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En 1744 la infanta María Teresa Rafaela, hija de Felipe V e Isabel de Farnesio, se casaba por poderes en el Coliseum del Buen Retiro de Madrid con el delfín de Francia hijo de Luis XV. Una boda muy importante concertada para apaciguar el enfrentamiento entre los dos países, que tuvo una segunda parte unos meses después en Versalles. Para celebrar esos esponsales reales se compuso y estrenó en Madrid la ópera ‘Aquiles en Esciros’ de Francesco Corselli (1705-1778) mientras en Versalles se haría lo propio con ‘Platée’ de Rameau. El acontecimiento estuvo a la altura del evento con un público perteneciente a la alta aristocracia y los más importantes funcionarios de la Corte. La suerte de la pareja real fue aciaga: la infanta española murió un año después en el nacimiento de su hija y el heredero del trono francés dos décadas más tarde a consecuencia de la tuberculosis y sin llegar a sentarse en el trono.
“El Real celebra cinco representaciones de la obra de Francesco Corselli compuesta para la boda por poderes de la infanta María Teresa Rafaela de España con el delfín de Francia”
En aquella época, Madrid era la referencia europea respecto a la ópera, favorecida por la monarquía borbónica, y en el entorno de la Corte se instalaron las primeras estrellas de su tiempo. Corselli, nacido en Parma (Italia) y formado en Venecia, era hijo de un maestro de baile francés. En 1733 se había domiciliado en Madrid como maestro de la Capilla Real. En la Corte de Felipe V la influencia italiana era muy alta, como se demostró con la presencia de Farinelli, el más célebre de los ‘castratti’. Corselli compuso música de tema religioso, y algunas óperas como ésta sobre los temas mitológicos que tanto interesaron en la época barroca. Desaparecida la pista de esta obra jamás representada en más de dos siglos y medio, a principios del XXI se empezaban a recuperar sus materiales con la aportación del Instituto Complutense de Ciencias Musicalesen edición de Álvaro Torrente. La obra fue valorada por Ivor Bolton, experto en la música del barroco y director musical de esta producción, que la consideró una auténtica joya a la altura de los más grandes títulos de la época. En 2008, de forma casi clandestina y sin apenas repercusión, se hicieron en Dallas (Texas) dos representaciones dirigidas escénicamente por Gustavo Tambascio, quien fuera uno de los grandes directores teatrales dentro de este género, pero su repercusión fue mínima.
El Real se propuso la verdadera recuperación y rescate para estrenar en la primavera de 2020, con Ivor Bolton y la dirección teatral de Marianne Clément que antes hizo lo propio con ‘Platée’, escrita para idéntica boda en su parte celebrada en Versalles. El día del ensayo general se decretó el confinamiento con el cierre de toda clase de locales públicos. El decorado de ‘Aquiles en Esciros’ permaneció montado sobre el escenario durante un trimestre, hasta que se relajó paulatinamente el retorno a parte de los trabajos. Su estreno, por lo tanto, ha debido esperar tres años.
“A punto de ser estrenada en 2020, el confinamiento impidió que llegara al público permaneciendo su decorado instalado varios meses en el escenario del Real”
Los expertos subrayan un elemento fundamental en la obra original en la que brilla no sólo la partitura, sino el libreto escénico. Con un argumento que empieza en un tono equívoco de comedia veneciana y se adentra en el puro barroco. La madre del ‘héroe’ teme que su hijo Aquiles pueda morir en la guerra de Troya e idea una estratagema: hacerle pasar por mujer una vez travestido, dando lugar a un juego equívoco de relaciones de género dentro de una sorprendente ambigüedad formal de los personajes en la que no se sabe bien cuál es su verdadera identidad sexual. Un espectáculo de estas características, como ocurre con las óperas barrocas, requiere la presencia de un sofisticado aparato escénico: Julia Hansenn es la diseñadora de decorados y figurinista, con Matthieu Gilhaumen a cargo de la coreografía.
Y el imprescindible Ivor Bolton, que no sólo dirige la orquesta, reforzada con la Barroca de Sevilla, sino que como es habitual toca en algún momento como solista, con la inclusión de instrumentos poco convencionales. Con la dificultad de este repertorio para contar con contratenores de primer nivel. Entre los nombres protagonistas del reparto, Franco Faggiolo (Aquiles o Pirra), el contratenor Tim Mead (Ulissi), las sopranos Francesca Aspromonte (Deidamia) y Sabina Puértolas (Teageno), y los tenores Krystian Adam(Arcade) y Juan Sancho (Neario), entre otros. En el intervalo entre el frustrado estreno de marzo de 2020 y el día de hoy el Real ha conseguido que entre en la coproducción Theater ander Wien, por lo que próximamente se verá en la ciudad del Danubio. La producción madrileña será grabada por Ópera Visiónpara Ópera Europa y varias plataformas. Además, se organiza un programa de actividades en paralelo que permite desde espacios madrileños el mejor conocimiento de la época barroca en España.
Para el espectador de hoy, este ‘Aquiles en Esciros’ encierra una licencia argumental: la presencia de la propia infanta María Teresa como un personaje más de la historia. Esta obra se puso en escena en 1744 con la idea de entretener a los distinguidos invitados que acudieron a su boda por poderes con el hijo del rey de Francia.