Lo ha denunciado el Consejo de la Juventud de España (CJE), una plataforma transversal con los partidos y un tanto difusa compuesta por más de 60 entidades juveniles creada por ley en 1983: que el Parlamento ha recurrido a la prestidigitación en los Presupuestos para exagerar las ayudas a la juventud. Parecen seguir el consejo de un auditor que ordenaba a sus empleados: “Hay que torturar los números hasta que canten lo que queremos”.
Y el Gobierno los ha torturado para cantar que los jóvenes recibirán una barbaridad de dinero. Es verdad, pero no toda la verdad, que es que se desplaza a la Unión Europea la mayor parte de estos fondos, pero en lo que se refiere a las opciones de los PGE propiamente dichos que refleja sus prioridades, lo que se dedica a cañones y a mantequilla, según la vieja expresión, sólo se dedica a la juventud un miserable 1%.
El Consejo de la Juventud de España dará la vara sobre este asunto alertando del espejismo de que el aumento en un 85% de la inversión en materias relacionadas con la juventud respecto a los PGE del año anterior y que se destine el 20% de los Fondos de Recuperación a cuestiones que afectan a la juventud esconden una realidad preocupante para la estabilidad de las políticas de juventud.
En primer lugar –precisan–, el aumento en 5.760 millones de euros del presupuesto en políticas de juventud se debe, en un 80%, a las aportaciones de los Fondos de Recuperación recibidos de la Unión Europea. Por tanto, respecto a 2021, la subida estructural, proveniente de los ingresos recurrentes del Estado, no ha superado el punto porcentual. El porcentaje destinado a juventud respecto del global de los PGE ha pasado tan sólo del 6,8% al 7,7%, en unos Presupuestos en los que, según el Gobierno, “la gente joven es protagonista”.