Crónica económica / José García Abad ■
Así, como país del futuro, me calificó a Brasil John de Zulueta, que ejerció toda su labor empresarial como dirigente de multinacionales estadounidenses como Pepsico y Schweppes o británicas como Sanitas y fue presidente del Círculo de Empresarios de España. Eduardo Navarro, que fue presidente y CEO de Telefónica Brasil y que es hoy un alto dirigente de la multinacional hispana en Madrid, coincidió con esta apreciación de Zulueta.
“Mi padre –me comentó este–, que era un visionario, nos llevó a Brasil pues sostenía que era el país del futuro. Así que estudié en la escuela alemana en Sao Paulo. Eso explica que yo hable mejor el portugués que el español”, aunque sus raíces no pueden ser más españolas. Su abuelo, Luis de Zulueta, político, escritor y periodista, fue ministro con Azaña y embajador en Alemania y en el Vaticano. La madre de John, Carmen, fue editora de las cartas de Julián Besteiro escritas desde la cárcel de Carmona y de la correspondencia de su padre con Unamuno.
“Mi padre –me comentó John de Zulueta, expresidente del Círculo de Empresarios–, que era un visionario, nos llevó a Brasil pues sostenía que era el país del futuro. Eso explica que yo hable mejor el portugués que el español”, aunque sus raíces no pueden ser más españolas. Su abuelo, Luis de Zulueta, fue ministro con Azaña.
Eduardo Navarro, brasileño en ascenso en la estructura directiva de la compañía, quien lidera el área de Asuntos Públicos y Sostenibilidad, que abarca las áreas de Relaciones con Inversores, Comunicación, Marketing Institucional, Marcas, Patrocinio, así como la estrategia global de Relaciones Institucionales y Ética y Sostenibilidad Corporativa me destacaba: “Somos en Telefónica la número 1 del mayor mercado de Latinoamérica que es Brasil”, un país que hasta ahora ha sido el jurídicamente más seguro de Latinoamérica. Me hacía notar, mucho antes de los disturbios brasileños de estos días, cuando seguidores radicales de Jair Bolsonaro asaltaron las sedes del Congreso, de la Presidencia y del Tribunal Supremo, exigiendo una intervención militar para echar a Luiz Inácio Lula da Silva, lo imprescindible que es la estabilidad del país para la vida misma.
“Qué pasaría –me preguntaba retóricamente– si un día, como ya ocurrió en el Reino Unido y como puede pasar en cualquier otro sitio –estamos, además de en España, en Brasil, Alemania, Reino Unido, Argentina, Chile, Colombia y Perú– cayera la red telefónica para la policía, las teles, o los bancos. Pararíamos estos países. Afortunadamente, Telefónica es la que más fibra tiene tanto en España como en Brasil. Más que Alemania y el Reino Unido”.
La ventaja comparativa de Brasil, el cuarto país de destino de las inversiones españolas, está ahora en cuestión poniendo en peligro el futuro y el presente de este gran país. No sólo le preocupa a José María Álvarez-Pallete, de Telefónica, el primer inversor español en Brasil, con 112 millones de clientes; inquieta también a Ana Botín, presidenta del Santander, que es el segundo inversor en este país, de donde obtiene el 28% de sus beneficios. Y, por supuesto a Ignacio Galán, presente en todas partes del mundo mundial, que acaba de adjudicarse la mayor línea de transporte de electricidad del mundo, de más de 2.000 kilómetros, con una inversión de 1.000 millones de euros, entre otras adjudicaciones. Y al presidente de Repsol, Antonio Brufau, entre otros.
“El brasileño Eduardo Navarro, que fue presidente y CEO de Telefónica Brasil y que es hoy un alto dirigente de la multinacional hispana en Madrid coincidió con esta apreciación de Zulueta. Me aseguró que Brasil es el país jurídicamente más seguro de Latinoamérica”