Crónica Económica / M. C. ■
Félix Bolaños se ha especializado en negociar votaciones in extremis y en coser la mayoría de la investidura. La última, con el decreto anticrisis que el pasado jueves aprobaba el Congreso. Consciente de lo que se jugaba y de que la legislatura estuvo a punto de descarrilar en la votación de la reforma laboral, el ministro de la Presidencia ha pilotado la tarea de tender puentes con los socios de la mayoría de la investidura. El voto positivo de ERC estaba garantizado de no haberse descubierto los espionajes. El ministro se arremangó para tratar de convencer a los indignados líderes republicanos. Bolaños se desplazó a Barcelona el para reunirse con la consellera Laura Vilagrà. Le transmitió la intención de reactivar la comisión de Secretos Oficiales del Congreso y le garantizó la desclasificación de los documentos relacionados, tanto en el marco de las investigaciones judiciales que se pongan en marcha como en la que también efectuará el Defensor del Pueblo. No fue suficiente y, ante el vértigo de una posible derrota, Bolaños volvió a mirar a la derecha.
“La tramitación del real decreto ‘anticrisis’ como proyecto de Ley constituía una buena pista de aterrizaje para que el PP se abstuviera y garantizara su aprobación”
La tramitación del real decreto como proyecto de ley constituía una buena pista de aterrizaje para que el PP se abstuviera y garantizara su aprobación en la votación del jueves. Era la petición fundamental que Alberto Núñez Feijóo había hecho al Gobierno: poder introducir enmiendas en base al plan económica que el nuevo presidente del PP está presentando en los últimos días, con rebajas fiscales, adelgazamiento de la administración y reforma del sistema de gestión de los fondos europeos. Finalmente, Feijóo no se ha atrevido a dar el paso. El voto positivo de EH Bildu ha impedido que el acercamiento entre PSOE y PP avance, por el momento.
Y es que esta vez, con el real decreto de medidas económicas ante la guerra de Ucrania, no ha hecho falta un error de un diputado del PP. Ha sido la realpolitik asumida por EH Bildu, que compite con el PNV por ser la fuerza vasca capaz de llegar a acuerdos en Madrid, la que ha salvado otro match ball para Pedro Sánchez. Una decisión que acota el desplante de ERC por los casos de espionaje, que amenazaba con dar la puntilla a la legislatura y que, en un efecto boomerang, puede dejar en fuera de juego político a Pere Aragonès y los suyos.
En la posición de EH Bildu, ha influido decisivamente el esfuerzo del Gobierno desde hace varias semanas. Pero los diputados de la izquierda abertzale no habrían votado a favor tras el ‘affaire Pegasus’, las inconsistentes explicaciones del Gobierno y la agresiva defensa de Margarita Robles -que tan mal han sentado en ciertos sectores del Ejecutivo y del propio PSOE-, sin la carrera que viene manteniendo con el PNV por colocarse como la fuerza política capaz de cerrar acuerdos en Madrid.
Los dirigentes de EH Bildu, con Arnaldo Otegi a la cabeza, han conseguido colocarse como la fuerza clave de la legislatura y sin los aspavientos de ERC. Salvo en la votación del real decreto de la reforma laboral, en la que se abstuvieron -presionados por la frontal oposición de los sindicatos vascos ELA y LAB-, los diputados de la izquierda abertzale han sostenido al Gobierno desde la investidura hasta ahora. Sin su apoyo, el real decreto de medidas económicas contra la guerra de Ucrania habría embarrancado, dejando a Pedro Sánchez en una posición muy delicada.
Mertxe Aizpurua y sus compañeros han votado a favor del real decreto incluso a pesar de que uno de ellos, Jon Iñarritu, está en la lista representantes políticos espiados por el CNI, publicada por The New Yorker. Mientras la indignación de Pere Aragonès y los dirigentes de ERC -siempre pendientes de la reacción de Junts y del independentismo más duro- ha tratado de poner el Gobierno en jaque, el movimiento de EH Bildu reduce enormemente la capacidad de presión de los republicanos. Hasta el punto de poder quedarse fuera de juego si no aciertan a recolocarse en el nuevo escenario político que dibuja el voto favorable de EH Bildu en la sesión del pasado jueves en el Congreso.
“EH Bildu ha dado su apoyo incluso a pesar de que uno de sus diputados está en la lista de representantes políticos espiados por el CNI”
Mientras el PNV trata de impedir que EH Bildu le coma terreno y crezca por el flanco soberanista, la coalición de la izquierda abertzale intenta consolidarse como una fuerza de gobierno, poniendo el acento en su perfil izquierdista en detrimento del independentista. Precisamente este perfil izquierdista en el que le llevó a no apoyar el real decreto de la reforma laboral, pero el historial de acuerdos de la fuerza liderada por Arnaldo Otegi a lo largo de esta legislatura es largo. Y no sólo en el Congreso. A pesar de que la coalición PNV-PSE que sustenta al lehendakari Iñigo Urkullu no necesitaba los votos de EH Bildu para sacar adelante las cuentas, se cerró un acuerdo para garantizar su apoyo. Como también se cerró en Navarra, donde el apoyo de la izquierda abertzale sí era crucial para sacar adelante las cuentas del Ejecutivo que preside la socialista María Chivite -ya son tres las veces que EH Bildu saca adelante las cuentas del Ejecutivo navarro-. EH Bildu se ha colocado como soporte de los Presupuestos en Euskadi, en Navarra y en el Estado.
Habrá que ver si a la vuelta del verano se repite la carrera del año pasado, entre PNV y EH Bildu, por cerrar un acuerdo en torno a los Presupuestos Generales del Estado. Al presidente del PNV, Andoni Ortuzar, y a su portavoz en el Congreso, Aitor Esteban, no les gustó nada como se cocinaron las negociaciones el pasado otoño y la relevancia que estaban adquiriendo Otegi y Aizpurua en ellas. Lo que es seguro es que las negociaciones estará Félix Bolaños.