La sede del Parlamento Europeo se reparte entre Bruselas y Estrasburgo. Ambas ciudades están a unos 100 km. de distancia. Pues bien, la aerolínea Lufthansa fleta un avión para cubrirla por un coste de 1.080 euros por billete/diputado que claro está, no pagan ellos. Hay alternativas como el coche o el ferrocarril, sobre todo este último que no contamina nada. Y es que, además del elevado coste que supone el viaje en avión, en un escenario de estrecheces económicas y de la necesidad de apretarse el cinturón, está la lucha contra el cambio climático que tiene como abanderada a la mismísima Comisión Europea. Ni que decir tiene que es bastante bochornoso el despilfarro económico de los ‘señores parlamentarios’.