El pequeño rifirrafe tuvo lugar el pasado 25 de mayo en un coloquio celebrado en la Universidad Carlos III, sin prensa. Se dio la circunstancia de que los presidentes de ambas Castillas, una separada por una y griega y la otra por un guión, el socialista Emiliano García Page de Castilla-La Mancha, y Alfonso Mañueco, del PP, presidente de Castilla y León formaron un frente unido contra el eurodiputado por Ciudadanos, el vallisoletano Luis Garicano.
Resaltaron Page y Mañueco que son las comunidades autónomas, que gestionaran más de la mitad de los fondos europeos, las que mejor lo están haciendo, mejor que el gobierno de la nación, al tiempo que Page atacaba en critica feroz a la burocracia europea.
Sostuvo Page que el Estado se ha descentralizado hasta tal nivel que ahora apenas tiene aparatos para gastar. “Hubo – afirmó– tentación en algunos ministerios que inicialmente dijeron: “Esto lo gastamos nosotros a través de institutos nacionales y demás” pero al final han tenido que rebobinar dejando que lo hagamos mayormente las comunidades autónomas”.
El presidente de Castilla-La Mancha atacó duramente a la burocracia europea calificándola de excesiva y brutal. “Yo tenía la esperanza de que con la Unión Europea se iba a cambiar el modelo de la administración pública en España pero de eso nada, la Comisión Europea es un mal ejemplo. Tiene una masa enorme de funcionarios que lo único que hacen es exigir más de lo preciso. No te permiten moverte ni un milímetro. Son inflexibles hasta el extremo de que hemos tenido que devolver dinero por ridículas objeciones en la liquidación. La mitad de la Comisión Europea se dedica a asfixiarnos con controles absurdos”.
A lo que Garicano replicó con cifras. “Dices Emiliano que la Comisión tiene demasiados funcionarios. Pues mira, cuenta con 32.000 empleados, cuando, por ejemplo la Comunidad de Madrid cuenta con 150.000 y la tuya, Castilla-La Mancha, con 73.000”.
García Page saltó como un resorte: “Oye Luis: no confundas los burócratas de Bruselas con nuestros funcionarios, mayormente médicos, enfermeras, docentes y demás servidores públicos. La Comisión Europea es un caso rarísimo en el mundo. Gestiona sólo el uno por ciento del PIB de la Unión. Demasiado aparato para el dinero que mueve”.