La Semana Santa ha representado un vía crucis para Almería, empeñada en una batalla contra Granada por la predilección que ven los almerienses de la presidenta del Administrador de Infraestructuras Ferroviarias (Adif), María Luisa Domínguez, en favor de la ciudad nazarí en el proyectado AVE que unirá a ambas localidades andaluzas.
Hay que reconocer que Almería es una de las ciudades españolas peor comunicadas, lo que, cuando llegan vacaciones como las de la Semana Santa, se hace especialmente penoso. Aun cuando, por ejemplo, ir en tren desde Madrid a Almería cuesta casi siete horas, en esta Semana Santa la demanda superó con mucho a la oferta de Renfe.
Mientras que en Granada corrió el champán por el Darro y el Genil, en Almería se calaban el cilicio por la supuesta marginación sufrida y el coordinador y portavoz de la Mesa en Defensa del Ferrocarril de la provincia de Almería, José Carlos Tejada, consideraba “inaceptable” que, por segunda vez consecutiva, el estudio funcional del tramo Almería-Granada, del Corredor Mediterráneo de alta velocidad, se presente en la capital nazarí, donde la presidenta de Adif, María Luisa Domínguez, anunció que el proyecto inicial del AVE de servicios completos, de viajeros y mercancías Granada-Almería, integrado en el Corredor Mediterráneo, se va a modificar adaptando el ancho de vía internacional y electrificando debidamente, como corresponde a las vías de alta velocidad. Esta mejora sobre lo inicialmente previsto representará una inversión de 615 millones de euros.