La implantó en febrero pasado, antes de que se produjera el confinamiento por la pandemia. La tasa de residuos está generando un tremendo malestar entre los vecinos de la ciudad, sobre todo entre los comerciantes. En el Ayuntamiento de Barcelona no dejan de recibir protestas por todos los canales de comunicación posibles y son los dueños de los pequeños negocios los que están más enfadados. Aseguran que la tasa se suma a la ya elevada presión fiscal que padecen y que les está ahogando, dadas las circunstancias. Además, explican que pueden estar ante una doble tributación, porque ya existe una tasa similar que se paga a través del Área Metropolitana de Barcelona.