tras el divorcio entre el PDeCAT y el nuevo JxCat impulsado por el puigdemontismo. “Estamos aquí para poder negociar unos Presupuestos que puedan ser beneficiosos para Catalunya”, en unas negociaciones que “vamos a abordar como un grupo parlamentario que somos, de ocho diputados”, subrayaba Borràs.
“La negociación de los Presupuestos es la estación de salida para agotar la legislatura”. Así expresan desde la vicepresidencia de Derechos Sociales el panorama que sirve de telón de fondo a las reuniones que Pablo Iglesias ha mantenido con los portavoces de ERC, Gabriel Rufián y EH Bildu, Mertxe Aizpurua y Oskar Matute. Iglesias y su equipo consideran que el Ejecutivo de coalición sólo podrá completar los cuatro años de mandato “solidificando el bloque de la investidura”, implicando a éstas fuerzas políticas en la “reformulación del país” que inauguran estos Presupuestos y hacen posible los fondos europeos.
Ciudadanos cabe en ese bloque histórico por el que pelea Iglesias. “La idea no es oponerse al tránsito al centro” por parte de Ciudadanos, explican estas fuentes, pero eso corresponde sólo a la formación naranja, que “está teniendo un tránsito muy lento”. En cualquier caso, subrayan “mientras sostengan a Ayuso es un trayecto poco creíble”.
“En los círculos políticos madrileños empieza a cundir la sensación de que va a haber acuerdo y nadie quiere quedarse fuera. Todos quieren arrimar el ascua a su sardina”
El vicepresidente segundo hablaba, en una entrevista concedida a Carne Cruda, de que España está ante “una nueva transición”, la “más importante en cuarenta años”. Una transición que “no se puede hacer sin fuerzas que representan a ciudadanos de muchos territorios que han sentido una enorme desafección por el proyecto colectivo. Como Gobierno de izquierdas nos toca estrechar esos lazos”, ha argumentado el vicepresidente, que vio “predisposición” de ERC y EH Bildu para “caminar en esta dirección”. Desde la vicepresidencia de Derechos Sociales señalan que las entrevistas de esta semana han servido para constatar que EH Bildu “está volcada en el acuerdo” y que en ERC ha habido un “cambio de posición” propiciado por la fractura entre JxCat y PDeCAT y en el súbito pragmatismo que ha invadido a la posconvergencia, liberando de presión a los republicanos a la hora de negociar los Presupuestos.
La dirección de ERC quiere elecciones y las quiere cuanto antes, para aprovechar que la nueva Junts está en pañales, que les falta implantación en todo el territorio para afrontar una campaña electoral. Pero en la carrera que mantiene con la posconvergencia desde hace tres años, lo último que quieren es que la voluntad de negociación y de cierto pragmatismo sea tildada de traición. No quieren aparecer como los botiflers, los que se rinden a la lógica del Estado y a las fronteras que impone la Constitución.
A la vista de los precedentes, no parece fácil que EH Bildu vote a favor de los Presupuestos. Una prioridad de los abertzales es marcar perfil propio en Madrid con respecto a un PNV que suscribió un sólido acuerdo de investidura, que les otorga una relación preferente y que prácticamente los convierte en el tercer socio de la coalición de gobierno. Además, será aún más difícil para EH Bildu votar a favor de las cuentas si ERC no lo hace. Los grupos parlamentarios de EH Bildu y ERC han establecido una cierta unidad de acción en los últimos tiempos y hasta llegaron a plantearse establecer un grupo parlamentario único. Los dos se abstuvieron en la investidura y si los republicanos no llegan a un acuerdo con el Gobierno, el acuerdo con EH Bildu no se hace imposible, pero sí improbable.
Pero lo cierto es que todas las posibilidades están abiertas gracias al movimiento del PDeCAT. Si ERC no termina por votar a favor y tampoco consiguen atraer a Ciudadanos, el Gobierno podría llegar a sacar las cuentas con la mayoría de la investidura y los cinco diputados de EH Bildu y los cuatro del PDeCAT. Serían 176 escaños, la mayoría absoluta justa que se necesitan para sacar las cuentas. Una cifra a la que podrían sumarse los diputados del PRC, que votó en contra en la investidura a pesar de que gobiernan en Cantabria en coalición con los socialistas, y Coalición Canaria. Una opción que parece muy lejana a día de hoy, sí, pero en el Gobierno nadie se atreve a descartar nada.