La Fundación Renovables anda con la mosca detrás de la oreja en el reparto de los fondos europeos. Creen en el ‘think tank’ del sector los mal llamados gases renovables están moviendo ficha y presionando para llevarse su parte, escudándose en las mediciones de emisiones neutras y evidenciando que una ausencia de criterios de selección puede provocar que los fondos acaben en proyectos megalíticos de las grandes corporaciones. Explican que esto supondría un lastre para los pequeños y nuevos actores ante la disparidad en la capacidad de financiación y la no existencia de alternativas, tanto de presente como de futuro. Y por si el Gobierno no cae en esas alternativas, le ofrece unas iniciativas modelo para identificar la correcta elegibilidad de los proyectos presentados para que, además, sean propuestas factibles de replicación.