Crónica Económica / A. S. A. ■
No lo ha dicho con estas palabras el informe anual del Banco de España pero, lo que si dice el documento es que “una vez que se hayan superado la pandemia y los efectos económicos adversos del conflicto de Ucrania”, el Banco de España aboga por una “revisión integral del sistema tributario español” que incluya una subida de los impuestos que gravan el consumo, es decir, el impuesto sobre el valor añadido y los impuestos especiales a hidrocarburos, alcohol, tabaco y electricidad.
La institución es consciente de que, ahora no es el momento de una consolidación fiscal con la invasión rusa de Ucrania, con la pandemia todavía entre nosotros y sus efectos económicos y una recuperación que todavía está en mantillas.
“No sólo de fiscalidad se ha ocupado esta semana el BdE, que ha estado especialmente incisivo. Ha confirmado que presentará nuevas proyecciones macroeconómicas a mediados de junio. Tras estimar un crecimiento del producto interior bruto del 4,5% en abril, el supervisor rebajará sus estimaciones”
“Existen ganancias potenciales, en términos tanto de eficiencia como de equidad, provenientes de otorgar un mayor peso relativo a la imposición sobre el consumo frente a la que grava la renta”. Es decir, el IVA. El BdE cuantifica en un punto el margen de subida, la capacidad de aumento, si se compara a España con el resto de países de la Unión Europea.
Pero, es más, la institución que presiden Hernández de Cos, aboga por eliminar de forma progresiva los tipos reducido e superreducido del IVA para transitar hacia un tipo único. Una propuesta que choca, de plano, con lo que propone uno de los socios de Gobierno Sánchez de cambio en la tributación de los productos de higiene femenina que actualmente están gravados con el tipo reducido (10%) al superreducido (4%).
En esta línea, el supervisor respalda el objetivo de la Autoridad Independiente de Responsabilidad Fiscal (AIReF) de evaluar si los beneficios fiscales cumplen su objetivo, con hincapié en los vinculados al consumo, porque “es el principal componente de los beneficios fiscales en nuestro país”.
Esta no es el único cambio tributario que considera oportuno el Banco en su informe anual. De hecho, en el capítulo 4, presentado hace pocos días, ya instaba a crear nuevos impuestos medioambientales para avanzar en la transición ecológica. “Si al tiempo que aumentas la fiscalidad medioambiental, que te permite una mayor recaudación, reduces los impuestos al trabajo, que son muy distorsionadores, puedes llegar a tener un impacto positivo sobre la actividad”, explicó Ángel Gavilán, director general de Economía y Estadística del Banco de España. “Los ambiciosos objetivos medioambientales asumidos por nuestro paísapuntan a la necesidad de introducir nuevas medidas impositivas en la energía, los hidrocarburos y el transporte”.
No solo de fiscalidad se ha ocupado esta semana el BdE, que ha estado especialmente incisivo. Ha confirmado que presentará nuevas proyecciones macroeconómicas a mediados de junio. Tras estimar un crecimiento del producto interior bruto del 4,5% en abril, el supervisor rebajará sus expectativas, después de conocer que, en el primer trimestre, la economía española solo creció tres décimas. El Banco había calculado que el PIB crecería por debajo del 1%, pero esperaba que los datos publicados por el Instituto Nacional de Estadística fueran más optimistas.
Aunque el director general de Economía y Estadística no ha avanzado los cálculos que maneja la institución para el segundo trimestre, estimaciones preliminares dibujan un crecimiento mínimo entre abril y junio, de apenas una décima. En abril, el Banco dejó la puerta abierta a una recesión en el segundo o tercer trimestre si se materializaban riesgos a la baja.
También revisará sus expectativas de inflación media para este año, situadas en el 7,5%, en sus cálculos de abril. También, la evolución de la inflación subyacente, que alcanzó el 4,4% en abril llevará al Banco a situar algo por encima sus estimaciones debido a las “presiones al alza”, frente a la presión a la baja del “mecanismo ibérico en la inflación general”.
La institución ha detectado que, entre junio de 2021 y marzo de 2022, el número de indicadores que se encuentran por encima del 2% en términos de inflación ha pasado del 25% al 55% de ellas, lo que demuestra que la presión de los precios se ha trasladado de la energía a otros segmentos del índice de precios al consumo.
El supervisor insiste, ante esta situación, por el acuerdo sobre un pacto de rentas plurianual que incluya a los pensionistas. Gavilán señala, no obstante, que ya se ha producido ese pacto de forma “tácita”, ya que se observa una moderación de los márgenes empresariales.