Crónica económica / José García Abad ■
Carlos Sánchez reiteró su autodefinición de tecnócrata del periodismo en la recepción del Premio Rosa del Río al periodismo económico, bien merecido, que concede la Asociación de Periodistas Europeos. “He acabado siendo una especie de tecnócrata del periodismo económico”, concluía Sánchez en su web de ‘El Confidencial’, donde trabaja. Y en su discurso de recepción del Premio Rosa del Río se extendió en ello.
“Tecnócrata del periodismo” incluye, por tanto, al menos tres elementos cruciales: difusión de información (comunicación), rigor técnico e independencia”
“Suelo escribir –comentó Sánchez– sobre la masa monetaria, el PIB, la deflactación de la tarifa del impuesto sobre la renta, la productividad y hasta de las cláusulas de revisión salarial. A veces, incluso, he escrito sobre la histéresis, que es uno de esos conceptos que los economistas han robado a los biólogos y a los físicos”.
El gobernador del Banco de España, Pablo Hernández de Cos, que nos honró con su presencia en la ceremonia que lleva el nombre de quien dirigió magistralmente este periódico durante muchos años, aprovechó la oportunidad para denominarse a si mismo tecnócrata, en el mejor sentido de la palabra, pues hay otras connotaciones peligrosas.
“Ser un tecnócrata es una especie de obligación»
“Como podrán imaginar –confesó Hernández de Cos–, esta descripción me parece particularmente interesante, dado que vengo de una institución en la que ser un tecnócrata es una especie de obligación, al menos si aceptamos la definición de “tecnócrata” del diccionario de la RAE: “Profesional especializado en alguna materia económica o administrativa que, en el desempeño de un cargo público, aplica medidas eficaces que persiguen el bienestar social al margen de consideraciones ideológicas”.
“Tecnócrata del periodismo” incluye, por tanto, al menos tres elementos cruciales: difusión de información (comunicación), rigor técnico e independencia. Y creo que estas características y esta descripción son particularmente adecuadas para el caso de Carlos Sánchez”.
Seguro que Hernández de Cos admite que lo tecnocrático, especialmente en un gobernador del Banco de España, puede llevar a la evasión, a cierta insensibilidad sobre los problemas reales de la ciudadanía, justamente a no aplicarse a adoptar “medidas eficaces que persiguen el bienestar social al margen de consideraciones ideológicas”, tal como reza la definición de la Real Academia Española.
En lo que al periodismo se refiere, opino que la tentación tecnocrática que ha llevado a la Asociación de la Prensa a abrir un debate sobre si es obligatorio ser universitario para ejercer esta profesión, no es la deficiencia más importante del ejercicio de nuestra profesión, aunque sí es cierto el déficit formativo que padecemos.
“El propio Carlos Sánchez reconoció que no es lo tecnocrático lo que predomina, señalando en alguno de sus artículos la “nimiedad que abre periódicos” y la falta de independencia y la ausencia de un comportamiento ético”
Proliferan los premios que indican nuestra deficiencia formativa
Resulta ilustrativo señalar que la mejora de la formación, junto a la ética y la independencia, representan la base e la actuación de la Asociación de Periodistas Económico (APIE), tal como señaló su presidente, Jorge Zuloaga, en la ceremonia de entrega de los Premios Tintero, dedicado a los que facilitan nuestra tarea, y Secante, a quienes la dificultan con su opacidad.
Quiero señalar al respecto que los periodistas debemos exigirnos mejorar nuestra información al mismo tiempo que exigimos transparencia a los empresarios, denunciando como hiciera el presidente de la APIE en la entrega de los aludidos premios que casi la mitad de los empresarios del Ibex ni siquiera se someten a una rueda de prensa al año.
Resulta también significativa la proliferación de premios al periodismo económico concedidos por distintas entidades, como los de la APIE, el “Rosa del Río” de la Asociación de Periodistas Europeos, y el de la Comisión Nacional del Mercado de Valores. En todos ellos se premia la formación, la ética y la independencia. Parece claro que los fallos en esta trinidad de valores son evidentes.
El propio Carlos Sánchez reconoció que no es lo tecnocrático lo que predomina, señalando en alguno de sus artículos la “nimiedad que abre periódicos” y la falta de independencia y la ausencia de un comportamiento ético.