Cultura & Audiovisual / Equipo Lux
A menudo se repite el dato: la mejor audiencia de las segundas TDT corresponde a los ‘western’ de Trece, el canal donde la Conferencia Episcopal es accionista mayoritario. El domingo de la pasada semana tuvo 628.000 espectadores y un 4,29 de ‘share’ con ‘Alaska, tierra del oro’, y 566.000 y un 3,2% logrados por ‘El último pistolero’. A diario la parrilla del canal incluye películas del Oeste, así como títulos españoles de comedia anteriores a la época del destape, con Martínez Soria como referencia, todos ellos ya pasados por ‘Cine de barrio’. Lo mismo que ocurre con las películas del género ‘western’, que han llenado la tarde de varias autonómicas. Películas que se adquieren por lotes a las productoras de Hollywood a precio mucho más bajo que los nuevos títulos que compran TVE, Atresmedia, Mediaset o Forta. La audiencia de Trece, pese a ser significativa, no permite la autosuficiencia económica del canal, y la Conferencia Episcopal debe aportar cada año aproximadamente unos 10 millones de euros para evitar el déficit. Ese dinero, en teoría, sale del superávit de la Conferencia Episcopal.
“La televisión de la Conferencia Episcopal se lleva unos diez millones anuales de la Iglesia para paliar su déficit”
El problema surge cuando el Tribunal de Cuentas pide “mayor transparencia” y la UE prohibe que dinero público financie medios de comunicación privados. La duda está planteada con Trece, que en teoría se alimenta de dinero que llega vía aportación de IRPF en el capítulo dedicado a apoyar a la Iglesia católica. El canal se creó en 2010 y ha venido necesitando distintas inyecciones económicas para paliar su desequilibrio presupuestario. Con el gobierno de Rajoy logró una licencia en el concurso público, ahorrándose el anterior alquiler de frecuencia. Su situación es diferente a la de COPE, que tiene beneficios a cargo de la cuantiosa publicidad. Trece fue un empeño de Monseñor Rouco, reemplazando a las anteriores y fracasadas iniciativas de canales católicos.
Diálogo
Aunque los tiempos no son los mismos. Pese a las tiranteces Iglesia-Gobierno la vía de diálogo está abierta, y desde hace meses un grupo de trabajo participa en la elaboración de un marco de mayor transparencia para evitar fricciones en temas económicos, o económico-sociales como el asunto de las inmatriculaciones hechas a nombre de la institución eclesiástica, sobre la que se está trabajando en una lista. Recientemente se han producido encuentros personales entre el presidente de la Conferencia Episcopal, monseñor Omella, y la vicepresidenta Carmen Calvo con vistas a prevenir roces en temas relacionados con la economía.
Dentro de ese paquete está el tema de Trece, una televisión que viene despertando reticencias en los sectores más progresistas de la Iglesia, y en parte del clero vasco o catalán, por el tono demasiado escorado hacia la derecha de sus contenidos de elaboración propia, que en otras épocas rivalizaban con la antigua Intereconomía o con Telemadrid cuando Esperanza Aguirre presidia la Comunidad, donde se ignoraban los mensajes del ala más moderada del PP para beneficiar a la más radical. Todavía ahora, Trece ataca a diario al ejecutivo PSOE-PP, con tertulianos que tienen de manera permanente en el ojo de mira a Pedro Sánchez y a Pablo Iglesias.
Una interpretación sobre la búsqueda de su autofinanciación pone el acento en una apertura a mayor abanico de audiencia, con subida de ‘share’ incluido, lo que implica pluralismo ideológico donde estén representados más amplios tonos de color y diversificación de opiniones. Esa apertura debería reforzar la imagen pública del canal y atraer a nuevos espectadores, tanto más jóvenes como de ideologías diversas, aunque la identidad católica siga siendo una constante, pero sin dependencias políticas. De momento se produce un juego en el que Trece es capaz de tener una audiencia significativa especialmente con sus comedias españolas y películas del Oeste de otras épocas; pero ha de mejorar su ‘target’ publicitario poniendo el peso en la búsqueda de nuevos perfiles de espectadores, con mayor capacidad de consumo, frente a la franja de más edad que por ahora constituye su base.
“La UE no admite que medios privados sean financiados por dinero público”
Para la Conferencia Episcopal supondría un alivio la mejora en la rentabilidad comercial y los ingresos del canal del que es accionista mayoritario, frente a la difícil justificación de ayudas de unos 10 millones por ejercicio del dinero que recibe por IRPF, que vendría a corresponder a un 4% de la asignación de sus presupuestos. La opinión de varios publicitarios es la de que Trece podría autofinanciarse si aumenta el espectro y la composición de sus espectadores; lo que en paralelo, debería producirse a través de una mejora en su pluralismo e imagen pública. De momento, es un permanente ‘festival del cine del Oeste’ donde emite título tras título en su programación diaria, con datos que no deben ser ignorados, y con una rotunda presencia de la derecha radical en espacios de información y opinión.