Es lo que ocurre en Castilla-La Mancha y lo que el Gobierno de García-Page está intentando arreglar. El protocolo para convocar a los mayores de 80 años es que los centros de salud de referencia les llaman a sus domicilios, con el fin de concertar una cita para que acudan a vacunarse. Pero el protocolo no tiene en cuenta las importantes dificultades que implican los largos desplazamientos para personas que suelen vivir en pequeños pueblos, cuyo nivel de ingresos no es muy elevado lo que dificulta aún más ese desplazamiento. La Junta, que solo recurre a las unidades móviles para atender a mayores con un muy alto grado de dependencia, estudia ahora cómo solucionar este problema que entorpece la campaña de vacunación.