Hace unos días se celebraba la Asamblea General de la Asociación de Navieros Españoles (ANAVE), y su presidente, Vicente Boluda, estaba muy reivindicativo. “España necesita una política nacional de marina mercante. Nuestro sector no es solo un negocio, sino un socio estratégico imprescindible para el crecimiento económico y para lograr la independencia energética”, señalaba. Al tiempo reflexionaba sobre que “debemos formularnos como reto aumentar progresivamente la cuota de cobertura del comercio marítimo español, y reconducir el importantísimo déficit de la Balanza de Fletes marítimos”. Para ello, España debería desarrollar un conjunto de reformas estructurales que potencien el crecimiento de un sector naviero nacional fuerte y competitivo. Es más, el presidente de ANAVE propuso la creación de un Ministerio del Mar, con competencias sobre todas las actividades marítimas, “o al menos una Secretaría de Estado de Transporte Marítimo, que gestione y unifique todos los asuntos relacionados con nuestro sector”. Por pedir que no quede.