Sus Señorías / Luis Carlos Ramírez ■
El mayor éxito socialista de la democracia en 1982 contrasta con un partido que hoy gobierna en precario en otro momento de extrema incertidumbre, para el que Felipe González pide reeditar los Pactos de la Moncloa. No es la senda que parecen seguir Sánchez y Feijóo, cuyo liderazgo del bipartidismo continúa menguando con la obsesión de llegar el primero en la carrera electoral de 2023. Las profundas disensiones entre gobierno y oposición hacen impensable nuevos acuerdos políticos más allá de la inminente reforma del CGPJ. Cuatro décadas después, se ha cumplido la sentencia del histórico Alfonso Guerra de que a España no lo reconocería “ni la madre que la parió”. La oposición presenta seis enmiendas de totalidad a los PGE.
Cuarenta años después del mayor éxito socialista en las elecciones de 1982 – “el triunfo de una generación”, según su principal artífice–, Felipe González pide reeditar los Pactos de la Moncloa para “sacar España adelante”. El expresidente advierte de que estamos en uno de los momentos más complejos e imprevisibles de las últimas décadas, por lo que urge poner en marcha un proyecto que ‘comprometa’ a todos y dar certidumbre a los ciudadanos.
No es ésta la senda que parecen seguir gobierno y oposición, cuyos líderes están más que empeñados por llegar en primera posición en la larga carrera electoral hasta 2023. Sánchez defiende a capa y espada sus presupuestos, para atajar la crisis energética e inflacionaria con los que proteger a la gente de las «recetas neoliberales», de los «recortes y del ‘sálvese quien pueda». El presidente del Gobierno va un poco más allá para justificar los nuevos impuestos a la banca y las energéticas, además de las grandes fortunas, para repartir las cargas y frenar el alza del IPC.
Feijóo censura a su vez lo que califica como “hipotecas generales del Estado” –o cuentas ‘ficticias’– a las que su partido presenta enmienda de totalidad junto a Vox y Ciudadanos. El líder del PP pide al Ejecutivo elaborar unos nuevos PGE que se adapten a las demoledoras previsiones de recorte del PIB por parte de la Airef, FMI o el Banco de España, además de Funcas y BBVA. Sólo si lo hace “podremos volver a hablar”, advierte el presidente popular, en cuyo cara a cara con Sánchez eleva el tono, más allá de preservar el único acuerdo a punto de cerrar para renovar el poder judicial.
Sin margen para los ‘milagros’
Con semejantes discrepancias de forma y fondo no parece que el bipartidismo –que desde 2008 no ha parado de menguar (323 diputados frente a los 209 de hoy)– pueda alumbrar nuevos pactos en otro momento grave e histórico para el país, a los que se puedan sumar el resto de fuerzas parlamentarias. Admoniciones mutuas y lapidarias como “¿usted prefiere la España de octubre de 2017 o la de 2022?” o, “usted ya no cree en España y los españoles no creen en usted”, dejan muy poco margen a los milagros para reeditar acuerdos transcendentales como los de 1977 que lograron ‘salvar’ el país. Aun así, el presidente está convencido de poder superar la “extrema incertidumbre” actual, mientras el jefe de la oposición sólo ve un modo de superarla, “cambiar de Gobierno”. De puertas afuera, los jinetes apocalípticos de la guerra y la muerte continúan galopando junto a la inflación, mientras la Comisión Europea califica de ‘crímenes de guerra’ y ‘actos de terror’ los bombardeos rusos sobre Ucrania.
El Palace y la madre que parió a España
El preludio del gran cambio electoral tras el golpe de Estado del 81 –que a punto estuvo de desbaratar la Transición– tuvo lugar en el cierre de la campaña socialista –en la explanada de la madrileña Ciudad Universitaria– donde se concitaron miles de ciudadanos de toda clase, edad y condición.
