La elección de la planta española de Almussafes (Valencia), en vez de la alemana de Saarlouis para convertirse en la fabricante de los coches eléctricos de Europa, ha levantado ampollas en Alemania. En concreto, las declaraciones de Stuart Rowley el jefe para Europa de Ford al periódico Handelsblatt: “Valencia ofrece mejores perspectivas para el futuro, especialmente desde el punto de vista financiero”, además, “la planta de automóviles en España obtuvo mejores resultados en términos de costos de materiales y la base de proveedores”. Lo mismo ocurre con el nivel salarial, que es más bajo en Valencia que en Saarlouis, asegura el rotativo germano. Y estas palabras han puesto en pie de guerra al gobierno del Estado de Saarland (donde se encuentra la planta Saarlouis) que ha calificado la decisión de “farsa” y trata de descalificar a la planta valenciana con ayuda de la mismísima primera ministra Anke Rehlinger y el ministro de Economía Jürgen Barke que señalan que la plantilla de Almussafes “está en mal estado”. A esto hay que añadir lo dicho por el presidente del comité de empresa, Markus Thal: “Esto no es un funeral, es una declaración de guerra”.