Humor Asalmonado / Mateo Estrella
Un amigo demócrata de toda la vida ha intentado involucrarme en la creación de un nuevo partido con ámbito autonómico. Anticipo que sus padres lo bautizaron como Platón, en homenaje al autor de ‘La República’. Estamos en Semana Santa, intento zafarme con tesis incontestables.
—Estaría encantado de apoyar tu proyecto, pero llegamos tarde. Primero, porque no disponemos de tiempo para organizar algo serio, y menos para presentarlo en la junta electoral con vistas al 4 de mayo. Segundo, porque ya se ha inscrito la Alianza Republicana Feminista encabezada por Lidia Falcón. ¿Y no son republicanos de corazón los líderes capitalinos de PSOE, Más Madrid y Podemos, aunque se codeen con Felipe VI en los eventos institucionales? Mucha competencia, luego poco que rascar.
«Vamos a celebrar el 90 aniversario del glorioso 14 de abril de 1931. Es decir, que prisas, pocas. Pero sin pausas”
Tan sólo consigo picar su amor propio.
—¿Por quién me tomas? Los auténticos republicanos no practicamos las improvisaciones ‘podemitas’ o ‘ciudadanescas’, ni el pasteleo con la Monarquía. Vamos a celebrar el 90 aniversario del glorioso 14 de abril de 1931. Es decir, que prisas, pocas. Pero sin pausas. Mi propósito es conquistar la asamblea autonómica en la próxima legislatura. Cuando Ayuso, Gabilondo, Errejón, Iglesias y Monasterio, por orden alfabético, se hayan desgastado con sus falsas promesas, provocando la indiferencia cuando no el hastío del pueblo.
—Tu idea me parece magnífica —le adulo con hipocresía—, pero muy rompedora debería ser tu propuesta para obtener resultados prácticos.
—Rompedora es poco. Sería mejor calificarla de disgregadora —explica—. Mi formación se llamará Partido por la República Independiente de Madrid, PRIM, en honor al general que derrocó a Isabel II de Borbón.
No esperaba tamaño dislate. Pruebo a desanimarle.
—Suficientes conflictos está provocando el ‘procès’ como para montar otro ‘tsunami’ contra el rompeolas de todas las Españas, por ponerme machadiano. Ya puedo imaginar el eslogan de la nueva campaña de Díaz Ayuso: ‘Separatismo o Unidad’. Nos aplastaría.
Rechaza mis prevenciones.
—Por mí como si te pones lorquiano. La propia presidenta ‘pepera’ nos ha dado el pistoletazo de salida al fracasar en su desconfinamiento de la metrópolis. La gente se acostumbra al encierro. Primero las pía, pero acaba encontrando el gusto. Como el síndrome de Estocolmo pero en madrileño.
—Olvidas, querido Platón, ese eslogan tan potente que ha afianzado al catalanismo. Aquí no podemos gritar “¡Madrid nos roba!”. Sería un contrasentido.
No cede un ápice.
—Ya no cuela acusar de latrocinio continuado al adversario. Lo que funciona son los señuelos técnicos. Si persuadimos a los votantes de que el actual 19% de participación matritense en el Producto Interior Bruto se convertirá en un espléndido 100% al lograr la independencia, los tendremos entregados. Por otra parte, están hasta las gónadas de la ‘madrileñofobia’. Si cada vez que viajas a tu segunda residencia en el campo o en la costa los lugareños te reciben a pedradas, se acentúan tus ansias de aislamiento.
—No disponemos de un idioma propio —refuerzo mis reservas.
—¿Cómo que no? A diferencia de otros, seremos tolerantes con las disparidades idiomáticas. No se habla igual en Vallecas que en La Moraleja. Los jóvenes se expresan verbalmente como en los ‘whatsapps’, con k y sin tildes. El otro día leí en Twitter: “Estate al loro de mi buga que vuelvo en cero coma, porque como venga un guindilla me va a poner una multa que me va a dejar pipa”. ¿Eso no es lengua vernácula? Te invito a que consultes a la Real Academia.
Recurro a la artillería.
—El historiador secesionista Josep Fontana dejó dicho que “una independencia no se logra más que con una guerra de independencia”.
—¿Contra quién? No estamos en el 2 de mayo de 1808. La transición sería una marcha pacífica. De la puerta del Sol al Palacio de la Moncloa hay menos de una hora a paso ligero.
«El actual 19% de participación en el Producto Interior Bruto nacional, se convertirá en un espléndido 100% al lograr la independencia»
Me bato en retirada.
—Me preocupa la supeditación a los intercambios económicos con otras regiones. Y los posibles bloqueos en los suministros vitales.
—Pamplinas. Seamos o no independientes, la mitad de los españoles acabará viviendo en nuestra ciudad. Gracias al magnífico sistema radial de carreteras, tanto interesan los proveedores a Mercamadrid, como Mercamadrid a ellos mismos. Tranquilo, no nos quedaremos sin marisco.
Último conato frente a su dialéctica.
—No hay tanto madrileño de pura cepa como para completar un gobierno independiente.
—¡Tampoco aquí seríamos excluyentes! En cuanto Toni Cantó se aburra con su nueva aventura, el PRIM lo recibirá con los brazos abiertos.