Mucho ha cambiado el viejo PSOE desde la ‘foto del Palace’ con aquel triunfo histórico cuatro décadas atrás en el que el socialismo post democrático obtuvo la mayor victoria de la democracia (202 diputados), como reflejo de la esperanza y movilización ciudadana para cerrar las puertas a la involución. La credibilidad y el poder de transformación legislativa, en infraestructuras y el acervo social de los primeros gobiernos de Felipe González, se identifican con la frase “a España no la va a conocer ni la madre que la parió”, proferida por el poderoso vicepresidente Alfonso Guerra, que consiguió cambiar un país autárquico, sin apenas derechos y una economía aún por desarrollar. Lo que diez años después conseguiría asombrar a Europa –con una gran exposición internacional, las primeras autovías y trenes de alta velocidad–, comenzó a chirriar en el ámbito político en los 90, tras la ruptura del tándem González-Guerra que acabó saltando por los aires y el declinar del socialismo en las elecciones de 1996.
A vueltas con el CIS
Cuarenta años después, la familia socialista anda más que revuelta y preocupada a pesar de detentar el poder, no sólo en La Moncloa, sino en feudos territoriales como Valencia Extremadura, Castilla-La Mancha, Asturias, La Rioja, Baleares, Canarias o Navarra. Con la mayoría de las encuestas en retroceso –salvo el CIS– el presidente Sánchez resiste en la Moncloa con el tercer peor resultado de la historia socialista (120 diputados frente a los 110 de Rubalcaba), sostenido por un partido bicéfalo comandado por las ministras Díaz y Belarra que se encargan de escorar a la izquierda el primer gobierno de coalición. Frente a los sondeos que vaticinan el ascenso de Feijóo, el CIS de Tezanos sitúa al PSOE como primera fuerza (32,7%) por encima del PP (28,7%). Tanto Podemos como Vox y ERC continúan a la baja con el 12,7%, 8,8% y 2,1%, respectivamente, y la desaparición de Cs. Yolanda Díaz encabeza la valoración de líderes, delante Sánchez y Núñez Feijóo. Las preocupaciones ciudadanas incluyen la guerra de Ucrania, la economía, el paro y los ‘problemas políticos’.
Lapidario
“Debemos ayudar a hogares y empresas a afrontar los próximos dos o tres inviernos”
Frans Timmermans. Vicepresidente de la Comisión Europea
Nombres Propios
Inmovilismo de Calviño

La ministra de Economía no se da por aludida por el aluvión de recortes a sus previsiones de PIB (2,1%) anunciadas por OCDE (1,5%), FMI (1.2%), Banco de España (1,4%), Airef (1,5%) e incluso BBVA (1%) y Funcas que lo sitúa en apenas un 0,7%. La Autoridad Fiscal Independiente ve los presupuestos “viciados», con ingresos poco realistas y la economía en franca desaceleración. El BdE advierte que la mayor recaudación se convierta en gasto estructural. A Calviño le parece «normal» la contracción en un contexto de incertidumbre, en el que no se sabe lo que va a suceder salvo que España ‘seguirá creciendo’. La vicepresidenta ya es el mejor ariete de Sánchez contra la oposición a la que replica jaleada por la bancada socialista.
Debate presupuestario

El Gobierno está convencido de que los PGE de 2023 saldrán adelante con el mismo respaldo que en años anteriores, pese a las enmiendas de totalidad presentadas por PP, VOX, Cs, Junts, CUP y Foro Asturias que los consideran electoralistas y difíciles de cumplir. El visto bueno del Ejecutivo a las demandas de los grupos minoritarios como Coalición Canaria, Compromís y Teruel Existe se suma al apoyo crítico de PNV, ERC y EH Bildu que instan a Sánchez a no dar la legislatura por amortizada mientras le emplazan a “cumplir lo incumplido” y “mejorar lo prometido”. La formación republicana mantiene la exigencia de avanzar en la mesa de diálogo y la desjudicialización del conflicto catalán.